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Elián González: "Fidel nos dio las herramientas y la inteligencia para decidir por nosotros mismos"

Elián González cree que su madre estaría feliz de que su "estancia hubiese sido en Cuba"

Elián-González © Vicente Brito/ Escambray
Elián-González Foto © Vicente Brito/ Escambray

Este artículo es de hace 6 años

Para muchos Elián González siempre será el balserito cubano. La historia de la custodia del niño cubano de cinco años, cuya madre quiso llevarlo hacia Estados Unidos, y que fue acogido y luego retenido por sus familiares de Miami, provocó un largo proceso legal en el que todos en Cuba, de una manera u otra, voluntaria u obligadamente, se vieron involucrados.

Un asunto que en un país normal se hubiera resuelto de forma privada, se convirtió de golpe y porrazo en un problema “de todos”. Y así, durante casi un año millones de cubanos tuvieron que marchar en jornadas tan agotadoras como interminables, días en que estudios y deberes laborales quedaban aplazados para ir a “reclamar nuestro niño”.

Llegaron las tribunas abiertas, las mesas redondas y los medios de comunicación que hablaban una y otra vez del mismo tema. Todo aquel proceso, lejos de terminar con la llegada del pequeño a la Isla, dio a paso a la tristemente célebre Batalla de Ideas.

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Pero Elián no conoció aquello. Por aquellos días él estaba en Miami, con su familia paterna, que lo había acogido en su casa tras conocer el naufragio de la embarcación donde perecieron la madre del niño y sus acompañantes. De su estancia en Estados Unidos recuerda a sus tíos hablando de Fidel como alguien muy malo, a quien literalmente le habían visto brotar al diablo por la espalda.

Elián ve hoy a Fidel como Dios, “como una persona gigantesca en todo el sentido de la palabra, como un padre, un amigo”. Así lo muestra en una entrevista que ha concedido al periódico Escambray, de Sancti Spíritus, donde se confiesa orgulloso de haber representado una etapa, que puso a Cuba en el centro del mundo.

De su relación con el fallecido mandatario, menciona su primer regalo: un libro de La Edad de Oro, (no alude a otros que llegaron después, como el famoso poni que todos los cubanos vieron por televisión) así como las ocasiones en que almorzaban juntos. Curiosamente, a pesar de haber tenido esa amistad con el ex presidente, insólita para cualquier otro niño cubano, Elián siempre se ha visto como una persona normal; asegura haber hecho la universidad viajando en guagua y no tener carro ni ningún dispositivo de seguridad.

Cubadebate

La protección de Fidel hacia él llegó al punto de prohibir a la prensa abordarlo: “… a mí no me hicieron entrevistas ni me expusieron a la vida pública. Eso fue debido a que Fidel le encargó a la prensa cubana y a todos los medios que se mantuvieran lo más lejos posible…”.

Fidel le encargó a la prensa cubana y a todos los medios que se mantuvieran lo más lejos posible

Asimismo, reconoce que en Cuba nunca nadie le haya hecho una pregunta mal intencionada o le ha buscado una respuesta incómoda (ahora se sabe por qué). Y aunque en los últimos tiempos la prensa extranjera le ha hecho entrevistas y documentales, el gobierno siempre la ha mantenido alejada.

Según Elián, su padre biológico es otro “verdadero patriota”. Sus razones son “obvias”: aunque tenía toda su familia en el exterior, Juan Miguel González se mantuvo en Cuba y era miembro del Ministerio del Interior y del Partido Comunista de Cuba.

Escambray

“Mi papá no se hizo revolucionario a partir de ese momento; él ya era revolucionario. (…) No es un comunista por adoctrinamiento. Y eso lo hizo luchar por mí, y lo hizo querer tener a su hijo en Cuba, junto a Fidel. Y eso lo hizo no defraudar a Fidel”, explicó el hoy ingeniero.

Interrogado acerca de sus familiares de Miami, Elián afirma que siempre estará dispuesto a perdonarlos, pero sobre la base del respeto a su padre. “Siempre sobre la base de que sepan reconocer su error, más allá de dónde esté mejor, de lo que les pueda parecer; más allá del dinero, más allá de la política. Reconocer que yo tenía que estar con mi padre”.

“Le fallaron a su sobrino, no a un extraño, y sobre esta base siempre estaré dispuesto a perdonarlos y a ser el puente, si es necesario, para que otras muchas familias cubanas se perdonen, para que se unan, los cubanos de aquí y los cubanos de allá, porque al final somos todos cubanos y lo más indicado es que como familias estemos unidos, que no nos separen políticas, que no nos separe nada”, agregó.

Al final somos todos cubanos y lo más indicado es que como familias estemos unidos, que no nos separen políticas, que no nos separe nada

Por último, al hablar de su madre, la mujer que intentó darle una mejor vida, piensa que estaría orgullosa de cómo su padre luchó por él. “No creo que le hubiese interesado mucho si yo estaba en Cuba o en Estados Unidos, yo creo que lo que ella quería era que yo estuviese con mi papá. Si ella estuviese viendo ahora cómo yo soy, cómo me he desarrollado, lo feliz que me siento, creo que estaría feliz de que mi estancia hubiese sido en Cuba”.

Mi madre murió como víctima de la Ley de Ajuste Cubano y no pudo verme ni crecer, ni desarrollarme

De la decisión de ella, por su partem señala: "en un intento de tenerme a su lado y a la de vez buscar una mejor vida económica, producto del propio bloqueo norteamericano contra Cuba, de la Ley de Ajuste Cubano que incitó a tantos cubanos a lanzarse al mar —ley que sigue aún en pie, a pesar de haber sido derogada la política de pies secos-pies mojados —, como víctima de esta ley murió y no pudo verme ni crecer, ni desarrollarme.

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