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Van saliendo a la luz detalles del triple asesinato en que murieron dos cubanas en Madrid

Víctor Joel Salas, el dueño del despacho de abogados del distrito madrileño de Usera donde ayer fueron asesinadas tres personas, estaba casado con una de las víctimas, al parecer por conveniencia. Había recibido amenazas y acumulaba muchas deudas.

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Este artículo es de hace 7 años

Madrid, 23 jun (EFE).- Víctor Joel Salas, el dueño del despacho de abogados del distrito madrileño de Usera donde ayer fueron asesinadas tres personas, estaba casado con una de las víctimas, al parecer por conveniencia. Había recibido amenazas y acumulaba muchas deudas.

Así lo ha explicado en la puerta del Instituto Anatómico Forense un amigo de una de las fallecidas, Maritza, que también conoce desde hace años a la otra fallecida, Elisa, porque todos son de la misma provincia cubana: Holguín.

Este allegado, que ha preferido no dar su nombre, ha relatado que Víctor y Elisa C.G. -cubana de 31 años- se casaron "por conveniencia" hace unos ocho o nueve meses, justo cuando la mujer había terminado de homologar sus estudios de Derecho de Cuba para poder ejercer como abogada en España.

Antes, desde hacía varios años, ya trabaja en el bufete Eurasia haciendo labores de secretaria junto la otra fallecida, Maritza O.R. -también cubana, de 46 años-, en el que según el allegado de ambas las mujeres se encargaban de muchas tareas porque Víctor "no solía ir mucho y ellas tenían que dar explicaciones a los clientes".

Según su relato, el suceso se ha podido deber a un ajuste de cuentas o venganza de algún cliente contra el jefe del bufete, que "en ocasiones ni iba a los juicios" y que defendía tanto a personas que solo tenían problemas de documentación como a traficantes y otros delincuentes.

Ha asegurado que Víctor Joel "estaba de deudas hasta arriba", e incluso debía dinero a Hacienda, y había sido amenazado había no mucho tiempo.

Por eso opina que el asesino o asesinos iban a por él por un ajuste de cuentas o venganza, pero al no encontrarle mató a sus empleadas y a un cliente.

El allegado ha relatado que Maritza, que tenía 46 años, se trasladó de Cuba a Europa joven, dejando a una hija pequeña en su país natal, y llegó a Madrid hace unos quince años, tras vivir dos años en Alemania.

Hace unos diez años se trajo a su hija, que ahora tiene treinta, con la que vivía en la calle Olvido de Usera, a escasos metros del despacho de abogados.

Había tenido diferentes trabajos y llevaba unos cuatro años trabajando para el Víctor en Eurasia, ejerciendo labores de limpieza, de relaciones públicas y de secretaria.

Compartía despacho con Elisa, de 31 años, que ejerció como fiscal en Cuba y desde unos años desempeñaba labores de secretaria en el bufete, hasta que hace unos diez meses convalidó sus estudios y comenzó a ejercer como abogada.

Ambas estaban contentas en ese trabajo aunque, según el relato de este allegado, Maritza trabajaba a veces sin contrato y ganaba apenas 600 euros, por lo que en su opinión "estaba explotada".

La familia de Maritza quiere repatriar el cuerpo a su Cuba natal, aunque por el momento carece de dinero para ello.

En cuanto al tercer fallecido, Pepe C.V., de origen ecuatoriano y 42 años, un familiar ha explicado que había acudido al bufete a recoger unos papeles.

Tras más de quince años en España, Pepe C.V. tenía la nacionalidad española, estaba casado y tenía un hijo de dos años.

Ahora estaba en paro, aun que solía trabajar haciendo transportes para amigos con su coche.

Aunque es todavía prematuro centrarse en una hipótesis, los investigadores no descartan una vendetta contra el dueño del despacho.

Precisamente, y según consta en las resoluciones de la Oficina de Control de la Magistratura y del Consejo Nacional de la Magistratura de Perú, consultadas por Efe, Víctor Joel S.C denunció en 2006, cuando tenía 25 años, que una jueza peruana le pidió que manipulara un proceso judicial contra un narcotraficante de origen israelí.

A raíz de dicho proceso, fue apartada de la judicatura la jueza Ana Luzmila Espinoza, acusada de cambiar el tipo penal por el que se juzgaba al narcotraficante Zeev Chen para rebajar la pena impuesta, de modificar la sentencia para reducir la indemnización que debía pagar de 500.000 a 50.000 soles y de modificar la fecha de un recurso de nulidad para que entrase en plazo.

Los allegados y familiares de las víctimas se han acercado hoy hasta el Anatómico Forense de Madrid, en la Universidad Complutense, para reconocer los cadáveres y tramitar los documentos correspondientes para recibir los cuerpos.

Las autopsias se continúan practicando a primera hora de la tarde.

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