Cuba celebra centenario de pintor Portocarrero con magna exposición

En el centenario del nacimiento del artista, el habanero Museo Nacional de Bellas Artes (MNBA) ofrece una amplia exposición sobre la obra del cubano René Portocarrero, considerado como uno de los más significativos creadores de la isla en el campo de las artes visuales en el siglo XX. El público no deja de recorrer los salones del edificio de Arte Cubano del MNBA donde se expone"La ciudad, sus mujeres y las fiestas populares", conformada por una treintena de obras, que en opinión del curador Roberto Cobas, sin ser una retrospectiva, "permite mostrar los temas fundamentales de su pintura". La concurrida muestra abarca 45 años de la obra del artista y está integrada por 30 piezas realizadas entre 1939 y 1984. Nacido en el barrio habanero de Cerro, el 24 de febrero de 1912, Portocarrero fue un pintor autodidacta, aunque según sus biógrafos frecuentó la academia lo suficiente como para descubrir una parte importante de las técnicas y procedimientos convencionales, a lo que sumó un agudo sentido de la observación y la percepción de la realidad. "Pintar para mí es la realización de mi vida. Cuando no pinto me siento fuera de órbita: en dos palabras, no existo", dijo en una ocasión. Vinculado con rapidez a la vanguardia intelectual cubana sus dibujos se publicaron en las revistas "Verbum", "Espuela de Plata" y "Orígenes", luego de que en 1937 trabajara como orientador en el Estudio Libre para Pintores y Escultores de la Habana. Portocarrero se acercó primero a los interiores del barrio habanero de Cerro, en los cuales el ornamento de la arquitectura y el mobiliario enroscan y engloban toda la composición, incluyendo la figura humana, como explicó la crítica Adelaida de Juan en el ensayo "Pintura Cubana: Temas y variaciones". En el segundo lustro de la década de 1940 abordó las fiestas populares en una amplia serie de pasteles, y comenzó a decorar piezas de cerámica, técnica con la que concibe el mural "Historia de las Antillas" para el Hotel Habana Hilton y otro con el tema de las mujeres ornamentadas, "Flora", que cuajaron en una serie de cuadros exhibidos en la XXXIII Bienal de Venecia. "Más tarde, en la década del 50, ya es la ciudad toda y no sólo un barrio; pero es una ciudad que se ha adelgazado y afinado hasta convertirse casi en plano arquitectónico. Su color es dedicado y triste y su esquematismo, mera sugerencia de una ciudad despersonalizada", apuntó la especialista. De Juan señaló que "en la década del 60 resurgió la exuberancia inicial de la línea y del color, pero ya no ceñida a Cerro sino en un despliegue total del color, gran síntesis de edificios, calles, estatuas y, sobre todo, la atmósfera misma de una ciudad reencontrada por el pintor". Su costumbre de trabajar en extensos ciclos con asuntos centrales que sirven de motivo, da lugar, en 1962, a la exposición "Color de Cuba" compuesta por imágenes religiosas vinculadas a la santería cubana, mujeres ornamentadas y figuras de carnaval. Esas figuras carnavalescas fueron objeto de una serie especial de trabajos sobre papel que tituló "Carnavales" (1970-1971), a la que siguieron los ciclos "Figuras sedentes" (1975-1976), "Transfiguración y fuga" y "Madres eternas" (1982). En 1979 es nombrado Miembro Consejero de Honor de la Asociación Internacional de Artistas Plásticos de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), y tres años después es condecorado con la Orden Félix Varela de Primer Grado que se otorga el Consejo de Estado de la República de Cuba. El 14 de septiembre de 1982 le fue impuesta el "Aguila Azteca", la más alta condecoración mexicana. Portocarrero murió en La Habana, a los 73 años, en abril de 1985. Fuente: Pueblo en Línea