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La penosa agonía del Cocodrilo

La novena de Víctor Figueroa había firmado una segunda ronda espléndida, mientras que la de Carlos Martí apenas alcanzó a clasificarse cuarta con un balance casi igual de victorias y derrotas. Pero...

Cocodrilos matanceros © Girón
Cocodrilos matanceros Foto © Girón

Este artículo es de hace 6 años

Hace solo unos días, a punto de arrancar el play off Matanzas-Granma, escribí que no tenía un favorito claro para ese enfrentamiento. El criterio mayoritario le otorgaba ventaja a los (hasta ese momento) inspirados Cocodrilos, pero algo me decía que a Granma le sobraban aptitudes para contender.

Cierto: la novena de Víctor Figueroa había firmado una segunda ronda espléndida, mientras que la de Carlos Martí apenas alcanzó a clasificarse cuarta con un balance casi igual de victorias y derrotas. También es verdad que los yumurinos venían de ganar el tope entre ambos, y que su pitcheo era ¡de lejos! el mejor del campeonato, y que su manager se había reforzado con suficiente astucia como para dejar pocas rendijas en la casa.

Pese a ello, yo no di un candidato para llevarse el dual meet. Si me hubiera guiado solamente por la elocuencia de los números, nada habría tardado en levantar las dos manos por Matanzas. Apasionado como soy de la firmeza del bullpen, toda mi apuesta habría sido para el grupo de Lahera, Jonder, Yanier Blanco, Mirabal y Góngora. Convencido de la importancia de la experiencia competitiva, me hubiera inclinado sin pensarlo un instante por un equipo donde todos están aburridos de jugar postemporadas.

Insisto: no lo hice, y el transcurso de la serie le ha dado la razón a mi cautela, pues ahora mismo los Alazanes están cerca –muy cerca- de dragar el pantano. ¿Dónde ha residido su ventaja? ¿En el pitcheo, que trabaja para casi dos puntos menos que el de los rivales? ¿En el bateo, que funciona para .289 contra un raquítico .218? ¿En la contundencia de las conexiones, que triplica (12 por 4) los extrabases del contrario?

¿Hacia dónde mirar? ¿Al hecho de que el grupo titular formado por Gracial-Vázquez-Borroto-Sánchez ha conseguido cinco hits en medio centenar de turnos? ¿A que Duquesne tuvo una apertura rayana en lo patético? ¿A que Roy Hernández no le pudo hacer justicia a su liderato en efectividad?

Todo eso ha pesado en el estado actual de cosas. Sin embargo, yo creo que existe una palabra que resume la diferencia en la pulseada. Algo que salió a relucir justo el día en que menos debió hacerlo: esto es, cuando Matanzas le remontó nueve carreras al pitcheo de los campeones nacionales y, en lugar de jugar el último tercio de partido con el cuchillo entre los dientes y lista para el abordaje, pareció seguir estando abajo en la pizarra por un montón de anotaciones.

Entonces, ¿qué palabra es culpable de que el play off esté 3-1, con los Alazanes a un paso de otra finalísima y los Cocodrilos abocados a confirmar la teoría de la historia cíclica con un nuevo aborto vergonzante, el séptimo en siete campañas sucesivas?

Actitud. De eso se ha tratado todo el tiempo en el play off.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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