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Según el diario The New York Times, a raíz de los numerosos reportes de información norteamericana filtrada a Rusia, incluso en la época electoral, el mandatario saliente norteamericano Barack Obama estableció una serie de medidas de seguridad y colocó en puestos claves a individuos "absolutamente leales a la nación", con el objetivo de evitar que nuevos datos siguieran siendo utilizados "más allá de las fronteras estadounidenses".
En los días finales de su gobierno, Obama se reunió reiteradamente con varios funcionarios, consultó numerosos documentos e informes de inteligencia, e informó a los organismos federales que una investigación de este tipo estaba sucediendo.
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Al parecer, el mandatario y sus asesores echaron mano de Intellipedia, una especia de Wikipedia secreta utilizada por los analistas estadounidenses para compartir la información. La investigación incluyó decenas de fuentes y el monitoreo regular de "figuras extranjeras." Los resultados han sido celosamente guardados.
Las personas investigadas, asegura The New York Times, "hablaron bajo condición de anonimato". El FBI, además, se concentró en investigar la posible injerencia de Rusia en las elecciones y los supuestos vínculos entre asociados de Donald Trump y funcionarios de Vladimir Putin. .
Pero no solo el FBI estaría detrás de las pistas, sino que Obama autorizó además que el propio Comité de Inteligencia de la Cámara y el Senado llevase adelante sus propias investigaciones.
Esto resultados, a través de un funcionario del Ministerio de Justicia, podrían haber confirmado que Jeff Sessions, Fiscal General de la República, sostuvo al menos dos conversaciones con el embajador ruso en 2016. El dato, aún no confirmado, pudo haber estado en manos de la audiencia que lo interrogó el pasado 10 de enero. En esa oportunidad, Sessions negó cualquier posible vínculo con los rusos.
La movida de Obama, antes de abandonar la Casa Blanca, fue una jugada maestra. Y ya parece estar rindiendo sus primeros frutos.
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