Cuatro premios, todos de idéntica jerarquía, fueron entregados en la Bienal de la Vasija 2011, inaugurada ayer en el Centro Hispanoamericano de Cultura, en esta capital. Uno de estos premios recayó en José Manuel Fors, por su pieza Jardín, muy lograda invención plástica, conseguida a partir de fragmentos cerámicos reciclados, una posibilidad para creadores que —sin ser ceramistas— enriquecen esa práctica con talento y audacia. Otro distinguido resultó Jorge Jacas, con Paso a tres, conjunto de vasijas anticonvencionales que, gracias al manejo de los volúmenes y el logro de sus cuidadas superficies, se convierten en verdaderas esculturas de sublimadas referencias sensuales. Ángel Rogelio Oliva fue también premiado por la totalidad de obras de su envío, que cubre las categorías de vasija independiente e instalación con vasijas, las cuales dan lecciones de eficacia plástica, impacto visual y dominio técnico. En Teresa Sánchez recayó el cuarto de esos lauros, por su pieza Cornucopia, excelente ejemplo del orgánico desarrollo de un volumen matizado por el sentido polisémico del mensaje, logrado con absoluto dominio formal y poder de síntesis, atributo indispensable del arte. Alejandro G. Alonso, director del Museo de la Cerámica Contemporánea Cubana y presidente del jurado, informó que el premio Ópera Prima fue otorgado a Luis Manuel Moya Sabatés, por su obra Uno, debido al aprovechamiento de un principio de sencillez elemental y conseguido planteamiento volumétrico. Carlos Manuel Puyalena recibió un Premio Especial por Conjunto neoflorentino, gracias al cultivo de una técnica tradicional como la mayólica, a través de realizaciones de calidad, y el que confiere la Fundación Igneri, la cual propicia la Trienal Internacional Elit-Tile, en República Dominicana. A esa cita de los ceramistas acuden también otros 30 trabajos, seleccionados por el jurado de la Bienal. Fuente: Granma
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