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EDITORIAL: No es suficiente

Si de verdad el Gobierno cubano quiere normalizar la relación con la emigración, aquí tiene varias pistas de por dónde puede empezar.

Cubanos en la Base Naval de Guantánamo © Cortesía DukeUnivLibraries / Flickr (Creative Commons)
Cubanos en la Base Naval de Guantánamo Foto © Cortesía DukeUnivLibraries / Flickr (Creative Commons)

Este artículo es de hace 6 años

El ministro de Relaciones Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, ha cerrado en Washington el IV Encuentro de Residentes Cubanos en Estados Unidos anunciando cuatro medidas importantes para la diáspora de la Isla en el exterior: la eliminación del trámite de habilitación del pasaporte; la posibilidad de que los cubanos puedan visitar su país en lanchas y atracar en las marinas Hemingway, de La Habana, y Gaviota, en Varadero; el permiso para que todos los cubanos que salieron ilegalmente del país puedan regresar de vacaciones, excepto los que lo hicieron por la Base Naval de Guantánamo, y la eliminación del requisito de avecindamiento para que los hijos de cubanos en el exterior obtengan la nacionalidad nada más nacer.

Entendemos que todo lo que se haga con el ánimo de normalizar la relación entre la emigración y su país de origen es una buena noticia. Pero como todo en esta vida, tiene sus matices. No nos están regalando nada. Nos devuelven derechos secuestrados durante 58 años y lo hacen forzados por la decisión del Gobierno de Donald Trump de recortar las relaciones diplomáticas con la Isla. Al final, hasta le tendremos que dar las gracias al presidente de los Estados Unidos. Aún así, es un paso de avance y lo aplaudimos.

Pero creemos que Cuba puede y debe hacer más aprovechando este impulso ¿repentino? de apertura. ¿Por qué los cubanos tenemos que seguir pagando una prórroga de pasaporte que sólo tiene un fin recaudatorio? Ya es hora de que las autoridades cubanas eliminen ese peaje, pues no deja de ser una multa que tenemos asignada de por vida. Es una especie de compensación por los daños morales causados a un gobierno que nos dio educación y sanidad gratuitas hasta que decidimos marcharnos porque entendimos que con una salud de hierro y los conocimientos adquiridos podíamos darle un futuro mejor a nuestras familias.

¿Cuándo podremos los emigrantes cubanos invertir en la Isla? Un empresario alemán, español o italiano puede hacerlo. ¿Por qué un cubano con nacionalidad alemana, española o italiana no puede montar un negocio en su país de origen?

¿Por qué un cubano que haya adoptado una segunda nacionalidad tiene que entrar a Cuba obligatoriamente con pasaporte cubano y pasar por controles migratorios lentos y denigrantes?

¿Por qué los cubanos que vivimos en el exterior no podemos entrar y salir de nuestro país sin límite de tiempo y sin perder derechos? Seguimos siendo cubanos salgamos una, dos, tres, cuatro o las veces que sean necesarias. El sentimiento cubano no se destiñe.

¿Por qué los cubanos que quieren regresar a vivir en Cuba tienen que pasar por un proceso de repatriación que dura más de dos años y además, le cuesta dinero tener propiedades y residir en la Isla?

Si la salud pública es un derecho, si probablemente gracias a las remesas que mandamos los emigrantes, no ha habido una explosión social en Cuba, ¿por qué perdemos ese derecho cuando nos marchamos?

¿Podrán estudiar en Cuba los hijos de padres cubanos sin residencia legal en un país como España, que hasta ahora tenían acceso directo a la nacionalidad española y con la eliminación del requisito de avecindamiento la pierden? ¿Habrá que repatriarlos?

Ya en 2013 se eliminaron trabas absurdas para salir de Cuba como la famosa carta blanca o permiso de salida y la carta de invitación. En ese año se permitió que pudieran regresar a Cuba quienes habían abandonado el país en 1994 tras la crisis de los balseros si habían transcurrido más de ocho años desde su salida. Esa medida beneficiaba además a los deportistas de élite y a los médicos que habían salido a partir de 1990. También a ellos se les mantenían los ocho años de ‘cuarentena’.

Entonces se dijo que se hacía para proteger la Revolución. Ahora se hace porque Estados Unidos cierra la puerta y Cuba la abre. Es evidente que en 2013, hace cuatro años, podían haberse adoptado las medidas anunciadas este sábado en Washington. Como este sábado pudieron anunciarse medidas mucho más completas para los emigrados. Después de enero de 2013, cuando entró en vigor la nueva política migratoria del Gobierno de Raúl Castro, los cubanos que entraron al país en un plazo de 2 años, mantuvieron "en teoría" sus derechos en la Isla. Su carnet de identidad, las poquísimas facilidades aeroportuarias para importar su equipaje (pagando en moneda nacional), sus propiedades y el derecho a permanecer en el país por el tiempo que decidan. Estas medidas, aún nos parecían insuficientes en tanto tenían añadido el requisito obligatorio de los dos años. Pero, al menos, los cambios anunciados en ese momento fueron más efectivos que los de este sábado.

Todo esto nos da la razón cuando defendemos la devolución de derechos de quienes estamos fuera y seguimos queriendo a Cuba por encima de todas las cosas, incluso de las prohibiciones arbitrarias y absurdas. Porque en esa islita tenemos a nuestra familia, a nuestros muertos y nuestros recuerdos. Si de verdad el Gobierno cubano quiere normalizar la relación con la emigración, aquí tiene varias pistas de por dónde puede empezar.

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