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Teresita Fernández y el arte de cantar porque tenemos el corazón feliz, feliz, feliz

Destacada cantautora, sobre todo en la creación musical para los niños, Teresita Fernández ha sido de las artistas cubanas más populares y respetadas.

Teresita Fernández Silvio Rodríguez Marta Valdés © www.fernandolucine.blogspot.com
Teresita Fernández Silvio Rodríguez Marta Valdés Foto © www.fernandolucine.blogspot.com

Este artículo es de hace 6 años

Nacida en Santa Clara, el 20 de diciembre de 1930, Teresita Fernández es tal vez la trovadora, narradora y pedagoga más conocida por tres generaciones de cubanos, amantes de sus canciones, sobre todo aquella que describe con alborozo la historia de un gato abandonado, hambriento, vagabundo y además, medio inválido, pero al fin y al cabo, feliz.

La canciones de Teresita nos enseñaron que podía haber algo sublime en las paticas de cucaracha llevadas al hormiguero, o en el brillo lunar de las latas del basurero que nadie quiere mirar, o en el tintín de la llovizna gris, o en el entusiasmo de tomarse de las manos y cantar una ronda como una sola voz.

Hay una larga lista de canciones como Vinagrito, Lo feo, Dame la mano, Porque tenemos el corazón feliz, Tin tin la lluvia, Rani, El grillito acatarrado, Pitusa y Eusebio, o El zunzuncito, entre muchas otras, que reúnen sonoridades de antiguas baladas y del folclore campesino, sin olvidar nunca la influencia de José Martí o Gabriela Mistral. De modo que Teresita completa un triángulo de grandes maestros latinoamericanos de música para niños cuyos otros vértices son el mexicano Francisco Gabilondo y la argentina María Elena Walsh.

Muchas de sus composiciones constituyen himnos al amor y a la cubanía, entendida esta como sinónimo de alegría y bondad, y a pesar de su medular aporte a la cultura de la Isla, en vida fue tratada, a veces, como una señora medio rara, de enormes espejuelos y ropa negra, que hablaba sin parar en sus presentaciones. Porque no todos la veían con los mismos ojos iluminados de Bola de Nieve cuando le decía que ellas jamás iba a necesitar otro adorno que sus canciones.

Así, en los años sesenta se iniciaría la popularidad de Teresita Fernández, según expresa en sus Ensayos voluntarios, el estudioso de la cancionística cubana Guillermo Rodríguez Rivera. Se trataba de una popularidad limitada a círculos de conocedores, pues los productores de radio y de televisión apenas se animaron a promover una artista cuya proyección se desmarcaba de la espectacularidad.

Tal vez Teresita pareciera una persona rara, y a veces sonaran melancólicos algunos recodos de aquella voz retumbante, de maestra primaria, pero la artista conocía a la perfección el modo de envolver a sus interlocutores, o a su público, en un efluvio de franqueza y calidez, mientras comunicaba la impresión de que se estaba entregando toda, sensible y peleonera, optimista e inconforme, siempre que conversaba cantando, o cantaba mientras conversaba.

Teresita parecía convencida de que toda gran alegría dependía de tres casi inconquistables certezas: la posibilidad de encantarse con la sencillez y la naturalidad, la imperativa satisfacción de comunicarle a todos el privilegio infinito de hacer el bien, y la convicción de que una canción, un gesto de ternura y esperanza puede hacer un milagro, el milagro de transformar en júbilo y belleza lo mucho de oscuridad que hay en el mundo.

Teresita posee una extensa obra para adultos, desconocida por muchos, que incluye boleros, poemas musicales, villancicos, habaneras y canciones. Su influencia fue poderosa en varias generaciones de trovadores, desde Silvio Rodríguez hasta Liuba María Hevia.

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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.


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Joel del Río

Joel del Río. Periodista, crítico de arte y profesor. Trabaja como redactor de prensa en el ICAIC. Colabora en temas culturales con algunos de los principales medios en Cuba. Ha sido profesor en la FAMCA y la EICTV, de historia del cine y géneros cinematográficos.