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Tentáculos de militares penetran en la economía cubana y el turismo

El Bar Floridita de Hemingway o el restaurante Sloppy Joe son propiedad de militares cubanos.

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Este artículo es de hace 6 años

LA HABANA, 15 jun (Reuters) - El famoso bar Floridita de Hemingway o el restaurante Sloppy Joe son propiedad de militares cubanos, algo que muy probablemente no sepan los turistas estadounidenses que pasean por las plazas y las estrechas calles de La Habana colonial.

Cuando Donald Trump lance su nueva política hacia Cuba en un discurso este viernes en Miami, el corazón de la comunidad de exiliados de la isla, estará apuntando directamente a la vitalidad de esos lucrativos negocios.

Trump limitará significativamente la posibilidad de que compañías estadounidenses hagan negocios con algunas empresas cubanas ligadas al Ejército, según funcionarios de Estados Unidos.

"Cualquier prohibición de utilizar instalaciones turísticas de propiedad militar haría muy difícil reunir a grupos de más de siete personas porque por razones logísticas es necesario trabajar con el Gobierno", dijo Collin Laverty, presidente de Cuban Educational Travel.

La cifra de estadounidenses que viajan a Cuba, principalmente en grupos grandes debido a las regulaciones de Washington, casi se ha triplicado en los últimos años y se espera que lleguen alrededor de 400.000 visitantes en 2017, según agencias de viajes de Estados Unidos.

El objetivo más obvio sería el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA) de las Fuerzas Armadas, un conglomerado presente en todos los sectores de la economía y que encabeza el general Luis Alberto Rodríguez, yerno del presidente Raúl Castro.

Se trata de una mala noticia para los políticos estadounidense interesados en un acercamiento y los cientos de empresas que acudieron a Cuba en los últimos años en busca de nuevas oportunidades.

El único acuerdo de un hotel logrado hasta la fecha y que puede ser el último por ahora, al menos en la capital, es el de Starwood Hotels & Resorts Worldwide, propiedad de Marriott International Inc, que firmó un pacto para gestionar un hotel propiedad de Gaviota en La Habana bajo la marca Sheraton inaugurado en 2016.

Gaviota forma parte de GAESA y los proyectos de desarrollo turístico en La Habana y otros sitios elegidos están casi exclusivamente en sus manos.

Los puertos de la Costa del Golfo de Estados Unidos y el Puerto de Virginia, que han firmado cartas de intención para trabajar con la nueva terminal de contenedores de Mariel, probablemente tendrán que buscar otros socios debido a que es controlado por la compañía Almacenes Universales, también de GAESA.

La terminal alimenta una zona de desarrollo al estilo de China, que le permite a los inversionistas el 100 por ciento de propiedad y que fue visitada por decenas de delegaciones estadounidenses de negocios a partir de 2015, pero no han suscrito acuerdos. El área también es controlada por Almacenes Universales.

GAESA no maneja los aeropuertos de Cuba, ni las terminales de cruceros, lo que significa que las aerolíneas y los operadores de barcos de turismo de Estados Unidos podrían no verse directamente afectados, pero sí controla los puertos deportivos.

Todos los hoteles, tiendas, restaurantes de la Habana Vieja de la empresa Habaguanex, pasaron recientemente a manos de GAESA, que comenzó modestamente en la década de 1980 como parte de un esfuerzo para impulsar la gestión económica del atascado sector civil que usaba técnicas de administración de estilo soviético.

La empresa ha crecido enormemente en la última década desde que Raúl Castro reemplazó a su hermano Fidel en la presidencia del país. Y cuenta con decenas de compañías que controlan entre el 40 y el 60 por ciento de las ganancias en divisas de la isla caribeña, según economistas cubanos.

Los libros contables de GAESA, como los de otras empresas estatales, no son públicos.

Un exembajador británico en Cuba, Paul Hare, quien imparte clases en la escuela de Estudios Globales de Pardee, de la Universidad de Boston, dijo que el Ejército es visto como un guardián de la Revolución.

"Su función es asegurar que los cubanos privados y los inversores extranjeros no socaven los principios del socialismo", dijo Hare.

(Reporte de Marc Frank.; Traducido por Nelson Acosta; Editado en español por Javier López de Lérida)

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