El fallecimiento de Betty Fox es una sensible pérdida para todas las
personas que luchan contra el cáncer, afirmó hoy la doctora Teresa
Romero, del comité prganizador de la Carrera Terry Fox en Cuba.
Betty fue una luchadora incansable contra ese flagelo y a su dolor por
la pérdida del hijo unió un gran esfuerzo personal para que el ejemplo
de Terry fuera una llama perennemente encendida, subrayó Romero, también
jefa de la sección de Control de Cáncer de Ministerio de Salud cubano
(Minsap).
La madre de Terry Fox, uno de los mayores íconos canadienses en la
batalla contra esa enfermedad, murió este viernes a los 70 años de edad,
en un centro sanitario de Chilliwack, en la Columbia Británica.
Durante la celebración de la Carrera Terry Fox en el 2010, Betty, su
esposo Rolland Fox y su hija Judith Fox-Alder, presidenta de la
Fundación que lleva el mismo nombre de su hermano, visitaron a Cuba y
comprobaron el respeto y admiración que siente el pueblo cubano por su
hijo.
Organizado por el Instituto Cubano de deporte (Inder) y auspiciado por
el Minsap, la Embajada de Canadá en Cuba y el Ministerio de Relaciones
Exteriores de la isla (Minrex), el Maratón de la Esperanza, como también
se le conoce, se realiza anualmente desde 1998 y se caracteriza por su
solidaridad humana y voluntad participativa.
Las donaciones, que de manera libre y espontánea realizan los
participantes, se dedican a desarrollar ocho investigaciones en el
Instituto Cubano de Oncología y Radiobiología.
Cuba es la segunda nación, después de Canadá, en concentrar la mayor
cantidad de personas en el planeta para intervenir en la Carrera Terry
Fox que se celebra en los 169 municipios del país, comunidades rurales y
montañosas.
Terry, a quien sus compatriotas le reconocen como uno de los héroes
nacionales, sufrió la amputación de su pierna derecha seis pulgadas por
encima de la rodilla, a los 18 años de edad, y con una prótesis corrió
42 kilómetros diarios durante 143 jornadas, para recolectar fondos que
ayudaran a financiar las investigaciones sobre esa terrible enfermedad.
Falleció a los 22 años, cuando ya la enfermedad había minado sus pulmones.
Betty luchó por mostrarnos una luz de esperanza, un legado de
incalculable valor para que el ejemplo de su hijo permanezca latente y
siga siendo un paradigma en la lucha contra el cáncer, sentenció Romero.
Fuente: Prensa Latina
¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:
editores@cibercuba.com
+1 786 3965 689