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Estudios genéticos confirman que el almiquí convivió con dinosaurios y sobrevivió a gran asteroide

El Solenodonte ―más conocido como almiquí― se considera un fósil viviente que evolucionó desde hace 78 millones de años, lo que supone que “conoció” de cerca a los dinosaurios.

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Este artículo es de hace 7 años

El Solenodonte ―más conocido como almiquí― se considera un fósil viviente que evolucionó desde hace aproximadamente 78 millones de años, lo que supone que “conoció” de cerca a los dinosaurios.

Los científicos no han alcanzado a descubrir de qué manera esos extraños animalitos sobrevivieron a la colisión del asteroide que acabó con los dinosaurios.

Al hecho de sobrevivir a esa gran colisión ―que afectó toda el ecosistema terrestre― el almiquí sumaría el mérito de haber vivido 66 millones de años más de catástrofes planetarias de todo tipo: desde las edades de hielo hasta la llegada del hombre.

En un reciente y extenso reportaje publicado por el diario británico The Guardian, se destaca que el almiquí debería ser tan famoso como lo es el más exótico de los tigres, pues el papel del almiquí en la evolución de las especies es, cuanto menos, singular.

Solo han llegado a nuestros días dos especies bastantes parecidas: el almiquí de Cuba (Solenodon cubanus) y el almiquí paradójico (Solenodon paradoxus), este último en el territorio antiguamente nombrado como La Española (y que abarca actualmente a República Dominicana y Haití).

El almiquí de Cuba (Solenodon cubanus)

Estas dos especies por sí solas son muy distintas de cualquier otro mamífero que podamos conocer, de hecho representan una familia biológica entera: Solenodontidae.

El almiquí paradójico (Solenodon paradoxus)

Son mamíferos nocturnos que viven en madrigueras y salen por la noche a comer gusanos e insectos.

Alcanzan apenas unos 30 centímetros de largo y están dotados de una saliva venenosa que inoculan en sus presas cuando las muerde. Sin embargo, son incapaces de protegerse de gatos, perros y hasta de los ataques de ratas.

Son de andar lento, y cuando son perseguidos tienden a detenerse y a esconder la cabeza.

Adam Brandt ha sido el autor principal del estudio reciente que reveló el ADN mitocondrial del Solenodonte, y que confirmó que este animal ha existido desde el período Cretácico.

Los investigadores no están completamente seguros de dónde se encontraban las distintas poblaciones de Solenodontes cuando el asteroide golpeó a la Tierra.

Piensan que tal vez ya se encontraban en las masas de tierra que con el tiempo se convertirían en Cuba y en La Española, o tal vez en territorio continental.

En todo caso, opinan que estos animales se hallaban cerca de la zona cero del impacto del asteroide: que fue en Chicxulub (México).

Samuel Turvey ―un experto en la materia e investigador principal de la Sociedad Zoológica de Londres (ZSL)― ha declarado al respecto:

“Es verdaderamente notable que los Solenodontes sobrevivieran a ese golpe directo, mientras que los ecosistemas globales se desplomaron y no tenemos idea de cómo lo lograron”.

El almiquí fue descrito por primera vez en 1861, y nadie había visto uno durante casi cien años ―motivo por el cual muchos asumieron que se había extinguido ― hasta que los investigadores detectaron algunos en la década de 1970. Exactamente en 1974 y 1975, y más tarde en 2003, en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, en el noreste montañoso de Cuba (provincias de Holguín y Guantánamo).

Desde el 2003, un equipo de investigadores cubanos y japoneses se dieron a la búsqueda del animal, hasta que en marzo y abril de 2012 lograron capturar siete: cuatro machos y tres hembras, para estudiarlos. Luego fueron devueltos a su hábitat.

El biólogo cubano Norvis Hernández es una de las pocas personas en el planeta que ha visto al Solenodonte cubano.

Atrapó un ejemplar de almiquí hembra en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt para un breve estudio antes de soltarlo nuevamente y de esa vivencia declara:

“No puedo explicar lo que sentí la primera vez que lo toqué”.

Y añade:

“Esta experiencia de ver esta antigua especie [fue] maravillosa”.

El almiquí cubano es más pequeño que el de La Española y se distingue fácilmente por su cabello blanco y negro, mientras que el de los vecinos tiene un tono más próximo al naranja.

Los científicos han confirmado que hay una pequeña población en el citado Parque Nacional, pero nadie sabe cuántos son o si su área de distribución se extiende más allá de los límites del parque.

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Judith Moris

Redactora en CiberCuba. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Habana, y Máster por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesora en la UH e investigadora en la UAB, y redactora/editora de la editorial Teide


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Judith Moris

Redactora en CiberCuba. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Habana, y Máster por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesora en la UH e investigadora en la UAB, y redactora/editora de la editorial Teide