
En Cuba, las campanas de las iglesias y una felicitación oficial inmediata recibieron la elección de un Papa Latinoamericano, asumida por algunos como una señal de tiempos de reconciliación y cambios universales. "En el mundo están pasando muchas cosas sorprendentes", comentó Juana Celia González, católica de 66 años de edad de La Habana quien dijo estar "un poco desconcertada, pero alegre por la renuncia del Papa y la elección de otro latinoamericano". La mujer, junto a otros feligreses fueron atraídos a los templos por el redoble de campanas que saludó la elección minutos después de conocerse del cardenal argentino Jorge Mario Bergoglio como Francisco. Un especialista en las relaciones iglesia-estado en Cuba quien pidió que su nombre no se publique, consideró que la elección del Papa argentino "responde a una situación interna católica más que a un gesto hacia una región determinada. El Papa latinoamericano tendrá que lidiar con asuntos muy complejos de la iglesia mundial antes de mirar a su región o dentro de esta a Cuba", estimó. Pero dijo que la pronta reacción del gobierno cubano ante la elección del Pontífice "sí denota el interés oficial en mantener buenas relaciones con el Vaticano y con la Iglesia local, lo cual puede ser interpretado como una buena señal en el proceso en marcha de reconciliación bilateral, si se le quiere llamar así", expuso. El presidente cubano, Raúl Castro, emitió en la tarde del miércoles su felicitación al Pontífice. En el breve mensaje Castro expuso que "en ocasión de su elección como Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, me complace, en nombre del Gobierno y del pueblo cubanos, hacer llegar a Su Santidad mis cordiales felicitaciones y mejores deseos para su pontificado". El gobierno de conceptos marxistas y la iglesia católica nacional tuvieron un enérgico enfrentamiento en la década de los años 60 en Cuba pero en la de los 90 iniciaron un proceso de mejoría en sus relaciones, apuntalado por dos visitas papales, la de Juan Pablo II en 1998 y la de Benedicto XVI hace un año. En mayo de 2010 un encuentro del presidente Castro con el cardenal Jaime Ortega, Arzobispo de La Habana, y otros miembros de la jerarquía católica, abrió una etapa de cooperación sobre diversos temas, entre estos las liberaciones de más de un centenar de presos considerados políticos por la oposición. Fuente: ANSA Latina
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