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Ingenio de cubanos acompaña venta de alimentos

El ingenio de los cubanos exhibe hoy nuevas dosis de humor al denominar muchos establecimientos dedicados a la elaboración y venta de alimentos como parte de las actividades del trabajo por cuenta propia.

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Este artículo es de hace 12 años

El ingenio de los cubanos exhibe hoy nuevas dosis de humor al denominar muchos establecimientos dedicados a la elaboración y venta de alimentos como parte de las actividades del trabajo por cuenta propia. Un recorrido por varios lugares de esta capital permite comprobar al caminante la sutileza, el doble sentido, la gracia y las insinuaciones en los nombres de cafeterías, restaurantes y pizzerías. Para muchos, encontrar el Punto G puede ser tarea de infinitos sudores y escasos resultados, pero en la intersección de la calle 17 y la Avenida de los Presidentes, en el barrio El Vedado, se halla un bar llamado de esa manera. Quizás, sus dueños escogieron la denominación por una de las vías referidas, conocida también por tal letra, que abre el vocablo gastar, muy recurrente cuando se acompaña de la palabra dinero tras consumir cualquier trago. No muy lejos de ese sitio, está la pizzería Los Bambinos en abierta alusión a la cultura de Italia y los muchachos que brindan servicios con una destreza y camaradería demandadas en espacios similares. Por los nombres o alias de sus patrocinadores, existen Los Pepes, Doña Carmelina y Alicia, la Casa de Abdiel y el Sabor de Emelina, entre otros, para saciar los deseos de batidos, panes con disímiles ingredientes, refrescos y dulces. Otros ingeniosos bautizaron a sus centros con fragmentos de reconocidas canciones, frases populares y hasta declaraciones de cariño o despecho al estilo de Échale salsita, Rincón del Amor y El olvido. El atrevimiento y la connotación en el barrio tampoco faltó a la hora de poner nombres y en una calle del municipio de 10 de Octubre  funciona La Locura, una cafetería especializada en "loco pan", oferta a base de jamón, queso y vegetales con el universal alimento. Sin embargo, Roberto Préstamo, quien desconoce el significado de su apellido en los negocios, no es tan poco cuerdo como lo pintan sus vecinos y amigos a la hora de hacer gestiones y satisfacer a los clientes. Muy cerca de ese lugar está 555 y a juzgar por los precios el menos suspicaz se da cuenta de que no presencia un bonito número, simplemente asiste al desembolso monetario de una cifra múltiplo de cinco, pero con el placer de saborear una de las mejores malteadas de La Habana. Fuente: Prensa Latina

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