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Entre bultos, papeles y robos

Doce horas de espera para recoger un paquete en La Habana... aunque vengas de Oriente.

Colas en la Agencia Palco, de Playa. © Pedro Acosta
Colas en la Agencia Palco, de Playa. Foto © Pedro Acosta

Este artículo es de hace 6 años

Para el cubano todo es traumático y recibir un paquete desde el exterior puede convertirse en una estresante odisea. Te pierdes entre bultos, papeles y pagos. Dar con la Agencia Palco, una de las dos que existen en el país, encargada de la recepción y entrega de los fardos que vienen de fuera, no es tarea fácil. Se encuentra, como el resto, en La Habana y se ubica en una calle del municipio Playa poco transitada y, por tanto, casi desconocida.

A pesar de vivir en la capital llego con mi esposa al mencionado lugar, tras recorrer el laberinto que hasta la agencia conduce. El impacto es inevitable y la desesperanza te llega de inmediato. La recepción y el salón de espera están desbordados al igual que la cafetería y algunas aéreas exteriores.Suman unas doscientas personas. Citadas para este mismo día mediante un amenazador mensaje que precisa que de no presentarte comenzarán a cobrar la estadía.

La recepción y el salón de espera de la Agencia Palco, en Playa,están desbordados.

Las desagradables "sorpresas" no esperan. De los cuatro bultos que pensábamos recibir sólo llegaron dos por lo que no era necesario el transporte que habíamos alquilado –un pequeño camión-, pero ya no podíamos echar atrás lo pactado con el chófer.

Roberto y Virgen, un matrimonio de Las Tunas, me cuentan que llegaron allí desde las siete de la mañana. "Primero la cola para entregar los documentos en la recepción y que te busquen para ver si apareces en la computadora", explica Roberto. Luego tienes que ir a ver a una tal Estela para que te diga si en realidad han llegado tus paquetes. Regresas, lo comunicas y te mandan a sentar.

Ya son las diez -dice la esposa- y estamos esperando por el siguiente trámite. Que nos llamen para entregarnos unas planillas que debes llenar. Luego a esperar a que encuentren tus bultos y te griten para que vayas a revisarlos y emitas el pago.

Hay personas esperando desde las siete de la mañana para recoger un paquete.

La cafetería cuenta con tres mesas en su portal, pero dentro de ella solo pueden estar cinco clientes que son atendidos por una sola persona que hace las funciones de dependiente, lunchero y cajero. Además prepara el café.

-Yo no puedo hacer más – comenta Reinier, el multioficio - Como usted ve esto no para y aunque de "plato fuerte" – sonríe- sólo tenemos el bocadito de jamón y queso si hay mucha variedad de dulces y líquidos. Además, preparar el café lleva su tiempo.

Trato de sentarme en una de las mesas, pero están llenas y no precisamente de comensales. "Ni se moleste en esperar. La gente llega, come y se queda esperando. Esto es más cómodo y despejado que la zona de espera". Es Genaro Beruvídes un recio ganadero de Camagüey. No es su primera "travesía" en estas lides. Ha venido con sus dos hijos y un nieto.

-Por suerte. ¡No, por suerte no! –Habla en voz alta- Soy un montero "agradecido" y eso siempre se tiene en cuenta. Como te decía, por suerte hemos hecho amistad con dos funcionarios de la Agencia Palco y ellos nos agilizan los trámites hasta con la Aduana.

"Nos habían citado a las 8:00 a.m. y el reparto no empieza hasta las 9:45 a.m."

Nos habían citado para las 8:00 am y no es hasta las 9:45 que comienza el lento despacho.

"Esto es una falta de respeto. ¡Coño! Yo vengo de Santiago de Cuba y ahora me dicen que mis bultos no están", se queja un hombre alto y flaco ante un funcionario de la Aduana.

-Pero eso es un problema de Palco. ¡No nuestro! -Le responde el aduanero.

-No, eso es un problema mío y de mi familia. ¡Quién nos compensa ahora por mis gastos!

Juntos suben las escaleras hacia las oficinas de la Dirección de la Agencia.

Converso con Pedro Pablo, un hombre jovial y campechano, Es de Ciego de Ávila.

-¡Compay!, esto es una locura. Nosotros somos ocho. Nuestras familias se pusieron de acuerdo allá y embarcaron los paquetes el mismo día para que pudiéramos pagar, entre todos, ese camionazo que ves allí.

-Nos cobra 600 CUC por el viaje –es Abelardo, otro de los ocho avileños- y además tenemos que pagarle los bocaditos y ya va por cinco y cuatro refrescos.

Aunque los paquetes no lleguen hay que pagar al chófer contratado para la recogida.

-"La culpa de este embrollo y gastos es del gobierno. Por querer cogerse el dinero y tener el control total no permite que la compañía Amazon trabaje en Cuba. Esa gente te lo pone todo en la puerta de tu casa. Y de seguro nos saldría más barato", dice un joven que intervino en la conversación sin decir su nombre.

Me di cuenta, por la expresión de sus rostros, que los avileños, al igual que millones de cubanos, desconocen la existencia de Amazon.

A las 7:30 pm nos llaman para el área de Aduana. Han pasado once horas. Mi esposa revisa los paquetes y se dirige hacia el área de pagos donde nos espera otra sorpresa. No solo hay que pagar los 420.00 CUP a la Aduana por la entrada al país de los dos bultos, sino que a la Empresa Palco hay que pagarle 200.00 CUC por sus "diligentes y múltiples" gestiones.

Mientras mi esposa está en estos trajines le pregunto a uno de los aduaneros el porqué, si allí hay seis buros con sus respectivos funcionarios sentados, solo uno de ellos está atendiendo al público. La elocuente y demoledora respuesta no se hace esperar. "Hay que trabajar mucho y nos turnamos. Y además…" Su gesto, al encogerse de hombros, me demuestra que a nadie, excepto a los clientes, le importa lo que allí pasa.

Sólo un funcionario atiende al público porque como hay mucho trabajo "se turnan".

Por fin a las 8.45 pm abandonamos la Agencia Palco. Durante la larga espera hemos gastado en bocaditos, refrescos, agua y café, no menos de 230.00 CUP. Eso es un poco más de lo que cobran muchos cubanos en un mes de trabajo. Al salir aún permanecen, en espera de que los llamen, Roberto y Virgen, el matrimonio tunero.

Ya saben, si tienen que ir a la Agencia Palco ármense de paciencia, espíritu de sacrificio y sobre todo lleven los bolsillos rebosados de dinero.

Si tienen que ir a la Agencia Palco, arménse de paciencia y lleven los bolsillos llenos.

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