La esencial condición caribeña de Gabriel García Márquez fue reconocida aquí durante la jornada de este martes en la Fiesta del Fuego, consagrada a rendir homenaje al autor de Cien años de soledad. Académicos e intelectuales de varios países, convocados por la Asociación de Intercambio Cultural José María Heredia y el Comité Internacional para los Festivales del Caribe, coincidieron en valorar la intrínseca vinculación entre el escenario donde nació y creció el hijo más ilustre de Aracataca y el perfil de su trascendente obra narrativa. Patricia Taboda, escultora y pintora colombiana, expone su obra en el homenaje de los artistas plásticos colombianos al escritor Gabriel García Márquez, en el Teatro Heredia, de Santiago de Cuba. El doctor Gustavo Adolfo Bell Lemus, embajador de Colombia en La Habana, recordó las declaraciones del propio García Márquez cuando dijo que en el único lugar donde no se sentía extranjero era en el ámbito del Caribe. De manera particular, el diplomático abordó facetas de las convicciones políticas de Gabo al evocar los casi seis lustros que median de su discurso en Estocolmo al recibir el Premio Nobel, en 1982. En aquella oportunidad, con un lenguaje distante de los tópicos panfletarios, el autor de El otoño del patriarca expresó su confianza en que América Latina tuviera una segunda y definitiva oportunidad sobre la tierra. Sus imágenes de entonces, según apuntó Bell Lemus, no solo tienen vigencia, sino resultan pertinentes en medio de los procesos políticos que vive la región, que contrastan con la subestimación con que los centros hegemónicos del poder suelen mirar a los pueblos de América Latina y el Caribe. En el teatro Heredia, sede de la jornada, quedó abierta una exposición de tres artistas colombianos, Verónica Muñoz, Nicole Taboada y Hernán Vergara sobre temas garciamarquianos. Vergara, relacionado de vieja data con las primicias editoriales de Gabo, ofreció, además, un emotivo testimonio de los días costeños del novelista y de su pasión por las artes plásticas. Fuente: Granma
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