En los años noventa, Cuba y los cubanos perdimos muchas cosas. Entre las más importantes, se cuenta la industria azucarera, desmantelada a causa de una crisis económica y la interrupción del apoyo soviético.
Así, muchos años después, surgió el ingenio-museo Patria o Muerte, en lo restos del antiguo central Patria, ubicado en el municipio de Morón, a solo 36 kilómetros de la ciudad capital Ciego de Ávila.
Convertido en atractivo turístico, la instalación plantea un recorrido por los ancestros africanos, y el trabajo esclavo, hasta el funcionamiento de modernos equipos agroindustriales, que caducaron cuando se desmanteló la industria azucarera.
En el ingenio museo los turistas disfrutan de la tradicional bebida conocida por canchánchara, antigua bebida que preparaban los mambises, donde se mezclaba aguardiente con miel y cualquier cítrico que tuvieran a mano. Además, los turistas tienen ocasión de pasear en locomotora y de disfrutar de otras actividades culturales que mantienen vivo el patrimonio azucarero de Cuba.
El primer museo histórico del Ministerio del Azúcar (MINAZ) en la central provincia de Ciego de Ávila abrió sus puertas en 2011, como parte de un plan para convertir en museos siete antiguos centrales ya inactivos. Por acuerdo de la Comisión de Patrimonio Histórico Azucarero, el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y la Comisión Nacional de Monumentos, se convirtieron estos centrales en museos, con tal de preservar el legado histórico de la industria azucarera cubana.
A través de la excursión “Tras las huellas del azúcar”, de conjunto con el Ministerio del Turismo (MINTUR), se establece una ruta en la que se muestra al visitante una síntesis de la tradición azucarera de la Isla, con intervención de bailes folclóricos, proyección de videos sobre el desarrollo de la agroindustria, y un paseo de cinco kilómetros, a bordo de tres coches abiertos movidos por una locomotora de vapor marca Baldwing fabricada en 1920.
El museo muestra también una colección de herramientas y piezas que se utilizaban para la reparación de las máquinas, así como un parque de locomotoras de vapor construidas en 1920, una sigüenza, un zeppelín del año 1917, un motor de vía (chispita) y una grúa de marca Baldwing, que se utilizó durante la construcción del canal de Panamá.
Esta iniciativa formó parte del proyecto cultural La Ruta del Esclavo, aprobado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 1993, con el objetivo de revelar los inicios y consecuencias de la trata negrera y la esclavitud, (particularmente las interacciones entre los pueblos afectados de Europa, África, América y el Caribe).
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