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Vaivenes entre el cuentapropismo y el cooperativismo en Cuba

Como trabajador por cuenta propia es difícil lidiar con el sector estatal pues no te tienen confianza, no tienes personalidad jurídica

Cooperativa no agropecuaria © CiberCuba
Cooperativa no agropecuaria Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 6 años

El día que Martha Elena Pérez Ortega, una santiaguera emprendedora en el más amplio sentido de la palabra, decidió dejar atrás su condición de trabajadora por cuenta propia (TCP) y crear una cooperativa no agropecuaria (CNA), no fue una decisión tomada a la ligera, pues el desconocimiento y la incertidumbre opacaban esa transición.

Al contrario, ella sopesó muy bien los beneficios que le ofrecían cada una de estas formas de gestión económica, y se embarcó en una ruta que hasta ahora no ha dejado de ser incierta, “pero ahí voy, hasta el final”. Fue así que inició SERLIM, aunque aún no ha dado el primer llanto, ese que es un canto a la vida.

Las supuestas ventajas que le ofrece a un privado en Cuba ser una CNA, y no TCP, son el soplo que impulsan a esta mujer, junto a los otros 24 socios, a seguir un camino que huele a maratón con obstáculos, más que a carrera de velocidad.

Formar parte de una cooperativa no agropecuaria es tener mayor autonomía, facilidades para comprar en tiendas algunos productos, las empresas estatales lo tratan a uno con mayor respeto, no te cierran las puertas, no te maltratan y no le tienen miedo a la contratación de particulares”, asegura, aunque explica Martha que al ser una cooperativa en formación aún, no tiene la personalidad jurídica de esta forma de gestión. Ella es, aún, una TCP.

“Cuando yo llego a una empresa, les tengo que explicar que soy una cooperativa no agropecuaria en formación a la espera de la constitución oficial. Los directores de empresa y jurídicos tienen más que claro que una cooperativa en formación no tienen autonomía, sigue siendo persona natural. Los contratos que entonces logro que firmen hoy es como cuentapropista, no como cooperativa, y con la promesa de que pronto cambiaré de forma de gestión… el problema está en que necesito al menos 10 contratos para demostrar la factibilidad económica y lograr que me constituyan en La Habana, de manera oficial, la cooperativa SERLIM”, detalla.

“Tengo 6 posibles contratos casi firmados, en cuanto los tenga empiezo a insertar a mis trabajadores, pero cuando me constituyan la cooperativa tendré que volver a hacer nuevos contratos… es un proceso engorroso, pues una contratación, luego de convencer, suplicar y hasta rogar, puede demorar hasta 3 meses, y hay que tener todo en regla que demuestra que será una cooperativa y paralelamente tengo que tener también todo en regla los documentos como cuentapropista”, explica Martha, aunque aclara que llegado ese momento decidirá si que queda como TCP o como cooperativa.

Esta santiaguera, una de las muchas personas que ha decidido tomar en sus manos el futuro para asegurarse uno mejor, aprovechando que en 2012 se aprobó el Decreto Ley 305 del Consejo de Estado de Cuba, que estableció con “carácter experimental” las normas para la constitución, funcionamiento y extinción de cooperativas no agropecuarias de la economía nacional.

Sin embargo, ciertos temores existen hoy en la mentalidad de esta santiaguera a raíz de las sesiones de trabajo en la más reciente reunión de los diputados cubanos en la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuando se analizó el tema de las CNA y se anunciaron nuevas medidas que regulen las formas no estatales de gestión económica.

“Hay que esperar a ver qué pasa con el tema de las cooperativas no agropecuarias, porque se analizaron los hechos fraudulentos que han existido, entonces las cooperativas que estamos en formación como que no nos sentimos seguras ahora mismo de que resultaremos aprobadas, aun cuando en nuestro caso, por ejemplo, hemos cumplido cabalmente todos los requisitos y papeles que nos han exigido. Hoy sentimos incertidumbre de lo que pasará con las cooperativas, no sé si tendremos que mantenernos como cuentapropistas. De tener que continuar así, creo que se perjudicarían los contratos que casi hemos logrado con el sector estatal, porque ellos lo hacen al saber que estamos en formación de una cooperativa, aunque sí mis trabajadores mantendrían los salarios lo más alto posibles”, detalla.

Martha, antes de pretender dirigir una CNA, acumuló años de experiencia como TCP, específicamente se dedicaba primero a la decoración y el diseño, luego a los servicios de limpieza, “como trabajador por cuenta propia es difícil lidiar con el sector estatal pues no te tienen confianza, no tienes personalidad jurídica, no te conocen, salvo que tú conozcas personalmente a las personas que tienen que ver con esto en una empresa… es demasiado duro cuando eres un trabajador por cuenta propia, sobre todo porque tienen mucho miedo en contratarte, no todos dan ese paso, en especial con los servicios de limpieza, las decoraciones y diseños era más fácil. La personalidad jurídica que tiene una cooperativa, en cambio, es autonomía y respeto ante las empresas estatales”.

La personalidad jurídica que tiene una cooperativa, en cambio, es autonomía y respeto ante las empresas estatales

Cuando termine el mes de octubre, SERLIM –primera CNA de Santiago de Cuba dedicada al autoservicio de lavado, planchado, secado y arreglo de costurería, limpieza de inmueble, decoración de interior y exterior, los diseños y la jardinería– aspira a tener firmados unos seis contratos con diferentes empresas estatales del territorio, un éxito personal y profesional de Martha, causa de gran regocijo porque tiene en su rostro las huellas del cansancio que implica lograr esta forma de gestión económica en Cuba. Sencillamente es un camino tortuoso, casi diseñado para hacer desistir de la idea a los aspirantes.

“He recibido apoyo del gobierno para constituir la cooperativa, en sentido general, que no es lo mismo que decir que de todas las personas ni en todo momento. Llevo en esto un año y cuatro meses, porque en algún momento me llegaron a botar los papeles, en otro momento estuvieron engavetados, la primera vez no me quisieron aprobar la iniciativa… he encontrado ayuda, no puedo decir que no, pero ha faltado precisión en esta, personas que te den la mano y te digan exactamente lo que debes hacer, porque cada pequeño cambio, son sellos y dinero, por eso hace falta que la ayuda sea bien precisa”, asegura esta mujer emprendedora.

La casa de Martha, en Trocha 539, entre 12 de Agosto y Reloj, albergará las oficinas de SERLIM, todo el aparato administrativo, también la parte que estará destinada a la lavandería. Mientras las personas que se dedicarán a las limpiezas profundas y los trabajos de jardinería estarán en los puestos donde se ubiquen, además pone a disposición de los clientes personal de diseño y decoración de interiores y exteriores.

“Proponemos un salario mínimo que se incrementará una vez esté constituida la cooperativa no agropecuaria y se generen utilidades, para que se tenga una idea, un trabajador de la limpieza ganará mil pesos, e igual que en este caso, también los demás están por encima de los salarios básicos que reciben las personas que realizan las mismas labores en el sector estatal, entre otras razones porque las personas, a partir de negociar con los clientes, se adecuarán sus funciones según las demandas”, acota.

Aunque SERLIM aún no se ha constituido oficialmente como una CNA, ya su presidenta sueña no solo con verla en funcionamiento, con personalidad jurídica, sino que vislumbra otros retos como la de contar con capital extranjero y con la importación de productos para su negocio “ya he hecho mis averiguaciones en la cámara de comercio y ambos propósitos no son nada fáciles de realizar”.

Martha aprendió lo que otros muchos miles de cubanos que han apostado por formas no estatales de gestión económica: coger la suerte, el toro, con als dos manos, implica también hacerlo cuando se da la oportunidad, pensarlo dos veces puede ser un error imperdonable en Cuba.

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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José Roberto Loo Vázquez

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