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'Esto es el fin del mundo'

¿Cómo viven los afectados por derrumbes en las 'Comunidades de tránsito' habilitadas por el Gobierno?

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Este artículo es de hace 10 años

¿Cómo viven los afectados por derrumbes en las 'Comunidades de tránsito' habilitadas por el Gobierno?   Ubicados en las periferias de la capital, las llamadas Comunidades de Tránsito constituyen zonas oscuras en las que permanecen segregadas las clases más bajas de la sociedad. Estos guetos forman parte de las "soluciones" del Gobierno a la crisis habitacional en La Habana.   Al derrumbe de una vivienda, prosigue el traslado de los afectados hacia los albergues de tránsito donde habitan familias con más de 20 años en espera de una vivienda.   "Rolando Pérez, Cambute", en el municipio Guanabacoa, es una de las Comunidades de Tránsito con mayor índice delictivo. A las 10:00 am ya se respira en los callejones aires de inseguridad.   Jesús Santamaría, de 56 años, padece cirrosis hepática. Fue extraditado desde EEUU en 2006, desde entonces vive albergado en Cambute.   "Aquí no entra la ambulancia, esto es el fin del mundo. No hay seguridad de ningún tipo. Cuando llegué, el recibimiento fue romperme la puerta y darme una golpiza para robarme. Los culpables están ahí en la calle, fueron a juicio pero siguen en la calle", narra.   "El gobierno me envió una carta para que fuera a cobrar 30 pesos de resarcimiento pero eso es lo cuesta un viaje para salir de aquí hasta la ciudad. Esto es un lugar sin soluciones. Vivimos como cerdos, la misma pila para tomar agua, cuando hay, es la de bañarse y cocinar", agrega.   Durante nuestra estancia en Cambute, uno de los núcleos familiares, proveniente de un derrumbe en San Miguel del Padrón,  se encontraba amenazado de desalojo.   "Llevo siete años viviendo en este albergue", explicó uno de los integrantes de la familia. "Nos habíamos hecho cargo del cubículo de al lado a petición del que vivía allí, que está preso. La Dirección de Albergues se niega a que estemos en el cubículo del recluso, dicen que para ese lugar viene el administrador del albergue", añadió.   Julio Menéndez, de 86 años, presenta unas ulceraciones en los pies que le imposibilitan caminar. El anciano se queja del latrocinio.   "Me robaron la cerca que había puesto frente al cubículo, llamé a la policía y no vinieron nunca. Por esa puerta entraron y se llevaron todo¨, manifestó. "Como tengo  ulceras en los pies quise estar un tiempo en un asilo de ancianos, pero dicen que pierdo el albergue".   Bahía Plaza, Bahía Habana Vieja   Bahía Plaza, antigua barraca de constructores, en el poblado de Regla, reúne a los afectados de los municipios de Plaza, Playa y Habana del Este. Los residentes también se quejan del deterioro constructivo de los locales.   El hacinamiento de familias numerosas en cubículos de cuatro metros de largo por dos de ancho, las limitaciones del agua y una temperatura interior de 42 grados Celsius  hacen insoportable la convivencia.   "Mis tres hijos y yo vivimos en un cubículo sin condiciones, las paredes presentan rajaduras y las tejas se filtran. Cuando llueve entra el agua en todos los cubículos. Hace un año rechacé una oferta de casa porque era en la antigua prisión de Micro 4, donde están haciendo locales como estos", declaró una de las albergadas desde hace ocho años en Bahía Plaza.   Para los albergados, la administración de estos guetos son como los delegados del Poder Popular para el resto de la población: solo anotan los problemas, poco más.   "Mi trabajo es recoger evidencias para informar las cosas más críticas. Tenemos problemas de cables eléctricos en mal estado, techos rotos, desbordamientos de aguas albañales y desprendimiento de paredes", explica uno de los administradores, albergado él mismo desde hace 16 años.   Una especialista de la UMACT (Unidad Municipal de Atención a Comunidades de Tránsito) declaró pésima la situación de hacinamiento y condiciones de vida en los albergues.   "Los albergues del municipio Regla reúnen a los afectados de diferentes municipalidades. La Dirección de Vivienda de cada municipio tiene que responder por la reubicación de sus albergados, pero no tienen fondo habitacional. Tampoco existe  presupuesto suficiente para reparar las barracas. Esto es responsabilidad de muchos organismos y [aparecen] pocos culpables, hay demasiados intermediarios entre los afectados y las viviendas", advirtió la especialista.   El albergue Bahía Habana Vieja, de Centro Habana, es considerado el más conflictivo. Las malas condiciones de vida han ocasionado protestas colectivas de los albergados.   Mirian Lago Gonzáles, invidente de 47 años, albergada desde hace 10 años, se queja porque en su núcleo incluyeron a varias personas sin su consentimiento.   "Las gentes de la UMACT recibieron dinero para inscribir cuatro personas de otra provincia en mi expediente de albergada. Se aprovecharon de mi ceguera para hacer los papeles y les entregaron en el Bloque B, el cubículo 5", denunció Mirian.   El factor común de los albergados es la desesperanza, la inseguridad, el calor y las malas condiciones de vida. A los albergues mencionados se suman otra decena con idénticas características. Sitios omitidos por la policía, que se niega a intervenir en los conflictos. Guetos donde la cifra de residentes es difícil de aclarar debido al crecimiento de las familias, el encarcelamiento y la venta ilegal de cubículos.   Los gobiernos locales de algunos municipios como Centro Habana han declarado la carencia de espacios para nuevos afectados. Solo este municipio registra 857 albergados haciendo uso de los albergues, 746 fuera del municipio y 111 dentro de la localidad.     Pero la limitación no será lo que detenga las cifras de residentes en viviendas inhabitables con peligros de derrumbe que necesitan ser albergados. La solución la dan los mismos albergados, levantar sus viviendas en los espacios que dejan los derrumbes, áreas que el gobierno utiliza para crear parqueos o levantar quioscos de venta en dólares. Fuente: Diario de Cuba

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