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Gran muestra de amor

Haray Godoy del Sol es una cienfueguera de 40 años, médico, especialista en Medicina General Integral y en Medicina Legal que desde hace 20 años había sido diagnosticada con una insuficiencia renal

Haray y Rafael © Gran muestra de amor
Haray y Rafael Foto © Gran muestra de amor

Este artículo es de hace 7 años

Haray Godoy del Sol es una cienfueguera de 40 años, médico, especialista en Medicina General Integral y en Medicina Legal que desde hace 20 años había sido diagnosticada con una insuficiencia renal, ella a pesar de que no se sentía nada, recibía los resultados de análisis y estos mostraban un paulatino deterioro de la función de sus riñones. Ella sabía que iba camino a la diálisis. Ya se le habían hecho estudios a su hermano como posible donante, pero él, según los exámenes, no reunía las condiciones necesarias a pesar de que eran hermanos gemelos.

>La solución surgió por otro camino. Rafael Jiménez Domínguez, cienfueguero de 41 años, ingeniero mecánico y quien es su esposo quería darle uno de sus riñones. Él había dicho que por Haray haría lo que fuera preciso. Y cuando llegó el momento de probarlo, no tuvo la menor duda.

En cuanto se hizo efectiva la nueva ley de donación de órganos Rafael no lo pensó dos veces: y se brindó como el donante vivo de su esposa.

En el Capítulo II de la Ley referido al donante vivo, se expresa que son dadores potenciales los individuos mayores de edad, sanos y legalmente capaces, comprendidos en primer grado de consanguinidad, segundo grado de consanguinidad, cónyuges, e hijos de los cónyuges con respecto al otro cónyuge receptor.

Lo inédito de esta intervención quirúrgica, que cambia la vida de Haray Godoy, es que se materializó, por vez primera en Cuba, un trasplante de órgano entre personas «no relacionadas inmunológicamente».

«Gracias a la ley usted ha visto lo que se logró: dando una muestra de amor infinito, un hombre donó un riñón a su esposa, y por eso, una mujer que ya estaba próxima a comenzar en diálisis, dentro de poco lo que estará es sentada en un consultorio viendo pacientes como doctora», expresó uno de los miembros del equipo de trasplante.

La experiencia con Haray y Rafael ha sido un salto de calidad en el programa de trasplante en Cuba, un salto audaz porque ha permitido ampliar las posibilidades y ha hecho saber a las personas que no solo mamá, papá, hijo o hija nos pueden donar un riñón, sino que también quienes están emocionalmente emparentados con nosotros, como nuestros primos, tíos o esposos, pueden hacer el acto altruista de donar un riñón y salvar una vida

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