La derogación de la "Ley" de Pies Secos, Pies mojados, dejó en un limbo migratorio a decenas de miles de cubanos que aspiraban en las próximas horas a llegar a territorio norteamericano y acogerse, como había venido sucediendo desde varias décadas al Asilo Político, y eventualmente, al año y un día optar por los beneficios de la Ley de Ajuste Cubano. Pero todo ha cambiado.
El presidente norteamericano Barack Obama, de golpe y porrazo eliminó la prerrogativa presidencial lanzada en la época de Bill Clinton, mediante la cual se establecía una clara diferencia entre aquellos que llegaban a pisar suelo, y aquellos otros que eran interceptados antes (en el mar fundamentalmente).
Incluso a esto último, al ser interceptados en aguas cercanas a la costa, los cubanos le encontraron solución.
Para evitar ser devueltos a la isla, comenzaron muchos a autoinfligerse heridas,por las cuales no pocos debieron ser trasladados a hospitales. Una vez ya en tierra, las reglas del juego, evidentemente cambiaban automáticamente. Pero ya no hay ley de ajuste. Ya no vale herirse con un arma blanca. Te atenderán, sí, en un hospital, pero después serás deportado.
Todo esto ha provocado que los agentes fronterizos norteamericanos hayan extremado sus precauciones desde ayer.
La Guardia Costera lanzó un aviso al respecto, y desde México, del puente de Laredo, llegan imágenes por Facebook que muestran cómo es que los guardias fronterizos han establecido perímetros incluso cientos de metros antes de las oficinas de Aduana e Inmigración.
Debajo de los puentes, mojándose por el Río Bravo, un lugar que resultaba insospechado para "cruzar" - no un cubano - los guardias han apostado patrullas fronterizas.
Y es que a pesar de que ya no serán "bienvenidos como antes", muy probablemente continúen llegando.
Las reglas del juego han cambiado en Estados Unidos; las condiciones que favorecen la emigración siguen iguales en Cuba.
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