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Arquitecto cubano: "En La Habana se vive reutilizando lo que quedó de la Cuba capitalista"

Heriberto Duverger reconoce que las ciudades de la Isla necesitan volver a revolucionarse.

Heriberto Duverger (drcha) en una imagen de archivo © Time Sapiens
Heriberto Duverger (drcha) en una imagen de archivo Foto © Time Sapiens

Este artículo es de hace 6 años

Pamplona (España), 14 may (EFE).- El arquitecto cubano Heriberto Duverger aseguró que el modo de vida de la Isla en grandes ciudades como La Habana o Santiago se basa en "reutilizar lo que quedó de otra vida, que fue la Cuba capitalista".

Así lo explicó en una entrevista con Efe en la que detalló que el urbanismo de cualquier lugar del mundo debe coincidir con lo que se considera una "buena vida", ya que es "la expresión de la vida de un pueblo".

El que fuera trabajador durante 26 años del Instituto de Planificación Física, reconoce que, "por una razón o por otra, por la insuficiencia, por todo", en Cuba no se vive a un nivel que pueda calificarse de "buena vida".

Duverger, que también trabajó como diseñador de muebles para la vivienda popular y en obras de arquitectura escolar y otros servicios urbanos, recuerda su ingreso en la escuela de arquitectura cubana un año después de la llegada de Fidel Castro al poder en 1959, en un momento en el que "todo empezaba a abrirse con la idea de hacer un mundo nuevo".

"Las revoluciones siempre tienen el proyecto de revolucionar el entorno donde se aplican", subraya.

"Yo era revolucionario porque era joven y quería construir, porque era arquitecto. Los tiempos me fueron favorables", asevera.

Esa "revolución del principio de mi vida, que ya no es la de estos días" fue para el arquitecto cubano "una locura necesaria" que trató de modernizar el país tomando el urbanismo como herramienta para mejorar unas ciudades que hoy en día "están como para volver a revolucionar".

Duverger utiliza el término "magnolución", en referencia a las Escuelas Nacionales de Arte que se hicieron a principios de la revolución, a partir de 1960, que "fueron una desmesura, pero a escala del sueño revolucionario", aunque, con el paso de los años, "terminaron como olvidadas".

Se trataba, explica, de un proyecto de cinco grandes escuelas, aún inconclusas, que actualmente se intenta recuperar a través de un proyecto internacional, porque "son el testimonio de una época", de "esos sueños de megalomanía que tienen las revoluciones cuando son muy jóvenes".

"Nadie sabe qué hacer" con ellas, pero "son realmente encantadoras", afirma el arquitecto.

Tras su etapa profesional en Cuba, Duverger trabajó a partir de 1993 en Sevilla (España), como editor de publicaciones especializadas en arquitectura, sobre todo en guías de ciudades iberoamericanas, a raíz de un plan del Gobierno regional de Andalucía.

Duverger no repudia el trabajo de los grandes arquitectos de fama mundial, que son "los dioses de culto de las escuelas de arquitectura", pero admite que, en sus inicios, los jóvenes cubanos creían posible alcanzar la misma "grandeza" haciendo una arquitectura "con un sentido más público y reconocida por su capacidad de resolver los problemas de las mayorías".

"Al final, perdimos en ese juego, porque la arquitectura 'vende' las figuras y no hay estímulos para premiar, para reconocer una buena arquitectura", lamenta.

El arquitecto cubano, que participa en Pamplona (norte) en unas jornadas de arquitectura, reivindica la nostalgia como un sentimiento "imprescindible" para vivir: "Yo soy del siglo XX, lo del XXI me queda grande".

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