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Cinco medidas anticrisis para el béisbol cubano

No se puede seguir viendo el crimen en calma, y hay unas cuantas direcciones en las que caminar.

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Foto © Al bat

Este artículo es de hace 7 años

El movimiento beisbolero más floreciente del Caribe hace unas décadas, es ahora –qué pena- la sombra del que fue. Los niños ya no jueganpitenes callejeros; la Serie Nacional parece un campeonato para muchachos inexpertos y veteranos decadentes; el navío del team Cuba naufraga de competencia en competencia. La debacle…

Tomará muchos años salir de este marasmo sembrado con las semillas de la rigidez y regado generosamente por las aguas de la incompetencia. Pero el viaje más largo comienza con los primeros pasos, y urge darlos. No se puede seguir viendo el crimen en calma, y hay unas cuantas direcciones en las que caminar.

Personalmente, considero prioritarias estas cinco:

1-Sin base no hay futuro. Es preciso que cada niño vuelva a tener un guante, como antaño, y que a las áreas deportivas lleguen bates y pelotas suficientes. Si no garantizamos que los muchachos puedan desarrollarse, el torneo doméstico irá decayendo más y más hasta llegar a los niveles cualitativos de campeonatos como el italiano o panameño. Basta echar un vistazo a los terrenos para extrañar aquellos tiempos en que la pelota era una práctica general y cotidiana.

2-No hay por qué proscribir las Grandes Ligas. Sería ingenuo pensar que los niños volverán a amar el béisbol si el plato que se les ofrece es el del limitado torneo doméstico. Precisamente, casi todos quieren ser Messi o CR7 porque tienen la posibilidad de ver la mejor contienda de fútbol del planeta, y allí encuentran modelos que imitar. Mantener en el ostracismo a las Ligas Mayores, lejos de beneficiarnos, continuará arrebatando a la pelota su histórica condición de deporte nacional.

3-Hace falta humildad para buscar ayuda externa. Los métodos de captación, adiestramiento, comprensión y dirección se han revolucionadoextrafronteras, como consecuencia directa del provechoso matrimonio con la ciencia. Por razones tan obvias que no requieren explicarse, nuestros técnicos se han quedado atrás y necesitan acompañar la adquisición de implementos y bibliografía modernos, con el vínculo directo con especialistas de categoría. No más soberbia, por favor.

4-Aceptemos el Equipo Unificado. El 90 por ciento del talento insular echa raíces fuera del país, sobre todo en las ligas profesionales estadounidenses. Hacia allí habrá que dirigir la mirada a la hora de confeccionar los equipos a eventos internacionales, so pena de extender la cadena de derrotas (vergonzantes en no pocos casos) cosechadas en lo que va de siglo. No hay ningún documento ni prueba científica capaz de demostrar que Céspedes es menos cubano que Despaigne.

5-Respetemos el béisbol. Decía Alfonso Urquiola que nuestra pelota debe ser dirigida por gente que vivan para ella y no de ella. Personas dotadas de algo más que aptitudes para la obediencia; esto es, con la capacidad de proponer iniciativas para el crecimiento deportivo y económico del atleta, el brillo del certamen nacional, la resurrección del team Cuba, la masificación del juego y el enamoramiento del fanático.Gente que sepa que tiene en sus manos el patrimonio de un pueblo y lo defienda sin pensar en posibles represalias.

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