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Cubanía y Libertad

Hay que suponer que algo malo corre por nuestra particular idiosincrasia; de otra forma no se pudiera explicar cómo tantos de nosotros hemos actuado y continuamos actuando ya sea de forma pasiva o activa y sorprendentemente en contra de nuestros propios intereses

Mambises cubanos © Wikimedia
Mambises cubanos Foto © Wikimedia

Este artículo es de hace 6 años

Luego de concluir la Guerra Hispano Cubana Americana de 1898, al llegar Máximo Gómez a La Habana, miles de personas salieron a recibir al ejército libertador y Gómez sorprendido le comentó a uno de sus hombres: "Si toda esta gente hubiese peleado con nosotros habríamos derrotado a España hace muchísimo tiempo".

La veracidad de esa afirmación pudiera ser o no relevante si la misma no constituyera una especie de maldición en contra de los deseos de los cubanos de vivir en libertad.

Aunque muchos de nosotros no lo crean somos sapiens como el resto de la humanidad, no más que eso; y claro que compartimos valores y sentimientos universales. Sin embargo, ciertas particularidades definen la cubanía, algunas no tan profunda como nuestra fascinación por la guayaba, otras definitivamente algún día tendrán que someterse con rigor a un juicio histórico, para poder entender nuestro patrón de comportamiento y explicarnos de alguna forma el por qué de nuestra realidad actual y si es posible nos ayude a descifrar el modo de cambiarla para nuestro beneficio.

En definitiva, hay que suponer que algo malo corre por nuestra particular idiosincrasia, y ese algo lo entendió malévola y perfectamente FC, de otra forma no se pudiera explicar cómo tantos de nosotros hemos actuado y continuamos actuando ya sea de forma pasiva o activa (eso sí) muy contradictoria y sorprendentemente en contra de nuestros propios intereses.

Veamos algunos ejemplos relevantes:

  1. Mientras que los americanos tienen en esencia la misma constitución desde el 1787 (230 años) la cual en su mayoría celebran y glorifican, nosotros tuvimos 7 constituciones desde 1869 hasta 1959 (en 90 años). Eso nos pudiera decir que el reconocimiento al trabajo y el aporte de otros por la emancipación, no es nuestro fuerte.
  2. Nuestros mambises no fueron capaces de liberarnos del dominio español, por mucho que ya la fruta estaba madura, lo cierto es, que al momento que la flota del almirante Cervera era sometida en Santiago de Cuba, ninguna ciudad de importancia era controlada por los mambises. Esto demuestra, que el consenso de los cubanos expresado en el campo de batalla no era suficiente como sucedió en el resto de Latinoamérica.
  3. La exagerada relevancia de lo extranjero en nuestra historia e idiosincrasia, desde la creación y aceptación de la bandera de Narciso López (venezolano) cualquiera que hayan sido las circunstancias, el hecho es que fue marginada la iniciativa de Carlos Manuel de Céspedes; el también creer que la suerte de Cuba estaba atada al humor de Estados Unidos; así como el papel de Máximo Gómez y Ernesto Che Guevara. Es también interesante con la facilidad que FC subordinó (sin que se le cayera la cara de vergüenza) públicamente “su” isla a la Unión Soviética por escrito en la constitución hecha y aprobada por el mismo, por el simple hecho de que le convenía. Al parecer tendemos a vivir en una contradicción enorme que se expresa, por un lado, en creernos el pueblo elegido, y por otro lado, nos es más fácil y parece ser que preferimos ponernos de acuerdo para las cosas importante (para decir lo menos) con los NO cubanos que entre cubanos.
  4. Totalitarismo por 60 años en toda su extensión, eso tiene que tener su afectación cerebral e influir en el comportamiento. Es increíble como ya fuera de Cuba y con acceso libre a la información, encontramos entre nosotros un elevado sentimiento de cubania al mismo tiempo que se muestra un total desinterés por la situación política que allá prevalece. No importa los golpes a unas mujeres en las calles por el simple hecho de expresar ideas contrarias al sistema, no importa que tengan la potestad de negarte el derecho a entrar a donde naciste porque simplemente les da la gana, no importa que tengas que pagar el pasaporte y las tarifas telefónicas más caras de este mundo, que el acceso a internet y la telefonía móvil aparte de ser escandalosamente cara este concebida para ser pagada desde el extranjero, no importa la imposibilidad de poder asociarte libremente con quien quieras ya sea con carácter comercial o político. Y todo porque una familia así lo ha decido, muchas veces con nuestro consentimiento directo o indirecto bajo la base de haber creado el mito de que son invulnerable bajo un manto ideológico que ya ni existe.

El simple hecho de gobernar por casi 60 años debería ser un delito. El que miles de personas no se entreguen o participen en un proceso político que en caso de concretarse y triunfar, sea beneficioso para la mayoría y en detrimento muy particularmente de una sola familia y otras pocas bajo pena de fidelidad a toda prueba; es algo que es difícil de entender y mucho menos arreglar si no se discuten las causas que pudieran originarlo.

El hecho es, que la cubanía tiene un serio problema en este sentido, y parece ser que viene de atrás, lo cual explica sin justificar nuestro comportamiento muchas veces de temor, indiferencia, simulación y falta de solidaridad con el que lucha y se manifiesta abiertamente, ya sea fuera de Cuba o dentro de ella. La aceptación del mito junto a la falta de apoyos y consensos entre nosotros constituyen la fortaleza de la tiranía.

Cuando entendamos que los mitos son algo poderoso hasta el momento en que dejemos de creer en ellos, y podamos demoler así nuestros temores, ese será entonces, el tiempo de merecer la libertad.

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