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Upec: "Hay que defender el periodismo revolucionario aunque no siempre lo diga todo"

La Unión de Periodistas y Escritores de Cuba (UPEC) declaró con orgullo que “viene hace ya tiempo” –notemos el tono condescendiente- promoviendo “el debate abierto y transparente”, lo cual incluye las “discrepancias acerca de las insuficiencias y cortedades que tiene el periodismo cubano”.

Cubana leyendo el Granma © Periodista Digital
Cubana leyendo el Granma Foto © Periodista Digital

Este artículo es de hace 7 años

La Unión de Periodistas y Escritores de Cuba (UPEC) declaró con orgullo que “viene hace ya tiempo” –notemos el tono condescendiente- promoviendo “el debate abierto y transparente”, lo cual incluye las “discrepancias acerca de las insuficiencias y cortedades que tiene el periodismo cubano”.

Estas declaraciones se dan a un mes de que la institución periodística sancionara al reportero José Ramírez Pantoja con la separación definitiva de su centro laboral, en Radio Holguín, luego de haber reproducido en su blog personal la intervención abierta de la subdirectora del diario Granma, órgano de prensa del Partido Comunista de Cuba (PCC).

En un editorial publicado el pasado 20 de septiembre, la organización que rige la prensa cubana instó a los medios de comunicación en la isla a dar un “salto” hacia el periodismo creativo sin recaer en la “propaganda apologética”, pero sin olvidar la lealtad incondicional al gobierno.

“La organización se ha tomado muy en serio el precedente reflexivo que sentó nuestro séptimo congreso, y la necesidad de que nuestros colectivos profesionales, en sus respectivos medios de prensa, comiencen a dar el salto necesario hacia ese periodismo creativo y audaz, que desborde los esquemas de propaganda apologética y entienda la lealtad a la Revolución y la defensa de esta, como un honesto ejercicio reflexivo”, destacó la publicación

Para la UPEC, evidentemente, hay una diferencia abismal entre un periodismo subyugado al Estado, y la propaganda. Pero para quien tiene dos dedos de frente, el ejercicio propagandístico se ha entendido siempre como resultado del insano compromiso entre los medios y la “clase” dominante, especialmente en Cuba, donde el 100% de los medios tradicionales (radio y televisión) son propiedad del Estado (la clase dominante).

La UPEC sostiene que el “periodismo revolucionario de altura” debe combatir “a la derecha de este mundo”, la cual se divierte con las insuficiencias de la prensa militante cubana para arremeter luego “con alevosía y saña contra la Revolución”.

“La audacia hoy es seguir creyendo que el periodismo revolucionario de altura, audaz y responsable a la vez, pueda enfrentar la componenda de las desactivaciones y los desencantos en bytes y gigabytes desde la derecha de este mundo, que anda bastante encorvada, como para solazarse tanto en las insuficiencias de nuestra prensa, y en las lagunas que dejamos para que otros, a nuestro pesar, las llenen con alevosía y saña contra la Revolución.”

Este editorial sucede también luego de la ratificación de la sanción impuesta a Ramírez Pantoja, quien recientemente apeló al Código de Ética Periodística ante el Tribunal Municipal del Órgano de Justicia Laboral. Sin embargo, la decisión que separó al reportero de su trabajo, que llevaba desarrollando por más de diez años, resultó irrefutable.

Según el artículo, la UPEC como sector profesional nunca ha ocultado sus “propias deficiencias”, ni las discusiones o procesos cognitivos dentro de la organización. No obstante, Pantoja fue expulsado por divulgar una reflexión expresada en el más reciente encuentro de profesionales de la UPEC, donde nunca se advirtió de no grabar o tomar notas para futura reproducción de lo dicho allí.

Entonces, cómo debemos entender que la UPEC “nunca ha ocultado” sus debates, deficiencias y discusiones, cuando Pantoja representa hoy el vivo ejemplo de las represalias a quien trata de romper, bienintencionadamente, el secretismo propio de este tipo de organizaciones, a primeras luces sindicalistas pero de sumisión ciega y declarada al Estado.

Si nada se oculta, cómo debemos entender que la prensa oficial cubana no se haya pronunciado, ni en los espacios digitales, en relación al caso de Ramírez Pantoja más que para dedicarle –a él y a aquellos que sigan el ejemplo- la siguiente advertencia a través del referido editorial:

“Aquí en La Habana, en Santiago de Cuba o en Holguín, la UPEC tiene el derecho de velar por la ética profesional y de impedir que la buena intención de nuestros foros, sea tergiversada por falaces cotilleos en las redes sociales y en las aguas procelosas de Internet, mediante amputaciones ideológicas y tendenciosas cirugías oportunistas”

¿Amputaciones ideológicas? ¿Como las perpetradas cuando se televisaron fragmentos escogidos de la intervención de Karina Marrón, íntegramente publicada por Pantoja? Si molestó tanto la publicación de la misma en un blog digital porque, en condición de debate a puertas cerradas, no estaba permitida su reproducción, para qué molestarse en llevar recortes escogidos a la televisión nacional. ¿Quién protagonizó una verdadera cirugía oportunista?

“Pero hay que respetarnos. Y exigiremos respeto con el filo de la palabra y la imagen”, concluye la UNEAC su declaración de principios, donde también avisa defenderá la dignidad del periodismo revolucionario cubano, “aunque no siempre lo diga todo, silencie lo que urge decir o no lo exprese con todo el ingenio y la belleza”.

Uds. Deciden, ¿Nos conformamos con este periodismo?

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