¿Qué cambios puede hacer Cuba frente a Holanda?

Hay una posibilidad entre diez, pero el team Cuba puede ganarle hoy en la noche a Holanda.

Los tulipanes, verdugos de la tropa antillana en el Clásico anterior, han llegado a esta cita con el mejor equipo que armaron jamás. Xander Bogaerts, Andrelton Simmons, Jurickson Profar, Jonathan Schoop…, una excelente hornada de bigleaguers avala sus pretensiones de avanzar a las semifinales, para lo cual el primer (y casi decisivo paso) sería derrotar una vez más a Cuba.

Pero la escuadra de Carlos Martí tiene lo suyo, como lo demostró frente a Japón hace unas horas. Y de hacer los ajustes pertinentes, estaría en el camino de, por lo menos, ofrecer resistencia a la máquina naranja.

Se trata de un partido de vida o muerte para los criollos (no así para los holandeses, que aun perdiendo conservarían chances de avanzar siempre y cuando Israel no consiga ganar ante Japón). Y la pregunta es: ¿Se puede hacer algo en el line up?

Creo que sí. Un bateador al que he defendido a capa, espada y lanza, Frederich Cepeda, dio señales clarísimas frente a los nipones de que su esperada resurrección no es algo que vaya a producirse por ahora. Así pues, acepto la posibilidad de reemplazarlo en la tanda ofensiva nacional.

Son medidas desesperadas para situaciones límite. Pienso que Yosvani Alarcón podría encargarse del tercer madero, aprovechando el buen momento que exhibió frente a los recios lanzadores del equipo samurai. Y que Guillermo Avilés debiera asumir en la inicial en lugar del desconcertado William Saavedra, al tiempo que Yoelkys Céspedes retornaría a la titularidad llenando el hueco de Cepeda.

Me parece, además, que hace falta una revolución dentro del orden al bate. Mi propuesta es la siguiente: Roel Santos, CF; Víctor Víctor Mesa, LF; Yosvani Alarcón, C; Alfredo Despaigne, BD; Yurisbel Gracial, 2B; Alexander Ayala, SS; Guillermo Avilés, 1B; Jeferson Delgado, 3B; y Yoelkys Céspedes, RF.

Tal como se ha anunciado, Lázaro Blanco se hará cargo de las serpentinas y es de esperar -dada la calidad que lo acompaña- que su apertura nos depare mejores sensaciones que la que desarrolló recientemente ante Australia.

¿Qué pasaría entonces si pudiéramos obrar el milagro de batir a los pupilos del experimentado Hensley Meulens? Pues que si Japón pasa sobre Israel -lo cual entra perfectamente en todo cálculo- habría un abrazo a un triunfo y dos reveses entre judíos, tulipanes y cubanos, y el desempate muy probablemente le pasaría factura a los primeros, que cayeron noqueados por Bogaerts y compañía.

De ocurrir todo esto, sería necesario un choque extra para determinar al escolta de los del Sol Naciente. Un nuevo Cuba-Holanda, con boleto directo en disputa. ¿Y sería factible pensar a esas alturas en otro alegrón para nosotros? Ciertamente, nunca he sido devoto de la ciencia ficción.