APP GRATIS

"Esto lo trajo mi bisabuelo de Cuba"

La Perla de las Antillas está presente en el corazón de La Palma. Los lazos se anudaron hace siglos y, desde entonces, han sido estrechados generación tras generación. Una exposición muestra 200 útiles traídos de la isla caribeña que forman parte de la herencia de Cuba.

 ©

Este artículo es de hace 12 años

La Perla de las Antillas está presente en el corazón de La Palma. Los lazos se anudaron hace siglos y, desde entonces, han sido estrechados generación tras generación. Una exposición muestra 200 útiles traídos de la isla caribeña que forman parte de la herencia de Cuba. La huella de Cuba en La Palma, lejos de diluirse con el paso del tiempo, se ha mantenido con vigor gracias a los recuerdos, las relaciones afectivas y los enseres que trajeron los emigrantes. El tornaviaje de los palmeros que viajaron en su momento a la Gran Antilla en busca de un mejor porvenir «incorporó a la vida cotidiana de las familias canarias los más variopintos útiles», explica la investigadora María Victoria Hernández. Una parte de ese legado se exhibe hasta el próximo sábado en la Sociedad Velia de La Laguna (Los Llanos de Aridane), entre las 19.00 y 21.00 horas, en el marco de una exposición titulada Cuba, la Linda, organizada por el grupo etnográfico Baile Bueno con la colaboración de la citada entidad, el Ayuntamiento de Los Llanos de Aridane y la Consejería de Artesanía del Cabildo Insular. La muestra, comisariada por Marcelino Rodríguez Ramírez y María Victoria Hernández, contempla «un total de 200 útiles traídos desde Cuba que hoy forman parte de la herencia de la Perla de las Antillas en La Palma», explican los responsables de la exposición. Las piezas, en su mayoría, pertenecen al grupo etnográfico Baile Bueno. Este colectivo lleva años recopilando parte del referido patrimonio. También han sido cedidas por descendientes de los aludidos emigrantes. «Las bodegas de los veleros La Bella Engracia, La Fama de Canarias o La Verdad, salidos de los astilleros insulares, o los trasatlánticos Alfonso XII, Raimunda, Conde Wifredo o Pío IX», apuntan los comisarios de la exposición, «llegaron a puerto repletas de muchos objetos que escaseaban o eran desconocidos en La Palma». Hoy en día, añaden, «forman parte del recuerdo, cuidadosamente conservados por generaciones actuales». Su origen, subraya María Victoria Hernández, «continúa vivo en la memoria de sus poseedores, quienes, cuando se les pregunta por una caja de cedro o una sillita de comedor, siguen respondiendo automáticamente la ya tradicional frase “Esto lo trajo mi bisabuelo de Cuba”». Destacan, entre otros objetos y utensilios, unas tenazas, calentadas en agua hirviendo, para marcar tirabuzones en el pelo; unas guayaberas de algodón; el cinturón reforzado para transportar los centenes de oro; las tarjetas conmemorativas del bautizo de los palmeros-cubanos; el reloj de pared o los apreciados Cuervo y Sobrino de bolsillo, casa fundada en La Habana en 1882; una curiosa y elegante sillita para dar de comer a los niños; los baúles de cedro dotados del escanillo o cajoncillo secreto para ocultar las joyas y el oro en el viaje de retorno. «Otro aspecto primordial en la vida cotidiana palmera influenciada por el ciclo migratorio caribeño recogido por esta exposición», resalta Hernández, «lo protagoniza la flora tropical incorporada a la Isla: el laurel de Indias, que hermoseó tantas plazas y parques; la cubalonga, de la que existe la creencia de que portar una semilla permanentemente evita los dolores y el cubano, árbol de jardín». De los productos de la huerta venidos de la Gran Antilla, añade, «no es difícil ver cultivados en los campos palmeros los hermosos boniatos bejucos, las judías negras o el tabaco». Los documentos, abunda, «son también parte importante de ese devenir entre las dos orillas». La exposición muestra «pasaportes, pasajes, recibos de pago de los socios de la Asociación Canaria de Beneficencia, Instrucción y Recreo de La Habana, algunos ejemplares de la revista Islas Canarias, fotografías familiares y una curiosa colección de postales con vistas de Zaza del Medio del fotógrafo aridanense y más tarde librero Dionisio Castro Carmona (1896-1978), emigrante en los años 20 del siglo pasado».   Fuente: Canarias7.es

¿Qué opinas?

COMENTAR

Archivado en:


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689