Una nueva película asoma al panorama cinematográfico cubano: Irremediablemente juntos, y nos llega de manos de Jorge Luis Sánchez, el director que debutó en el largo de ficción con El Benny, un acercamiento a la vida del Bárbaro del Ritmo. En esta ocasión el realizador vuelve a apostar por una cinta donde las canciones y los bailes coreográficos serán una parte considerable de la trama. Solo que esta vez el desafío es mayor, puesto que al adaptar el musical Pogolotti-Miramar, concebido por el dramaturgo Alexis Vázquez, la película incursionará en un género poco transitado en la filmografía nacional, a pesar de nuestro rítmico acervo cultural. Asegura Jorge Luis que nunca había pensado en emprender un proyecto como este, donde tuviera que partir de la adaptación de una pieza de teatro. «Cuando Alexis me llamó para trasladar su obra a la pantalla grande, me sentí muy cómodo porque me brindó la mayor libertad para adecuar el guion, y enriquecerlo a través de un lenguaje obviamente diferente. Es por eso que aunque se mantiene la condición de la obra original como un musical, escogimos una sonoridad diferente, donde se interpretan otros temas, otros arreglos, y se ponen en práctica conceptos artísticos diferentes». Frente a un proyecto que incluye 31 números musicales, 27 cantantes, 12 coreografías y cien bailarines, salta a la vista la nómina de los músicos que compusieron las canciones: Tony Ávila, Eduardo Ramos, Alfredo Felipe, Silvio Alejandro, Pedro Beritán, Nelson Valdés, Fidel Díaz, Fernando Bécquer, Maristania Estévez y Juan Manuel Ceruto, quien corre a cargo de la dirección general de la música. Tal conjunción de jóvenes, a quienes se acude en menor grado para semejantes encargos, no fue obra de la casualidad ni mucho menos, sino de un criterio extrartístico asumido por el que fuera el primer presidente de la Muestra de Jóvenes Realizadores. Para Jorge Luis el principio era clave y claro: llamar a personas desconocidas, un adjetivo que no necesariamente va acompañado de incompetencia. «Nos parecía importante hacerlo así, en tanto este es el país de la música; y así fue que decidimos contactar con estos compositores, casi todos provenientes de la trova. En su mayoría son creadores que escriben de una manera que se relaciona mucho con nuestra película, y a su vez son personas de gran ingenio, aunque por una razón u otra no han logrado establecerse». Siguiendo esa misma directriz, inclusiva y rigurosa al mismo tiempo, Ceruto se lanzó en la búsqueda de las voces que reemplazarían la de aquellos actores faltos de la proyección vocal necesaria para defender su personaje. Igualmente fueron seleccionados nombres desconocidos, cuyas voces guardan grandes similitudes con las reales de los actores. Otro casting exhaustivo y con un personal muy especial, fue el que llevó a cabo el bailarín y coreógrafo Isidro Rolando, quien al igual que Ceruto formó parte del equipo de dirección de El Benny. El fundador de la compañía Danza Contemporánea de Cuba y premio nacional de Danza para esta nueva experiencia tuvo que cambiar completamente su perspectiva. «Si Irremediablemente juntos iba a ser totalmente un musical, entonces tendría que ser, eso sí, un musical bien nuestro. Siempre digo que mis maestros fueron indirectamente Gene Kelly y Fred Astaire, y esa podría ser mi idea primera del género; por eso tuve que cambiar todo mi criterio para hacer otras cosas que tuvieran que ver con los intereses de esta película, adaptándola a las necesidades que tenían las obras musicales, la historia, y a nuestra propia manera de ser». El trabajo fotográfico también constituyó un aspecto que el experimentado José Manuel Riera diseñó para que se amoldara a la atmósfera que en cada locación se quería conseguir, para que cada lugar tuviera, como le gusta decir, su propia personalidad. «Se trata de una película de contrastes. Desde el punto de vista geográfico, los personajes salen de Pogolotti y llegan hasta Miramar; la historia se acerca a distintos estratos de la sociedad, y además se confrontan dos razas. Por eso la fotografía también sigue estos contrastes, poniendo para cada extremo una visión muy particular». La película, que se desplazó por numerosas locaciones (Barriada de Pogolotti, Barrio Chino, Casino Deportivo, Cementerio de Colón, Escuela Nacional de Arte, Sala Polivalente Ramón Fonst, Paseo del Prado, Universidad de La Habana, Manzana de Gómez, y Hotel Panorama, entre otras) presentó una complejidad más para Riera, quien cuenta en su carrera profesional con más de 180 títulos. «Lo que más me costó fue el cambio de soporte al filmarse en digital mientras que El Benny la habíamos rodado en 35 mm, un formato al que yo estaba acostumbrado a trabajar. Este cambio supuso tener que aprender a hablar otro idioma totalmente distinto al celuloide. Por lo demás, utilizamos multicámaras, trípode, o cámara en mano, en fin, todo lo que cada escena necesitaba». Paréntesis para los protagonistas Desde el cartel promocional dos rostros jóvenes se declaran los protagonistas de Irremediablemente juntos: Orián Suárez y Ariadna Núñez. Ambos son los responsables de encarnar a Liz y Alexander, dos personas que se amarán a pesar de los prejuicios de sus familiares, dejándonos al descubierto los conflictos pasados y presentes de dos familias cubanas, que no pocas semejanzas han de guardar con las que habitan nuestros barrios hoy. Al reto de enfrentar su primer papel principal en la gran pantalla cubana, estos dos jóvenes tuvieron que sumar una ardua preparación para vencer la doble exigencia de bailar y entonar. Graduada de la Escuela Nacional de Arte, Ariadna, quien pertenece a la Compañía de Teatro El Público, ya había participado en la gustada serie televisiva Mucho ruido, así como en el más reciente filme de Gerardo Chijona, Boleto al Paraíso. Pero cuando supo que finalmente la habían aceptado para este papel se sintió doblemente favorecida, puesto que uniría a la actuación su pasión por el canto. «A mí me gusta mucho la música. De hecho llegué a la actuación por mi interés por aquella; lo que pasa es que nunca había tenido la posibilidad de estudiarla, y ahora tuve el privilegio, gracias a Jorge Luis y a Ceruto, de poderme realizar en esta área. Sin embargo, las clases de danza que empezamos primero, realmente me resultaron bastante complicadas, pues desarrollar estas habilidades requiere de grandes esfuerzos y de profesores como Tamara Villarreal, del Ballet Nacional de Cuba». Orián tampoco presume de sus destrezas iniciales para el baile, por lo que agradece la ayuda de Isidro para alcanzar un buen desempeño. El joven intérprete, que inició su carrera en el 2006 como parte del grupo de teatro Olga Alonso y quien también participó en el telefilme La noche del juicio, de Tomás Piard; recuerda que tuvo que entrenar verdaderamente como un voleibolista para satisfacer esta característica de su personaje. No todo el mundo canta como Ariadna, otros como Orián doblan; una labor para muchos tanto o más difícil que afinar. Esta opinión es compartida por la actriz Blanca Rosa Blanco, la cual confiesa que encarnar a la mamá de Liz ha sido una de las experiencias más difíciles de su carrera, y quien asegura que con un proceso tan riguroso al que se sometieron puede salir cualquier cosa menos una mala película. Su escena más complicada resultó la última de su personaje. Ese día bajó un ángel, dice, y explica que «se trataba de un momento muy dramático en el que me despido de mi hija, con la presión de un primer plano de cuatro minutos donde interpreto una canción; mientras que me encontraba en plena Manzana de Gómez, justo en la semana de receso escolar, con 500 personas a mi alrededor». Darle vida a la tía de Alexander fue, para Mireya Chapman, enriquecedor. «Pudimos entender en equipo las situaciones de la familia cubana, tan rica y compleja a la vez, que merece la pena estudiarla con profundidad, y esta constituyó para nosotros una manera de hacerlo. Aunque en mi casa me la pasaba pensando en el personaje, sucedía que cuando llegaba al set todo aquello que yo había generado se quedaba en un pálido reflejo: mi personaje me sorprendía a mí misma, en los pormenores de esta familia cubana y las cosas que empiezan a surgir en su seno». Digno de destacar en el plano histriónico es también el debut en el cine de Fela Jar, la consagrada actriz que después de más de siete décadas de desempeño en la pantalla chica, la radio y el teatro, es rescatada para honra de nuestra filmografía en la piel de la abuela de Liz. La acompañan en el camino de la primera vez otros conocidos actores de las tablas y la televisión como Abelardo López, recordado por su participación en la serie Tras la huella; Alfredo Reyes, actor de reconocida trayectoria teatral perteneciente a la Compañía Estudio Teatral Buendía; y Monse Duany, la Carla de la reciente telenovela Añorado encuentro. Para el 2012 se prevé el estreno de este filme, producido por el ICAIC, ARTEX y VM BROADCAST; una película que esperamos quede irremediablemente unida a nuestra memoria cinematográfica. Fuente: CubaSi
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