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Silvio Rodríguez será inspeccionado por la "policía informática" cubana

Silvio Rodríguez ha despertado una “alerta” al anunciar que sufre en cierto modo una racha de mala suerte "informática".

Silvio Rodríguez © ABC
Silvio Rodríguez Foto © ABC

Este artículo es de hace 6 años

¿Puede uno imaginar que algún día Silvio Rodríguez llegue a “caer en desgracia” en Cuba? La vida suele ser más fecunda que la imaginación, así que sí, sería posible.

Más allá de quienes deseen o auguren que ese momento pueda llegar ―algo así como vivir la letra de “El necio” pero en sentido contrario― lo cierto es que el propio Silvio Rodríguez ha despertado cierta alerta e inquietud al anunciar lo siguiente entre los comentarios del post de Segunda Cita dedicado a la película "Santa y Andrés". Allí, en los comentarios al pie del artículo firmado por Guillermo Rodríguez Rivera, dice Silvio:

“Desde ayer en la tarde no tengo servicio de Internet personal. Coincidentemente han llamado a Ojalá del ministerio de Comunicaciones para informarnos que hemos sido seleccionados para una inspección. Nos han comunicado que además vendrán con la ORRI (nos aclaran que es una suerte de policía informática). Espero poder continuar el blog en breve. Viva la red abeja”.

Como se puede ver es una entrada del martes 25 de abril a las 10:10 (hora local) (foto: captura de Segunda Cita)

La declaración tiene su punto delicado si tenemos en cuenta los millones de cubanos en la Isla que quisieran disponer de un “Internet personal”, claro que Silvio es Silvio y él puede pagárselo al precio que sea; así que eso le confiere el derecho al pataleo.

A la primera parte de la declaración sigue la suspicacia del “coincidentemente”, que sirve para cargar con la segunda cuota de mala suerte: una inspección.

A ello se suma la incomodidad del tercer elemento en juego: “además vendrán con la ORRI (nos aclaran que es una suerte de policía informática)”.

Las siglas fallan porque en realidad se trata de la Oficina de Seguridad para las Redes Informáticas (OSRI), una entidad nacional dependiente del Ministerio de la Informática y las Comunicaciones que cumple el propósito de "Llevar a cabo la prevención, evaluación, aviso, investigación y respuesta a las acciones, tanto internas como externas, que afecten el normal funcionamiento de las Tecnologías de la Información del país", según aparece indicado en la web de esa entidad ministerial.

Corte del servicio de internet, una inspección y la visita de lo que el propio Silvio llama “policía informática”; visto en conjunto, la verdad es que no suena bien. De ahí que el propio Rodríguez haya plantado la semilla de la desconfianza con ese aviso inicial, conocedor de que sus palabras y movimientos no pasan inadvertidos.

Varios de sus seguidores reaccionaron rápidamente con idéntica suspicacia y preocupación, no faltó quien hiciera alusiones al "bloqueo interno" y otras similares:

Comentario de un seguidor del blog Segunda Cita (foto: captura de Segunda Cita)
Segunda Cita es un espacio donde Silvio Rodríguez suele convocar un debate más intenso de lo acostumbrado en espacios digitales cubanos, pero siempre desde la izquierda socialista, según se encarga de aclarar este seguidor (foto: captura de Segunda Cita)

Los "segundaciteros" no dudaron en defender un espacio dedicado a algo que en Cuba siempre suscita preocupación: el debate, pero no el de la Mesa Redonda (a menudo dominada por las mentes cuadradas). Hay que tener en cuenta que todo esto pasaba al pie de un artículo dedicado a la "oficialmente" vilipendiada "Santa y Andrés", la película que las instituciones culturales cubanas (y las que no) decieron apartar de la vida cinematográfica del país.

Pero volvamos a Silvio y a su cadena de "mala suerte" ¿Paranoia? ¿Conspiranoia? ¿Se está advirtiendo a Silvio Rodríguez "desde arriba" que maneje a discreción su vida informática? Cada cual es libre de pensar lo que quiera en ese sentido.

No obstante, sabido es que en los últimos tiempos el cantautor cubano ―que siempre ha sido firme y ciego defensor de la Revolución Cubana y de Fidel Castro― ha dado muestras reiteradas de cierta inconformidad: ahí ha quedado su reciente tema "Para no botar el sofá (canción editorial)", canción con una rebeldía que muchos consideran ya tardía; su solidaridad pública con el periodista holguinero José Ramírez Pantoja, expulsado de su trabajo en Holguín por compartir palabras que alguien consideró impublicables; y más recientemente ha quedado registrado el comentario de Silvio Rodríguez criticando también la expulsión de la estudiante de periodismo, Karla María González, de la Universidad Central de Las Villas.

Por suerte para el cantautor, la historia del internet interrumpido tuvo un final feliz:

“La interrupción de mi Internet personal fue un cable roto que ya me arreglaron. Veremos en qué consiste la inspección de Ojalá y qué nos dice la policía del ciberespacio. Así que por lo pronto continúa Segunda cita, ya veremos el Zurrón, que sale por Ojalá”.

(foto: captura de Segunda Cita)

No obstante, Silvio parece estar nervioso, inquieto, y lo cierto es que ni corto ni perezoso se ha servido del eco que generan siempre sus declaraciones para hacer valer su espacio y su figura.

Todavía hubo tiempo de una tercera publicación, en la que el cantautor actualizó a sus seguidores con lo último que sabía:

(foto: captura de Segunda Cita)

El periodista uruguayo Fernando Ravsberg, que compartió desde su blog “Cartas desde Cuba” las palabras de Silvio, ha hecho también su llamado de alerta al afirmar: “Estemos todos solidarios, pendientes y atentos, digo yo”.

Y uno se vuelve a preguntar: ¿Silvio Rodríguez en la mirilla? ¿Será posible?

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Judith Moris

Redactora en CiberCuba. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Habana, y Máster por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesora en la UH e investigadora en la UAB, y redactora/editora de la editorial Teide


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Judith Moris

Redactora en CiberCuba. Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de La Habana, y Máster por la Universidad Autónoma de Barcelona. Ha sido profesora en la UH e investigadora en la UAB, y redactora/editora de la editorial Teide