APP GRATIS

Ecos del Clásico: Mis discrepancias con el Todos Estrellas

En esto de los Todos Estrellas, al igual que en la conformación de las Selecciones Nacionales, siempre hay sus aciertos y discrepancias

Todos Estrellas Clasico Mundial 2017 © WBCBaseball/ Twitter
Todos Estrellas Clasico Mundial 2017 Foto © WBCBaseball/ Twitter

Este artículo es de hace 7 años

Lo primero a la hora de armar el All Star de un campeonato es definir qué criterio animará la selección. Hay quienes se aferran a los números puros y duros del atleta; otros prefieren mirar al rol desempeñado por el jugador en situaciones decisivas; algunos, como los organizadores de este CMB, demandan resultados colectivos para recompensar el logro individual.

En mayor o menor medida, todos valen. Inclusive se les puede aplicar de conjunto, debidamente equilibrados. No obstante, siento que el peso mayor tiene que llevarlo la estadística, y que los elementos subjetivos solo deben entrar en la escena cuando hay una similitud marcada entre los candidatos en análisis.

De ahí que tengo varios puntos de divergencia con el Todos Estrellas del Clásico. Las tres cuartas partes de las nominaciones fueron a parar a los equipos involucrados en el juego final (Estados Unidos y Puerto Rico), dejando la impresión de que el brillo del evento prácticamente se limitó a dichas escuadras. Y esto es falso.

No hay que llegar a la última instancia para aspirar a un puesto en la elección. Yanquis y boricuas celebraron ocho desafíos cada uno en el torneo, pero Japón y Holanda apenas efectuaron uno menos, y Dominicana, Venezuela, Cuba e Israel jugaron seis partidos per cápita. Para mí, cualquier pelotero titular de una de estas escuadras puede gozar de suficientes veces al bate o innings lanzados para estar “en la comida”.

Hechas las aclaraciones necesarias, lo dejo con mi selección...

Receptor

Concuerdo. Yadier Molina (Puerto Rico) obtiene mi voto en dura batalla con Ryan Lavarnway (Israel) y Seiji Kobayashi (Japón), quienes lo aventajaron en indicadores importantes como average y OPS. Pero este es uno de esos casos en que hay que apelar al sentido común. A diferencia de sus oponentes, el capitán Molina bateó todo el tiempo en el quinto turno de un line up que no tuvo respiro: dos choques versus Venezuela, otros dos contra Estados Unidos, y sendas pulseadas con República Dominicana, México e Italia. Encima, sus prestaciones defensivas fueron claves para que Puerto Rico pudiera superar a Holanda en las semifinales.

Primera base

Concuerdo. Eric Hosmer (Estados Unidos) hizo méritos notables en una de las posiciones menos competitivas del evento. Solo él y Adam Jones tenían fuego bastante para inyectar moral en la novena.

Segunda base

Concuerdo. Javier Báez (Puerto Rico) continuó alardeando de calidad y acompañó acertadamente el trabajo de sus coequiperos. Tubey, vuelacercas, cinco fletadas y promedio de .296, elegancia en el fildeo y personalidad en el diamante, echaron tierra entre él y los restantes camareros

Tercera base

Concuerdo. Carlos Correa (Puerto Rico) probó ser el mejor pelotero latino del mundo, llevó con solvencia el tercer palo (tres bambinazos y nueve remolques) y jugó con nivel Guante de Oro una posición que le era extraña, la antesala.

Torpedero

Discrepo. Por una nariz, el performance de Brandon Crawford (Estados Unidos) me parece superior al de Francisco Lindor (Puerto Rico). Se trata de una carrera decidida en foto-finish: el caribeño fue mejor en anotadas, jonrones y OPS; el norteamericano pegó más extrabases, empujó más carreras y triunfó en promedio de bateo. Desde el noveno turno, Crawford sirvió más de una vez como bujía atacante, y luego de empezar dubitativo a la defensa, en la jornada del adiós regaló un recital de garantías con el guante.

Jardineros

Concuerdo. Wladimir Balentien (Holanda) no es solo uno de los outfielders estrellas del certamen, sino el MVP del campeonato. Wow!: promedió .615, impulsó 12, sacó cuatro pelotas del estadio, sopló 16 hits… La palabra “intratable” no alcanza para calificarlo.

Concuerdo. Gregory Polanco (República Dominicana) reventó la liga con 11 imparables en 19 turnos, entre ellos un tubey y un bambinazo. Su average de .579 se combina con un OPS de .1461 para borrar todas las dudas del escéptico.

Discrepo. El tercer cupo en los jardines no puede ser para Christian Yelich (Estados Unidos), por más que el muchacho asumiera dignamente una gran responsabilidad ofensiva en la selección campeona. El joven de los Marlins estampó línea de .310/.375/.448 con tres remolcadas, muy por detrás de lo conseguido por el dominicano Nelson Cruz, el italiano John Andreoli, el holandés Jurickson Profar o el nipón Yoshitomo Tsutsugo. Pero chovinismos aparte, la plaza restante siempre debió corresponder al cubano Alfredo Despaigne: .474/.583/.947, con tres vuelacercas y seis empujadas.

Bateador designado

Discrepo. Siempre he simpatizado con Carlos Beltrán (Puerto Rico). El veterano pujó fuerte por un puesto, mas se vio rebasado por Didi Gregorius (Holanda). Cinco extrabases contra uno, ocho impulsadas contra cinco y ventaja en la sumatoria de OBP y slugging, le alcanzan al paracortos de los Yankees para ganar la apuesta.

Lanzadores

Los organizadores eligieron a un trío de serpentineros, sin distinciones de especialidad o mano de lanzar. Yo discrepo con ese proceder, aunque a la postre coincidiré con dos de los tres nombres propuestos (a saber, Marcus Stroman, Kodai Senga y Josh Zeid).

Pitcher derecho: Marcus Stroman (Estados Unidos). Hubo promedios de efectividad más rutilantes, porque el suyo fue de 2.35. Hubo muchos que salieron invictos y él perdió una salida. Sin embargo, trabajó más que nadie (15.1 entradas), fijó un WHIP excelente (0.91), y asumió la cabeza en una rotación de la que se ausentaron las cabezas principales. Sus tres aperturas fueron super exigentes (dos ante Puerto Rico y una frente a Dominicana), y supo reponerse de un revés anterior para luego, a la hora de los hombres, esbozar un no-hitter a costa de los Correa, Lindor, Beltrán, Molina y compañía. La corona de su país es, en un altísimo por ciento, SU corona, y eso lo pone un paso por delante de dos diestros de enorme rendimiento, Kodai Senga (Japón) y Jason Marquis (Israel).

Pitcher zurdo: Danny Duffy (Estados Unidos). Único lanzador del Clásico con par de victorias sin revés, el siniestro dejó su PCL en 1.13 luego de ocho innings en el box, con esa misma cantidad de ponches y tan solo un boleto. En un choque crucial para la supervivencia, le tiró cuatro sólidos capítulos a unos dominicanos con el arma entre los dientes.

Pitcher relevo: Josh Zeid (Israel). El judío se robó el espectáculo: cuatro salidas –incluyendo una como abridor-, un éxito sin sombra de fracaso, dos juegos salvados y diez entradas sin admitir carrera. Era su campeonato, y se lo hizo saber a bateadores de Sudcorea, Holanda, Cuba y Japón.

¿Qué opinas?

COMENTAR

Archivado en:


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689