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El Guayabero cumpliría hoy 105… ¡Ay, mamá! Como vengo este año

Cantante, tresero y compositor de Holguín, El Guayabero cumpliría 106 años el 4 de junio. Nació el 4 de junio de 1911 y falleció el 27 de marzo de 2007.

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Este artículo es de hace 7 años

Trovador popular, conocidísimo juglar, Faustino Oramas, apodado El Guayabero, fue conocido como El Rey del doble sentido por su habilidad para improvisar e hilvanar complejos relatos en los que hacía gala de humor y picardía, a la manera de un Boccaccio tropical, como se denota en ¡Ay, mamá!, Como vengo este año, Como baila Marieta, y La yuca de Casimiro, entre muchos otros.

Desde 1938 adoptó el mote de El Guayabero, pero inició su carrera musical Inició su carrera artística en el septeto La Tropical dirigido por Benigno Mesa. Posteriormente formó su propio grupo integrado por Santana Oramas Osorio, y Candito Oramas Batista; más tarde se incorporó Misael Pino. Actuaría en casi todos los bateyes y pueblos de la provincia de Holguín.

Cultivó el son montuno tradicional, evocador de los primeros soneros de la región oriental con un ritmo sencillo, a base de tres, claves y maracas, y siempre con su tumbao y sus estribillos que parecían improvisados, llenos de doble sentido y de alusiones sexuales. Según el autor la doble intención la pone quien escucha, que suele completar las medias palabras, o rimarla estrofa con alguna “mala palabra” que completa la frase.

En 1926, en un bailable efectuado en un central azucarero con el Conjunto Trovadores Holguineros, fueron atendidos por una jovencita zalamera, lo que produjo la ira de su esposo, un cabo de la Guardia rural que intentó agredir al músico. Según cuenta Oramas, en aquel saloncito llamado Guayabero, mientras huía del marido ofendido, se creó el son montuno El Guayabero, cuya popularidad posterior le cambió el nombre al artista, que pasó a ser reconocido simplemente como El Guayabero, en vez de Faustino Oramas. De tal anécdota se derivó también el estribillo "El Guayabero, mamá, me quieren dar! / ¡El Guayabero, mamá, me quieren dar!".

El Guayabero gustaba vestir de traje blanco y un sombrero, también de ese color, que él mismo confeccionaba, su eterna corbata y su modo de cantar imperturbable. Era de origen muy humilde, y el hecho de estar cantando y actuando desde adolescente le permitió encontrar sus raíces musicales y culturales, y recrearlas no solo a través de los famosos tumbaos con doble sentido, sino también de piezas antológicas como Mañana me voy a Sibanicú, Siempre en la cola y Tumbaíto.

Fue tanto su arraigo popular y el respeto conquistado entre sus colegas, que Pablo Milanés lo catalogó de genio popular con características muy especiales dentro de la música popular cubana, mientras que el tresero Pancho Amat opina que “El Guayabero es un juglar popular que canta las anécdotas y sucesos de su entorno y de su tiempo, matizado por el gracejo cubano. Sus tumbaos son complejos; para cada número tiene uno distinto. En cuanto a la rima, ha sido muy explotada en la música campesina y él la utiliza con acierto, incluso en aquella rima que no completa, pero que insinúa y usted le pone el doble sentido”.

Nunca quiso vivir en La Habana, prefería las provincias orientales, donde era respetado y amado en su categoría de singular show man, con su tres a cuestas, y poniendo a gozar como nadie a los más distintos públicos.

Actuó en Francia, España, Holanda, México y otros países, pero fue Cuba la que le ofreció sus mayores distinciones: Premio Nacional del Humor, Orden Félix Varela por la cultura cubana, Réplica del Hacha de Holguín y Premio Memoria Viva, entre otros. En España actuó con el rockero Santiago Auserón, cantante y líder de la banda Radio Futura.

Ya anciano, El Guayabero ganó redoblada popularidad, mucho antes del fenómeno Buena Vista Social Club (que por cierto también versionó alguno de sus números) con sones y guarachas en los que reinaban equívocos como este: “Mi yegüita, cómo no, / la llevo a todas las ferias / porque mi yegüita es seria, / respetuosa como yo. / Un día la enamoró / un burrito de Bainoa. / Y ella que es de Jibacoa / le dijo: no puede ser, / porque usted quiere meter / La Habana en Guanabacoa”.

En una de sus guarachas, más filosóficas, se burlaba incluso de la muerte, que nunca pareció preocuparle demasiado: “Es la vida un tren expreso / que recorre leguas miles. / El tiempo son los raíles / y el tren no tiene regreso”.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.