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Memoria del Exilio: "El porqué de ser puta (por convicción, no obligada)"

A Egon Schiele, eternamente punzante y siempre denostado.

Cartel de El Porqué de ser puta © Juan Carlos Cremata Malberti
Cartel de El Porqué de ser puta Foto © Juan Carlos Cremata Malberti

Este artículo es de hace 6 años

Otras tendrán sus razones.

Yo sólo expongo las mías.

Sí.

Soy puta.

Está bien.

¿Y qué?

¿Es usted ciego?

Porque tenemos tarifas especiales en su caso.

Con rebajas, para discapacitados.

Que al que Dios se lo dio, San Pedro se lo bendiga.

Pues, sarna con gusto no pica. Y si lo hace, no mortifica.

La putería es quizás mucho más necesaria que la psicología. Aunque no se le respete, ni se le reconozca por igual.

Calma desafueros internos.

Cura traumas.

Relaja.

Quema más calorías que en una sesión de gimnasio.

Así he matado más hombres yo, que un general de brigada.

Sin embargo, nadie me rinde pleitesía.

Aunque todos languidecen a mis artes amatorias.

Flojera les entra derramándose en quejidos.

Sobre una.

Bajo mis piernas.

A veces llaman a sus madres.

O a Dios.

¡Como si este escuchara!

O a la Virgen.

¿Cómo habrá hecho ella?

Justo en el mismo momento en que cavilo: ¡De pinga! Éste ya se vino, venga. Ahora a limpiarse y a seguir de nuevo, con lo que aparezca.

¡Pendejos!

Los hombres se desaguan pedestres, cual niños recién nacidos, cuando terminan.

Por muy bestias que sean, mi vulva los doma como a cachorritos.

En polifonía de la concupiscencia

A veces en tríos, cuartetos. septetos tradicionales, cameratas, orquestas de viento, colectivos improvisados de panderetas con cuerdas; filarmónicas y bandas de parques o retretas.

Aquí se trabaja lo mismo el monumentalismo que el pequeño formato.

Llámese mulatez, pelirrojidad, chinería, jabaez, trigueñez, rubirubiedad o negritud.

Contra todas las banderas.

Aceptamos food stamps y abrimos las 24 horas los siete días de la semana.

No hay descanso. Ni tiempo para la hora extra.

Happy hour "per saecula saeculorum"

Más prostituida está la política y pasa por respetable.

Si se es puta al cambiar, lo soy.

¿Cuál es la tragedia?

Y a mucha honra.

¿Qué pin… te pasa?

Podría argumentar además que es porque el chocho me pica.

O porque me suda la tota.

Pero no me sale de la papaya el indagar, ahora, las causas de tanto macherío asiduo a mi bajo vientre.

Ante un varón bien plantado, la satería se me potencia, me descoca, descoloca, desordena, trastoca y domina.

Abro en dos la cachemira y ofrezco mi bata blanca.

Casquivana. Prostituta. Meretriz.

Soy ramera, fulana, cualquier cosa y furcia.

Zafia, bandida, perdida.

Cortesana, buscona, pelandruja, pelandusca.

Zorra, cabrona, pupila.

¡Tremendo punto!

¡Sal pá fuera!

Madre de todos los malparidos.

Fuego uterino.

Garganta profunda.

Trabajadora de Vanguardia en el Departamento de Atención al Hombre.

Especialista en Recursos Humanos.

Mi trabajo es usted. Trabajé por mucho tiempo en el INIT.

Complacer es mí hado.

Es mí razón de ser, mi destino.

Si me pides el pescao, te lo doy.

Te lo doy, te lo doy, te lo doy.

Hetaira, mesalina, putón verbenero soy.

La peor de todas.

Malquerida.

Limpia sables.

Cantimplora.

Mi coneja es del pueblo.

Me cuadra el salirnos del plato, el nadar contra la corriente, el cantarle las cuarenta a quién se me plante enfrente y el pasarle la cuenta al que me haga seña, me vacile o me pinte gracia.

Sacrílega, desquiciada.

Mala cabeza, coima, barragana.

La otra. Invariablemente.

La que se esconde.

La que se goza, aunque se denigre. Aunque se censure y se aparte.

A la que se le oculta, a la par de írsele en caza.

Soy manceba porque se me da.

Así, naturalmente.

Porque nací con ello.

¿Qué vuelta?

¿Cuál es la onda?

¿Qué chaonda?

¿Qué volá?

Literal y esencialmente soy de irme fácil.

Asequible. Accesible. Me relajo y me regalo.

Porque quiero.

Porque me gusta.

Y porque me da la más revereconsultívara de mis ganas.

¿Qué pasa?

Me sienta el plural.

Me hace bien.

Se me manifiesta. Como un ser oscuro. Como una posesa.

Provocar me entusiasma.

Calar hondo en cuerpo y alma.

¿Por qué sufres, entonces, con lo que yo me regocijo, mijo?

¿Por qué padeces con lo que yo gozo, so soso?

Hago la calle con holganza y en libre albedrío.

¡Ad libitum me ofrezco!

No escarmiento.

¡Soy lo que soy!

No lo que quieran que sea.

Aunque me recojan, me apresen, me enjuicien, me escupan, eliminen o desprestigien, siempre renazco.

Inmemorial. Impertérrita.

Imperecedera y fecunda.

Ser por todos manoseada, o deseada, no me rebaja.

Por el contrario: enaltece.

Si las golfas dirigiéramos el universo, todo sería, pero que mucho, más divertido

Porque somos más honestas que los que, en cambio, masacran, arruinan, gobiernan y revientan, hoy día a este jodido planeta.

¡Que la Santa Patrona de Cuba – que es, también, Oshún, la orisha protectora y vocera del putaísmo – nos proteja!

Del obligado silencio, de la ignominia, del descrédito, del abuso, de la rancia miserabilidad vomitiva que destilan los más poderosos, del hedor a vagina sin uso, de las mentes conservadoras, procaces o podridas.

Y del impotente-supra-absurdo-más-que-aburrido-estancado inmovilismo.

Es parte de nuestra esencia la alcahuetería.

¿Por qué no asumirla, entonces?

Estar en la boca de todos es de todos.

En cualquier ramo.

En todo estatuto.

A cada nivel.

Fuera de base y en cualquier sitio.

El lenocinio es pasado, presente y futuro. La fornicación sigue siendo el mar de lo divertido.

“En el mal, la vida es más sabrosa (…) en el mal, todo es felicidad”

Puta mala es el capitalismo.

A guaricandilla de cuarta hiede el socialismo.

Cree la prepotencia machista que todas las mujeres son concubinas. Menos sus madres y hermanas.

Los domingos.

Y a la hora de la misa, ¿no?

Todos somos, pues, hijos de puta.

El amor y el interés fuéronse a la cama un día.

Y fue más el interés, que el amor que le tenía.

Meao del Afrokán en pastilla he sido.

Calcañal de aura.

Fletera de parranda y carnaval.

Conguera.

Responsable de mantenimiento en las actividades recreativas más soeces, jaraneras, bajitas y calenturientas.

Chancletera.

¡Por encima del nivel!

¡Enseñadles a vuestras hijas a tiempo, mamacitas pundonorosas!

¡Para que no dejen - al menos - de cobrar, lo que ganen luego con el fruto del sudor de sus esfuerzos!

Nada más me aterrice en el infierno, haré un pacto con el diablo para volverme su querida. Sé que tendré que luchar contra otras, muchas, que aspiran a la misma plaza. Pero quién no lo intenta, no lo logra. La lujuria de Lucifer también quiero hacerla mía. Le mostraré mi extenso curriculum, le contaré de mis arduos años de experiencia.

Scherezada del sexo.

Reina de la noche me nombraron que vi el primer día

Artífice del repello a la bartola

Dueña de la recholata.

Vocera del repello a la bartola.

Es mi bollo, míreme bien; ¿por qué, entonces, he de ser de otra manera?

¡¿A usted qué le importa?!

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Juan Carlos Cremata Malberti

Director de cine y guionista cubano. Se graduó en 1986 de Teatrología y Dramaturgia, en el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, posteriormente cursó estudios en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños graduándose en 1990.


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Juan Carlos Cremata Malberti

Director de cine y guionista cubano. Se graduó en 1986 de Teatrología y Dramaturgia, en el Instituto Superior de Arte (ISA) de La Habana, posteriormente cursó estudios en la Escuela Internacional de Cine de San Antonio de los Baños graduándose en 1990.