APP GRATIS

El mambo de Pérez Prado refuerza antibelicismo del filme israelí “Foxtrox”

El filme israelí acaba de ser visto en La Habana en el Panorama Contemporáneo como parte del Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano

Foxtrox © www.theguardian.com
Foxtrox Foto © www.theguardian.com

Este artículo es de hace 6 años

Ganadora del Premio especial del Jurado en el pasado Festival de Venecia; ocho premios de la academia de cines israelí y seleccionada por su país para competir al Oscar a la Mejor película de habla no inglesa, Foxtrox ha conseguido el aplauso mundial por repudiar la guerra en un país que vive en guerra.

Filme brillante y ambicioso, Foxtrox es una tragedia filial resuelta en tres actos, una pesadilla sobre la pérdida, el tiempo malgastado y el duelo. Está dirigida por el cineasta Samuel Maoz, quien ganó el León de Oro en el festival de Venecia 2009 con el filme Líbano.

Resuelto en tres partes, o en tres actos, el filme presenta el mambo de Pérez Prado en la segunda parte, cuando la trama abandona el opresivo apartamento familiar de la primera parte y se ambienta en la desértica frontera norte, donde cuatro jóvenes militares se aburren en un entorno surreal a fuerza de solitario.

Y esta segunda parte, la mejor de la película, se ve iluminada por el sorprendente mambo del músico cubano, matancero, pues aparece como apoyo surrealista a uno de los soldados, aburrido por no tener nada que hacer en ese puesto fronterizo perdido en el desierto.

Lo curioso y llamativo es que el director Samuel Maoz eligiera este mambo para subrayar la sinrazón de la presencia de los soldados en la frontera de Golán, en lugar de alguna pieza perteneciente a la tradición norteamericana, de Harry Fox, por ejemplo, que fue el creador de esta variante del jazz, con sonido de big band, llamada foxtrox.

Y precisamente por el toque surrealista que aporta el cubanísimo mambo, éste es uno de los momentos culminantes del filme, con el soldado improvisando para entretenerse, cuando el espectador sabe que es uno más de los cuatro jóvenes uniformados, obligados a permanecer en ese lugar inhóspito, en medio de la nada, tratando de sobrevivir al hastío en un contenedor inhabitable.

La escena del mambo ilumina toda la historia pues alude tácitamente al irreprimible deseo de vivir y disfrutar, aunque este anhelo juvenil parezca sofocado por el absurdo de la guerra, por el tedio de un puesto fronterizo y su rutinaria guardia.

Con semejante contenido, contrario al Servicio Militar de un país en permanente guerra, no es extraño que la ministra israelí de cultura haya repudiado Foxtrox: “La película sólo representa a aquellos que la premian y no a la sociedad o al Estado de Israel. Pido disculpas a los soldados israelíes y a sus familias porque no se merecían esto”.

Habría que pedir perdón por los muertos en la guerra, por el tiempo perdido, por las familias enlutadas, por los jóvenes forzados a gastar largos meses en el ejército, pero nunca por una película que reconoce todo ello, y por eso solo merece aplausos.

¿Qué opinas?

COMENTAR

Archivado en:

Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


¿Tienes algo que reportar?
Escribe a CiberCuba:

editores@cibercuba.com

 +1 786 3965 689


Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.