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Así cumple trabajo forzado un pastor cristiano en Cuba

Ramón Rigal y su esposa se negaron a enviar a sus hijos, de 7 y 11 años de edad, a una escuela cubana, por considerar que el Sistema los adoctrina y los educa alejados de principios cristianos.

Ramón Rigal © YouTube
Ramón Rigal Foto © YouTube

Este artículo es de hace 6 años

El pastor cristiano Ramón Rigal Expósito (44 años) cumple un año de trabajo correccional en Cuba por negarse a que sus dos hijos asistieran a la escuela. La condena para su esposa, Adya Expósito Leyva (39 años) fue un año de prisión domiciliaria.

Ambos se negaron a enviar a sus hijos (de 7 y 11 años de edad), a una escuela cubana, por considerar que el Sistema los adoctrina y los educa alejados de principios cristianos.

A ello se suma que el Colegio Hebrón ―una institución cristiana con sede en Guatemala― ofreció de manera gratuita impartirles clases en línea, por medio de discos compactos y material impreso enviado directamente a su domicilio.​

Sin embargo, las autoridades educacionales de la Isla no aceptaron y, tras amenazas e interrogatorios, fueron llevados a juicio en el pasado mes de abril, y poco después condenados.

Rigal cumple su condena en la brigada de Mantenimiento de Áreas Verdes de la Dirección Municipal de Comunales en la provincia Guantánamo, donde corta el césped y reforesta parques y lugares públicos.

Según destaca Martí Noticias, esta misma semana el pastor evangélico ofreció una entrevista al programa "Cuba al Día" (Radio Martí), donde precisó las condiciones del trabajo que realiza.

Ha explicado que todos lo que trabajan con él cumplen sanciones por diversos motivos, y destacó que “hay que estar sancionado para trabajar en ese organismo, porque los salarios son muy bajos, las condiciones difíciles. Tenemos que chapear a machete”.

El salario es de 270 pesos cubanos, el equivalente a 10 dólares y ochenta centavos. Ramón Rigal explicó que asume el castigo como parte de sus ideas cristianas:

“Uno se siente avergonzado, porque lo que han querido es humillarnos. Pero este fue el legado que el Señor nos dejó: que por causa de nuestra fe y nuestros principios íbamos a padecer”.

“Realmente me siento incómodo, molesto, humillado por ellos, pero al final estamos cumpliendo el propósito, que es que los niños no sean adoctrinados en el sistema escolar cubano, y están recibiendo una beca muy profesional”, añadió.

En la discusión de diferencias con las autoridades educativas en Cuba, Rigal llegó a entrevistarse incluso con un directivo ministerial en La Habana, de cuyo encuentro destaca lo siguiente:

“Me dijeron que no podían aceptar el convenio educacional con Guatemala. Yo tuve una conversación con un asesor de la ministra (del Ministerio de Educación, MINED) y al final no podían decirme nada, lo único que me decían era que tengo que incorporarlos (a la escuela), pero las leyes y todos están siendo violadas”.

A pesar de la condena que le llegó por negarse a toda costa a que sus hijos asistieran a la escuela, el pastor Ramón Rigal manifiesta sentirse seguro de que el cumplimiento de la pena tiene un fin especial, cuando le van preguntando por qué él está ahí, él considera que hace un trabajo espiritual: “Ahí lo que tengo es que hacer mi trabajo, predicarles y hablarles de Cristo a ellos todo el tiempo, es mi labor”.

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