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El Servicio Secreto dejará de borrar el registro de visitas a la Casa Blanca por pedido de "Public Citizen"

Hasta ahora, el Servicio Secreto borraba automáticamente todos los datos sobre las visitas a la residencia presidencial, pero ha accedido a suspender temporalmente esa práctica.

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Este artículo es de hace 6 años

El Servicio Secreto de EE.UU. ―cuerpo encargado de proteger al presidente y a su familia― ha accedido temporalmente a la petición de no borrar los datos de los registros de visitantes de la Casa Blanca. Se trata de un paso que puede contribuir a publicar más información sobre las reuniones de Donald Trump.

A última hora del pasado martes, un escrito presentado ante la corte federal del Distrito de Columbia daba a conocer que los abogados del Gobierno aceptaron que el Servicio Secreto abandone esa práctica ―que hasta ahora era habitual― mientras permanece en litigio una demanda sobre ese tema.

Julie Straus Harris (abogada del Departamento de Justicia) destacó que "Aunque no es necesario para preservar los registros (...) el Servicio Secreto ha suspendido sus funciones de borrado automático", y que lo ha hecho en respuesta a la solicitud presentada la pasada semana por el grupo de derechos civiles “Public Citizen”.

Hasta ahora, el Servicio Secreto borraba automáticamente todos los datos existentes acerca de las visitas a la residencia presidencial. Se eliminaba una vez que era transferida esa información a la división de la Casa Blanca que se encarga de llevar un registro de las actividades del presidente.

Medios de prensa destacan que el hecho de que “el Servicio Secreto mantenga una copia de esos registros puede ser crucial para que el público pueda acceder a ellos”.

Y es que resulta que los datos que están bajo posesión de una agencia federal ―como es el caso del Servicio Secreto― pueden llegar ser solicitados por el público “para su divulgación en base a la Ley de Libertad de Información (FOIA, en inglés)”.

Sin embargo, los documentos que se encuentran bajo la jurisdicción de las oficinas de la Casa Blanca ―más cercanas al presidente― están sujetos a la Ley de Registros Presidenciales.

Lo anterior supone que en este último caso se pueda “mantener el secreto” de los registros, por ley, hasta cinco años después de que un presidente abandone el poder, y en algunos casos hasta 12 años después.

El expresidente Barack Obama ordenó que tanto la Casa Blanca como el Servicio Secreto hicieran públicos los registros de visitantes entre 90 y 120 días después de que tuvieran lugar, con excepción de algunas reuniones personales.

Sin embargo, al llegar Donald Trump al poder se canceló esa práctica por consejo de sus asesores, que adujeron como causa "riesgos de seguridad nacional y preocupaciones de privacidad". La nueva medida cambiará esa realidad en aras de una mayor transparencia.

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