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Leo Canosa, tatuador y creador de La Marca: “Mi cuerpo es mi galería ambulante”

En La Marca defendemos el tatuaje de autor, la creación constante para cada proyecto o cliente, no trabajamos guiándonos por catálogos ni diseños importados. Sí existen tatuajes muy cubanos como los símbolos nacionales llevados a la piel, los ñáñigos o íremes y otros símbolos de la religión abakuá, esos motivos son muy nuestros.

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Este artículo es de hace 7 años

Hace algunas semanas un amigo viajó a La Habana con un único objetivo: hacerse un tatuaje con símbolos que le recordarán nada más pasar los ojos por la piel que había nacido en Cuba, específicamente en Pinar del Rio, la provincia más occidental del país.

Pues bien, mi amigo, un ingeniero ya entrado en años que lleva un negocio de comida rápida en Miami, tenía un nombre bien plantado en la cabeza para llevar adelante la empresa. “Dicen que Leo Canosa es el mejor tatuador de Cuba, incluso hasta abrió La Marca, el mejor estudio profesional de tatuajes que existe en la Isla”, me repitió con insistencia casi durante una semana.

Así, sin más, aterrizó luego en la capital cubana, se hospedó en el vedado capitalino en una casa de huéspedes, y se acostó, asegura, con la insoportable urgencia de que amaneciera para acabar de colocarse bajo la “cuchilla”. Vaya, que de todo hay en la Viña del Señor. Hay algunos que tocan el cielo escuchando una almibarada canción de los Pasteles Verdes y otros que encuentran el paraíso de la felicidad viendo cómo una máquina les perfora el cuerpo.

En las primeras horas de la mañana se llegó a La Marca, en la Habana Vieja, preguntó por “Leo” y allí estaba el famoso tatuador que una hora después le había grabado en el brazo un hermoso brazalete con la bandera cubana llena de alegorías sobre majestuosas palmas reales y la belleza de los campos de la Mayor de las Antillas. Sobra decir que mi amigo, el ingeniero devenido vendedor de perro caliente y de cuanto fiambre exista sobre la faz de la comida rápida, quedó muy complacido y creo que ya le ronda la idea de regresar para “una segunda ronda”.

De su experiencia en La Marca nació esta entrevista a Leobaldo Canosa ( Leo), un célebre tatuador que comenzó transfigurando la piel de sus clientes en un pequeño apartamento del municipio Alamar, la Ciudad Dormitorio, como le dicen, y ya ha logrado establecer su propio estudio con todas las condiciones sanitarias requeridas y con el apoyo de varios talentosos colegas y de su esposa y madre de sus dos hijas, la relacionista pública, Ailed Duarte.

CiberCuba se trasladó a La Marca donde estuvo conversando con “Leo” sobre el arte del tatuaje en Cuba, un diálogo que se extendió durante más de una hora hasta que los clientes que aguardaban en un área que funciona como galería, aderezada con originales carteles de diseñadores cubanos, ya mostraban visibles signos de inquietud en el rostro.

Sin embargo, “Leo” quiso agradecer la entrevista con el mejor regalo que obviamente podía ofrecerme. ¿Quieres hacerte algo, va por la casa?, me insistió y yo, que le tengo bastante respeto a las agujas desde niño y al olor de todo ese ambiente aséptico, le agradecí explicándole, para no pecar de cobarde, que tenía que elegir bien el motivo y que, sin dudas volvería otro día, algo que, como ya imaginarán, no sucederá al menos en los próximos 50 años.

Así que ya saben, si piensan marcarse el cuerpo en un ambiente seguro, ahí está La Marca aguardando por cualquiera de ustedes que no tema a la tortura de las agujas y al chirriante sonido de ese pequeño aparato que poco a poco se te va metiendo como una barrena dentro de la piel.

Históricamente el arte del tatuaje ha estado mal visto en Cuba. ¿Crees que han cambiado las cosas?

Hasta donde sé el tatuaje nunca fue parte nuestra tradición sino que lo adoptamos, aunque he leído que nuestros aborígenes se tatuaban con motivos decorativos, religiosos o curativos, al igual que otros nativos de islas que rodeaban a Cuba.

Cuando se empieza a hablar de tatuaje en nuestro país no era aceptado porque se relacionaba con lo marginal, con personas de bajo nivel o que estuvieron en prisión; aquellos tatuajes no tenían nada que ver con lo que se ve ahora, eran rudimentarios y de precaria ejecución, por ende, el resultado más que decorativo era agresivo a la vista.

En nuestros tiempos todo alrededor de los tatuajes ha cambiado: primero la mayoría de las personas que lo realizan tiene conocimiento de las artes plásticas, las herramientas y la realización se han perfeccionado al extremo de casi no tener límites; el resultado final de un tatuaje actual compite con cualquier obra de arte. Ya quienes lo llevan pertenecen a todas las esferas sociales y profesionales, tiene una gran aceptación popular, los jóvenes los adquieren con mucho compromiso e incluso yo tengo muchos clientes de la tercera edad que lo ven con entusiasmo. Creo que el cubano actual lo ha incorporado ya a su día a día, lo ve de una manera muy natural, lo acepta y lo lleva con orgullo y además lo defiende.

El cubano actual ha incorporado el tatuaje ya a su día a día, lo ve de una manera muy natural, lo acepta y lo lleva con orgullo y además lo defiende

¿Cómo crees que valoran las instituciones a los tatuadores?

En nuestro país el arte es pilar fundamental de la cultura, la verdad estoy muy orgulloso de ello, pero creo que institucionalmente no ven a los artistas del tatuaje como creadores; creo que esa es la razón por la cual, a pesar de que tenemos muy buenos tatuadores cubanos trabajando dentro y fuera de Cuba, en nuestro país esta manifestación no ha alcanzado el desarrollo que tienen otras que sí cuentan con el apoyo y la promoción de las instituciones culturales. Otro factor al que nos enfrentamos es a la falta de estatus legal, nuestro arte es considerado marginal y no cuenta con apoyo institucional.

Hay algunos tatuadores famosos que se inspiran en artistas como Giger (el creador de la criaturas de Alien) ¿En tu caso acudes a algún tipo de referencia?

En mi obra hasta el momento no sigo ninguna tendencia o artista, pienso que soy bastante versátil aunque por supuesto que hay muchos artistas a los que admiro por su trabajo. He recibido mucha ayuda del gran maestro diseñador, pintor y tatuador holandés radicado en Canadá John Van Hullenar conocido como “The Dutchman”, él me ha enseñado mucha teoría de diseño y composición y es el responsable de que en los últimos 10 años yo haya cambiado el curso de mi trabajo volviéndolo más conceptual; como en toda manifestación artística nunca se deja de aprender y experimentar.

Eres un artista autodidacta, ¿cómo fue que decidiste incursionar en el tatuaje?

Desde pequeño yo siempre dibujé y me sentí atraído por las artes plásticas; no hacía otra cosa que dibujar y ver dibujos animados que luego me servían como fuente de inspiración. A medida que fui creciendo nunca abandoné el dibujo pero recuerdo que una vez en el Coppelia vi a un turista con un tatuaje fantástico con vivos colores; eso me impactó porque era diferente a los tatuajes que se veían en Cuba en aquel momento.

Ahí comenzó mi curiosidad por los tatuajes, era un medio diferente y además lo podías exhibir siempre.

De ahí nació el bichito de la curiosidad, años después conocí a Evelio, un joven del Vedado; él en su casa tatuaba y hacía sus propios diseños muy bien ejecutados y tenía unas cuantas revistas de tatuajes japoneses, quedé tan impresionado con los diseños y bodysuits que exhibían en la revista que días después me atreví y ahí empecé hasta el día de hoy.

¿Crees que el tatuaje cubano tiene algún rasgo que lo defina?

No creo que el tatuaje cubano tenga aun algún rasgo que lo identifique, es un arte muy joven y controversial en nuestro país y tiene que vencer barreras mentales para poder desarrollarse.

Creo que en un futuro no muy lejano eso va a cambiar porque ya los artistas tienen otro nivel y el discurso es interesante, creo que a la larga el tatuaje artístico se va a imponer, pero debemos trabajar duro. Además, al ser artistas cubanos por supuesto que plasmamos en la piel, como en cualquier otro soporte, los elementos que nos definen como tales, en ocasiones hasta sin darnos cuenta: el trabajo con los colores vivos, tropicales, elementos naturales que nos identifican.

En La Marca defendemos el tatuaje de autor, la creación constante para cada proyecto o cliente, no trabajamos guiándonos por catálogos ni diseños importados. Sí existen tatuajes muy cubanos como los símbolos nacionales llevados a la piel, los ñáñigos o íremes y otros símbolos de la religión abakuá, esos motivos son muy nuestros.

¿Cuáles son los principales diseños que te piden los cubanos?

Los cubanos piden todo tipo de diseños aunque son muy comunes los letreros, los motivos tribales, animales y algún que otro símbolo japonés como la carpa koi, el dragón o las flores; también los retratos de sus seres queridos en estilo realista.

Todo esto está influido por lo que esté de moda; en Cuba la simbología del tatuaje no es tan importante para muchos, más bien lo asumen como una moda y quieren imitar lo que está siendo tendencia en el mundo, aunque en esos casos siempre tratamos de modificar sus ideas proponiéndoles alguna solución que tenga más que ver con su propia realidad.

¿Por qué crees que en Cuba han proliferado tanto los tatuajes?

La proliferación de los tatuajes en Cuba creo que se debe a la apertura turística y, por supuesto, a los medios de difusión masiva.

Toda esa información que llega hace que las personas vean a sus cantantes, artistas o deportistas favoritos con un tatuaje y quieran tener uno, a veces el mismo. Por eso es que los jóvenes son los que más los llevan.

También el cambio en el modo de verlo y aceptarlo y la mayor calidad artística y estética de los tatuajes hacen que más personas se animen a hacerse alguno.

¿Cuáles son tus tatuajes favoritos?

Al igual que en las artes plásticas no creo tener ninguna preferencia específica. En los tatuajes disfruto más haciendo trabajos en blanco y negro; aunque me gusta hacer cualquier estilo, me siento más identificado con ese porque me gusta más como queda el resultado en el claro oscuro.

También prefiero diseños pensados armónicamente para la zona del cuerpo en la que van a hacerse, aprovechando las áreas de movimiento que hacen que la figura cambie con cada posición sin deformarse, como en el estilo japonés en el que los tatuajes ocupan espaldas, cuerpos enteros y la obra puede apreciarse como un todo armónico.

Has tatuado a muchas personas incluso famosos. ¿Tienes alguna anécdota especial?

He tatuado a muchas personas de toda clase, color y edad, famosos y no famosos. Anécdotas tengo muchas, la verdad, porque los tatuadores somos casi como psicólogos o chamanes; las personas comparten mucha de su información personal contigo, se crea un intercambio muy íntimo entre el tatuador y el cliente desde el momento de conceptualización de la idea, la creación del diseño y la ejecución del tatuaje.

¿Tienes muchos tatuajes sobre el cuerpo ¿por qué elegiste esos motivos?

En mi cuerpo llevo unos cuantos tatuajes de los cuales estoy muy orgulloso, son parte de mi vida, historias y momentos; no son solo diseños sino que tienen un significado.

Mi cuerpo es mi galería ambulante y en ella llevo obras de otros artistas a los que admiro y las colecciono como verdaderas obras de arte que expongo a diario; los tatuados somos como lienzos vivientes.

Mi cuerpo es mi galería ambulante

¿Cuáles son los precios que tiene que pagar una persona que quiera tatuarse?

Los precios de los tatuajes son circunstanciales como el mercado del arte actual, dependen del prestigio del artista y en nuestro caso de la situación económica del país.

Se pueden encontrar precios bien baratos pero de seguro no con la preparación, condiciones higiénico-sanitarias ni el material indicado ya que es imposible garantizar estos estándares sin cobrar un mínimo necesario, sobre todo por la imposibilidad de comprar ni importar nada de los suplementos que usamos para realizar el tatuaje y mantener las esterilidad requerida.

En La Marca tenemos un precio mínimo de 50 cuc por piezas pequeñas o 150 cuc por hora de trabajo en piezas grandes que necesitan varias sesiones.

¿Cómo los tatuadores cubanos acceden a la materia prima para trabajar?

Realmente a un tatuador cubano debe apasionarle mucho su profesión, porque llevarla a cabo en el país tiene más inconvenientes que beneficios. Los que nos tomamos en serio esta responsabilidad pasamos mucho trabajo para conseguir los suplementos básicos para tatuar como agujas, tintas y material desechable como guantes, servilletas, productos para desinfectar o esterililizar, por solo mencionar algunos.

En el mundo existe una industria muy desarrollada de este tipo de materiales y son realmente exigentes en los estándares que hay que cumplir para realizar esta actividad. Los pintores en Cuba, a diferencia de los tatuadores, tienen a la mano los materiales que se ponen a la venta en alguna que otra tienda de arte en el país y aunque resulten caros pueden adquirirlos.

La mayor parte del material para tatuajes que se usa en Cuba es traído por los artistas que tienen la posibilidad de viajar al exterior y lo traen como parte de su equipaje para su propio uso. Otras personas que también viajan se han percatado de que es un mercado que no tiene competencia aquí y traen materiales, pero en general son caros, muchas veces cuestan el doble del precio real, por lo cual solo pueden comprarlo aquellos tatuadores que tengan bastante clientela y trabajo estable.

Otras veces los artistas adquieren el material a cambio de trabajos hechos a los turistas que se aprovechan de nuestra necesidad y toman ventaja de ésta.

Es muy difícil prestar así un servicio profesional.

¿Qué tiempo llevas como tatuador en Cuba?

Yo llevo veinte años tatuando en Cuba y, aunque no soy de los más antiguos, sí creo que soy de los que ha pujado para lograr la aceptación y el compromiso de las personas e instituciones en el país con relación al tatuaje.

Junto con Hans Mario León, miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), creamos el proyecto "Lienzos Vivientes", y por primera vez una institución oficial cubana, la AHS (organización que aúna a jóvenes artistas cubanos), acogió y representó al gremio de tatuadores.

Este proyecto organizó eventos y exposiciones con los artistas que se dedicaban al arte corporal y aún continúa vigente, pero ya sin mucho reconocimiento institucional.

En enero de 2015, junto a otros artistas, diseñadores, comunicadores, creé La Marca, mi estudio- galería de arte corporal que además de dedicarse a impulsar y legitimar el tatuaje cubano, ha abarcado otras manifestaciones artísticas y ya se posiciona como centro cultural reconocido en la ciudad.

Muchas personas que no se acercarían al tatuaje directamente lo han estado haciendo precisamente por este vínculo con otras manifestaciones artísticas desde diversas miradas.

¿No crees que si te radicaras definitivamente en otro país pudieras ganar más dinero o prestigio?

Ciertamente en otro país de seguro ganaría más dinero y tal vez sería famoso pero entonces ¿quién defendería el tatuaje en Cuba?, alguien debe dar el paso adelante y mi objetivo siempre ha sido poner el nombre de mi país en alto en lo que respecta a la manifestación que defiendo.

Creo que puedo hacer más por el tatuaje en mi país donde aún queda mucho camino por recorrer. Me interesa lograr que el tatuaje en Cuba sea identificado por tener un sello propio, que se reconozca a sus artistas y sean valorados al mismo nivel que en el resto del mundo.

Me interesa lograr que el tatuaje en Cuba sea identificado por tener un sello propio

¿Qué clima creas para tatuar?

En mi estudio mantengo un ambiente de seguridad y confianza, trato que el cliente se sienta a gusto; la música ayuda mucho a que las personas se distraigan, se relajen y, sobre todo, propicia el diálogo entre cliente y artista que es muy importante para poder estar ambos en la misma sintonía y tratar de hacer el proceso lo más ameno posible y lograr el mejor resultado para ambos

¿Cómo es la relación entre los tatuadores cubanos?

La relación entre los tatuadores en Cuba no es buena en los últimos tiempos, antes nos vinculábamos más los que llevábamos más tiempo en esta profesión y organizábamos proyectos conjuntos. Sería bueno que trabajáramos en la misma dirección en vez de estar enfocados en la competencia, lograríamos mejores cosas si miráramos lo que otros han hecho de forma positiva para usarlo como experiencia propia.

Cada día a La Marca se nos acercan jóvenes que quieren empezar a dedicarse al tatuaje y me alegra ver que muchos de ellos provienen de escuelas de arte y diseño y tienen real interés en lo que hacemos; a esos les damos consejos y tratamos de guiarlos y transmitirles nuestra experiencia.

¿Alguna vez ha venido algún representante oficial a cerrar el estudio de un tatuador por no tener licencia?

En nuestro país el tatuaje no es legal, aunque no está prohibido; no es reconocido, no existe licencia para ejercer esta actividad ni por la parte artística ni por la del trabajo por cuenta propia, está como en el limbo. Por ello se han dado casos en los que la policía o el Jefe de Sector del barrio en el que viven los artistas han intervenido los equipos y hasta el arte de algunos tatuadores, alegando enriquecimiento ilícito.

En mi caso sucedió una vez en mis comienzos, pero luego se me devolvió todo, se aclaró lo sucedido y luego de eso nunca más he sido molestado.

En mi opinión, en Cuba se necesita una institución oficial que reconozca y esté en constante diálogo con un gremio de tatuadores que debe ser también más sólido o unido.

Además del apoyo y reconocimiento desde el punto de vista cultural debe existir el aval de alguna institución de la salud para asegurar que se cumplan los estándares necesarios de higiene. Con ambos elementos lograríamos darle valor y claridad a este arte tan controversial en Cuba.

(Imágenes de la galería de Leo Canosa trabajando en su estudio)

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