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Rolando Crespo: "Nací para ser psicólogo"

Como psicólogo del deporte, oficialmente comienza a trabajar con selecciones nacionales en el año 1992. Primero fueron los equipos de nado sincronizado, gimnasia rítmica, fútbol, esgrima (sable) hasta el béisbol juvenil en el 1995

 © Facebook/Rolando Crespo
Foto © Facebook/Rolando Crespo

Este artículo es de hace 6 años

Pese a las muchas entrevistas que ya les he mostrado a los lectores de CiberCuba, hasta ahora no había tenido la oportunidad de conversar con un psicólogo. Pero siempre hay una primera vez, y he aquí lmi animada charla con alguien que conozco desde bien joven, hijo de uno de los grandes narradores cubanos de la tele: Rolando Crespo Jr.

“Nací el 3 de junio de 1962 -según mi mamá Lourdes a las 13:10 horas- en el hospital de Morón, entonces provincia de Camagüey, hoy Ciego de Avila.

“Mi mamá laboraba como Auxiliar de Contabilidad y papi era narrador y comentarista deportivo: en los años 50 y 60 en la emisora Radio Morón, después, desde el año 1967 hasta el año 1971, en la página deportiva del periódico Juventud Rebelde y en la Emisora COCO de la capital, y a partir de 1975, en la Televisión Nacional.”

Roly es hijo de padres excelentes, modelos ejemplares de seres humanos, que trasmitieron a su único hijo condiciones humanas básicas: altruismo, camaradería, amistad, alegría, honradez, lealtad, estudio, superación personal constante y amor a la familia.

"Mi papá para mi constituyó un modelo de referencia moral. Con él aprendí la puntualidad, el rigor de cumplir mis deberes, el amor al estudio, al trabajo y a mi profesión, viéndolo a él siempre un trabajador consagrado y honesto.

“Su empeño, amor y dedicación lo condujeron a convertirse en uno de los mejores redactores deportivos de Cuba, así como en uno de sus principales narradores y analistas. Para el boxeo específicamente creó un estilo y una manera de describirlo y analizarlo.

“Recuerdo cómo se preparaba en su cuarto, desde unas 4 ó 5 horas antes de realizar una transmisión de béisbol, boxeo, baloncesto, polo acuático, atletismo; lo recuerdo realizando rutinas con la voz, repitiendo palabras clave relacionadas con la presentación de la transmisión y otras de carácter específico respecto a la disciplina propiamente dicha, subiendo y bajando los tonos.

“Era muy cuidadoso con la pronunciación y con no atropellar las palabras. Decía que a la afición que escucharía más tarde había que respetarla sumamente, había que quererla para que te esperaran siempre con tu mensaje.”

Rolando Crespo Jr. siempre fue un muchacho inteligente al que le gustaba escribir. Muchos de los colegas de su padre veíamos en él a un continuador de la obra de Crespo. Sin embargo, no fue así.

“A pesar de que me gusta escribir, no me incliné por el Periodismo ni tampoco por la narración deportiva. Cuando niño solía hacerlo como momentos lúdicos con mis padres; recuerdo cómo yo narraba imaginarias situaciones de juego en las que involucraba a Wilfredo, Rosique, Urquiola, Isasi, Puente.

“Narraba imaginarios jonrones de Marquetti, Capiró, Muñoz, Cheíto, los sluggers de mi niñez, mis ídolos, con muchos de los cuales después tuve el honor de trabajar y de aprender, ya ellos como entrenadores.”

El Roly no fue narrador pero se inclinó para otra vertiente que también estaba relacionada con el deporte.

“Estudié la carrera de Licenciatura en Psicología con el objetivo específico de hacer después la especialidad en Psicología del Deporte. Culminé mis estudios universitarios en el año 1987.

“El día que me gradué enorgulleció a toda la familia; fue en septiembre de 1987. Nunca olvido cuánto aliento y apoyo emocional recibí de ellos. Mi hija Wendy tenía dos meses de nacida. Recuerdo que mi papá se encontraba inmerso en sus labores profesionales para el Torneo Internacional de Boxeo Giraldo Córdova Cardín. Yo me defendí a las 5 de la tarde y regresé a la casa de mis padres como a las 8 de la noche.

“Allí estaba mi mamá. Mi papá me llamó por teléfono en ese rango de tiempo, pues las transmisiones del Cardín se iniciaban a las 8.30p.m. Lo recuerdo muy contento y desde mismo instante, indicándome la dedicación, pasión y esfuerzo que tenía que mantener en mi ya profesional vida.”

Así comenzó su andar por su carrera, el joven Crespo; primero, hasta 1990, como psicólogo clínico en el policlínico de San Agustín en La Lisa y, ya a partir del 27 de octubre de ese año, comienza a hacer realidad el sueño por el que tanto había estudiado: entrar al Instituto de Medicina del Deporte, donde fue formado por muchos de los mejores especialistas y profesores de las Ciencias Aplicadas al Deporte a nivel internacional, así como grandes entrenadores deportivos del mundo de entonces.

“Aprendí mucho, tanto que gracias ellos, adquirí todo el conocimiento y las habilidades que hoy poseo. Llegué a laborar como psicólogo deportivo al más alto nivel, además de especializarme como docente e investigador.”

Hablar con el “Roly de su padre” (frase muy usada por mi querido compañero de tantos años Rolando Crespo) resulta algo muy agradable. No olvida a sus profes del deporte pero tampoco a “sus muy queridos, admirados y brillantes profesores de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana”.

Como psicólogo del deporte, oficialmente comienza a trabajar con selecciones nacionales en el año 1992. Primero fueron los equipos de nado sincronizado, gimnasia rítmica, fútbol, esgrima (sable) hasta el béisbol juvenil en el 1995, una meta elevada para su "juventud y los pocos años en el Instituto.”

Por aquel entonces, época de oro para la pelota cubana, un experimentado conocedor del deporte de las bolas y los strikes, el profesor Miguel Valdés (Miguelito), quien fungía como Director Técnico de la Federación Cubana, así como Jorgito Hernández, también experimentado preparador, se interesaron por su trabajo que ya había dejado huella entre los peloteros bisoños, tanto entre los juveniles como con el CUBA B.

“Es así que paso a ser el psicólogo de la selección nacional de mayores del pasatiempo nacional, el béisbol, que en aquel momento se alistaba a competir en los Juegos Panamericanos de Mar del Plata 95.

“Con ellos, entre experiencias de todo tipo en cuanto a preparación deportiva y competencias internacionales en países de 4 continentes (América, Europa, Asia Y Australia), estuve hasta el año 2001, previo al Campeonato del Mundo de Taipei.”

Para todos los que hemos estado vinculados al béisbol cubano, no nos es difícil pensar el grado de complejidad que tenía para él ser el psicólogo del deporte más amado por la afición, y por ende, considerado la bandera y orgullo de la nación. Todas las miradas estaban centradas en su desempeño, en sus resultados.

“Era difícil ser el psicólogo del CUBA. Éramos campeones absolutos de cuanto torneo tenía la IBAF (Federación Internacional de Béisbol), y mantener eso no era fácil.

“Tuve también la oportunidad de conocer a muchos de nuestros encumbrados deportistas, así como a jugadores y entrenadores prestigiosos de béisbol de muchos países y a personalidades de las ciencias, la cultura y las artes de nuestro país y foráneos.

“De ellos, Fidel, sin dudas, el más querido. En febrero de 1999, cuando nos llamaron para la preparación del Tope frente a los Orioles de Baltimore, él asistía todas las tardes a las sesiones de entrenamientos retomando aquellos años 60 cuando asistía a menudo a presenciar los juegos de las series nacionales. Así estuvo entre nosotros toda aquella etapa para el juego en Baltimore, los Panamericanos de Winnippeg y los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Nos conocía y dialogaba con cada uno de nosotros en los dogouts del Latino, en el túnel, entre home play y primera; y entre home play y tercera base; también en áreas aledañas a su oficina en el Consejo de Estado.”

“Recuerdo también a jugadores que asimilaban nuestro trabajo con mucho juicio, respeto y deseos. Por ejemplo, Pedro Luis Lazo, José Ariel Contreras, Rolando Arrojo, Omar Luis Martínez, Omar Ajete, José Estrada, Luis Ulacia, Juan Padilla, Gabriel Pierre, Yobal Dueñas, Javier Méndez, Maels Rodríguez, Alberto Hernández, Orlando 'el Duque' Hernández, Germán Mesa, Juan Manrique, Norge Luis Vera, Orestes Kindelán, Antonio Pacheco, Eduardo Paret, Oscar Macías, Rolando Meriño, entre otros”.

En el INDER se sigue la política de, salvo excepciones, cambiar de deportes a la tríada médica; o sea, médico, psicólogo y fisioterapeuta. Fue así que Rolando empezó a atender al levantamiento de pesas.

“Desde el 2002 comienzo con los pesistas. Con ellos me sentía bien; sin embargo, dos años después, tras logros significativos del deporte en cuestión, fui llamado Cubadeportes s.a, para trabajar en la Confederación Deportiva de Guatemala. Por supuesto que acepté y hacia la nación centroamericana partimos un grupo de especialistas de Medicina del Deporte y Ciencias Aplicadas.

“Me fue tan bien que en julio del año 2006 decido establecerme en Ciudad de Guatemala y emprender una nueva vida.

"Estoy casado con una psicóloga guatemalteca, docente universitaria y especialista en Psicología Clínica; tenemos un hijo de 12 años de edad. Continúo dedicado a la Psicología del Deporte inmerso en el fútbol profesional y en el Atletismo; y en ocasiones, en la docencia universitaria.”

A Rolando Crespo Junior le va muy bien aunque no está exento de la nostalgia de todo emigrante.

“Me siento bien, aunque, claro está, extraño nuestras costumbres, el barrio, los amigos de siempre, a mi mamá, a mi hija, a mi familia; pero aquí recibo también mucho amor y cariño familiar; y gran reconocimiento, solicitud y respeto como profesional.”

A sus 55 años al Roly sigue gustándole la ropa deportiva aunque, si la ocasión lo amerita, el traje, la corbata, y también la guayabera, no le son ajenos.

“Me gusta la ropa de marca: Levi's, Lee, Guess, Nautica, Ralph Lauren, Hang Ten, Emporio Parisino, Adidas, Puma, Umbro, Nike, Pierre Cardin y American Eagle.

“Uso zapatos Flexi, Adidas, Puma, y Wisconsin. Vivo en una gran casa, con todo tipo de aparatos y comodidades exteriores e interiores, con todos los servicios electrónicos y tecnológicos en un lugar exclusivo de esta capital, con otras propiedades civiles; y cuento con dos confortables automóviles.”

Por supuesto, “lo mismo” de lo que gozaría si estuviera en Cuba trabajando como psicólogo deportivo. ¡Sin comentarios!

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos