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Con estrés, la odisea de ser padre en Cuba… 40 semanas y más

Un puré de carne de res de siete onzas, para un bebé de ocho meses, tiene un costo aproximado de 8.50 CUP. A esta edad se recomienda dar dos veces por día. O sea, solo en puré, al día aproximadamente representa un gasto de 17 pesos. El de pollo más o menos sería a 6.50 CUP, y al día serían 13 CUP.

Pañales desechables reutilizados en Cuba © CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez
Pañales desechables reutilizados en Cuba Foto © CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez

Este artículo es de hace 5 años

Si algo (re)conoce Yolanda, y en carne propia, es la prioridad que la Salud Pública en Cuba le da a la atención médica de embarazadas, niños y niñas. Durante sus 42 semanas de gestación, fue casi una persecución la del personal del consultorio para que asistiera a las revisiones, se hiciera análisis y cuidara la presión arterial y el nivel de azúcar en sangre. Gracias al apoyo familiar nunca tuvo que preocuparse por muchos detalles, incluyendo su alimentación. Sin embargo, el verdadero estrés comenzó para ella después de dar a luz, y no era precisamente vinculado a la medicina, más bien era de índole económico.

El verdadero estrés comenzó para ella después de dar a luz

En 2016 el salario promedio en Cuba era de 740 pesos, y no hace falta ser experto para saber que esa cifra no se ha movido mucho de lugar al pasar el 2017 y avanzar el actual 2018. Aunque el de Yolanda a duras penas se acerca a los 500, tomemos como referencia el que es más común en los hogares del país. Entonces, cubrir sus necesidades, las de su pequeño bebé, y que sobrara «algo» al final de mes, más que argumento de una novela de ficción o un asunto de «choteo», es una realidad que lacera la tranquilidad y afecta de maneras insospechables a esta madre primeriza, y como ella, a otras miles…

Superarlo, es uno de los mayores retos que enfrenta hoy la familia en Cuba y exige unidad entre sus miembros, sacrificios y una inventiva que desafía la imaginación. Es, además, poco comprensible entre quienes viven distante de la realidad de los nacidos en la mayor nación del Caribe.

A cada mujer que da a luz en Cuba, el Estado le garantiza un puñado de productos que ni por asomo cubren las necesidades más básicas, apremiantes y ni siquiera las más lógicas. De esa lista, sin dudas los más importantes son los pañales de gasa, algunos pocos metros de tela antiséptica (para hacer pañales o cualquier otro uso que determine la familia), dos toallas y la cuna con su colchón. Lo demás, son accesorios prescindibles. En la canasta básica, se le venden al mes 13 compotas, algunas onzas de pollo y carne de res, tres kilogramos de leche en polvo, además de otros productos que para un bebé de menos de un año son casi completamente inútiles, como por ejemplo un pan.

CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez

Intentar explicar el costo real en Cuba de alimentar y proporcionar aquellas cosas necesarias para un infante de unos ocho meses, por poner un ejemplo, es bastante difícil, para no decir imposible, más a esta edad cuando empiezan a introducir varios alimentos. Depende, también en parte, de lo que uno considere como «necesidad» y como «lujo». Hay que tener en cuenta, además, que cada bebé es casi un mundo aparte, como personalizada suele ser su atención y gastos.

Sin embargo, a través de estos tres ejemplos, se puede ilustrar lo que sucede muchas veces al interior de un hogar y dan una medida de cuán lejos está el salario en Cuba de lo que es casi imprescindible y básico a la hora de criar a un bebé.

Cuán lejos está el salario en Cuba de lo que es casi imprescindible y básico a la hora de criar a un bebé

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Qué «pamper», «culeros» o simplemente pañales desechables comprar es quizás el ejemplo más notorio para ilustrar las contorsiones que a veces hay que hacer para, en buen cubano, «estirar la sábana», o lo que es lo mismo, tratar de que a final de mes la lista de compra tenga la mayor cantidad de «check marks» posibles.

Normalmente cualquier optaría por aquel producto más amigable con la piel sensible de los pequeños, o el que aguante la noche entera en uso. Sin embargo, muchas personas en Cuba, de esas llamadas «de a pie», buscan aquel «pamper» cuyo material resista ser lavado constantemente tras ser rellenado con tela antiséptica. Aquí, el término desechable, pierde completamente su significado.

CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez

Según Yolanda los mejores son de marca «Pequeñín» y los «Pañalín», en un segundo grupo estarían los «Soft Tails» y los «Angelitos»… y nunca los «Querubín Gel», esos no duran ni 5 horas de uso y el material es terriblemente malo, “no aguantan la lavadora”, sonríe.

En todos los casos, el precio oscila dependiendo del tamaño de los pañales. Por ejemplo un paquete de 40 unidades, de talla media, siempre cuesta más de 10 CUC y menos de 14, o sea unos 300 CUP aproximadamente. Recordar: el supuesto salario de Yolanda es 740 y adquiere por mes, al menos, dos paquetes, o sea, 600 CUP. La cifra inicial de 740, menos 600, quedaría en 140 pesos.

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Quien tiene un bebé sabe que son una caja de sorpresa: a veces se adaptan bien al biberón, a la cuchara o al jarro, algunos se beben la leche en polvo como si proviniera de la misma madre, son tragones y abren la boca a lo que sea… por el contrario, en ocasiones tiene uno la mala suerte de tener una criatura a la que alimentarle casi parece en ocasiones un ejercicio de tortura.

La leche suele ser un producto bastante problemático a la hora de ser incorporado. Mucha mejor suerte tiene el yogurt. Sin embargo, aunque parezca mentira, ya a esta edad los pequeños tienden a mostrar su preferencia por unos sabores más que por otros, especialmente por aquellos menos ácidos.

El yogurt que muchas veces se comercializa en CUP, con un costo de 15 pesos la bolsa, es muy ácido. El paladar de ellos prefiere aquellos que se elaboran en casa, arriesgándose los padres a que este no sea un producto que acarree problemas digestivos, y los que se venden en las tiendas recaudadores de divisa a un costo que oscila entre 45 y 70 centavos de CUC. Estos últimos, de marca Pascual, sí tienen un sabor más dulce.

CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez

Alternando con compotas, de las que se les garantiza en la canastilla básica, sería, mínimo, 15 de estos yogurts los que habría que comprar, a un costo aproximado de nueve CUC al mes, o el equivalente a 225 CUP. De los 140 pesos que restaban del salario de Yolanda, menos 225, serían -85 CUP.

CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez

Llega un día en que la leche, de teta o artificial, deja de ser suficiente pues hay que incorporar otros nutrientes a la alimentación del infante, y te dan la más triste de las noticias para tu bolsillo: hay que empezar a darle puré al bebé.

Comienza entonces la frustrante dependencia hacia el santo grial de las viandas: la malanga, y con ella, el ir y venir de sus precios, de sus apariciones y desapariciones, las carreras que atraviesan de un lado al otra la ciudad para obtener primero el mejor producto, y segundo al menor costo posible.

Primero el pollo, luego la res, el ovejo o el conejo, y por último los pescados y el hígado, según el programa de alimentación de la ONU, que se aconseja a las madres en Cuba. El puré también incluye calabaza y boniato, también los vegetales, los frijoles… todo poco a poco se le va agregando. Algunos aparecen en los mercados, para adquirir otros, hay que morir en las vilipendiadas tiendas recaudadoras de divisas.

CiberCuba/José Roberto Loo Vázquez

Un puré de carne de res de siete onzas, para un bebé de ocho meses, tiene un costo aproximado de 8.50 CUP. A esta edad se recomienda dar dos veces por día. O sea, solo en puré, al día aproximadamente representa un gasto de 17 pesos. El de pollo más o menos sería a 6.50 CUP, y al día serían 13 CUP. Suponiendo que se alternan, un bebé consumiría medio mes de uno y 15 días del otro. En resumen, solo en puré, al mes, aproximadamente un pequeño infante requiere 225 pesos para puré de carne de res y 195 pesos para puré de pollo. En total 420 pesos. A Yolanda tenía un saldo negativo de -85. El saldo final sería de -505.

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Unos 1225 pesos necesita Yolanda al mes para cubrir solo tres necesidades básicas de su pequeño Fabían: yogurt, puré y «pampers». Suponiendo que devengara un salario promedio de 740 pesos, aun así, tendría que buscar más de 500 CUP, en buen cubano, «inventando».

Lamentablemente para Yolanda, su realidad es más cruda con un salario de 460 pesos. Pero un detalle enrarece aún más su vida: ella, por derecho, está de licencia de maternidad, y con él, un año sin trabajar que permite a la madre dedicarse al cuidado de su pequeño bebé, pero, solo al 60 por ciento de su salario. O sea, Yolanda realmente gana al mes solo 276 pesos.

Hacer los cálculos reales, es un triste ejercicio que le invito a hacer.

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Desde el año 2000, la población en Cuba se mantiene alrededor de los 11 millones de habitantes, según revelan cifras de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONE), y aunque muchos son los factores que influyen en este comportamiento, sin dudas los problemas económicos y sociales son decisivos.

Las mismas fuentes revelan que las proyecciones de población para los años 2020, 2025 y 2030, también estará alrededor de los 11 millones de habitantes, con tasas anuales de crecimiento con valores negativos.

Poner en relieve el costo de tener un bebé en Cuba con solo tres ejemplos –«pampers», yogurt y puré– puede ser una forma frívola de valorar el asunto, y hasta superficial, pues uno podría preguntarse cuán imprescindible es, por ejemplo, el tema de los pañales desechables. Sin embargo, sí deja entrever la seriedad del asunto, más cuando en Cuba la tendencia es a ser un país con población envejecida y donde las parejas a duras penas suelen tener dos hijos.

El caso de Yolanda es real. Ella considera casi un suicidio tener dos hijos cuando uno solo, de ocho meses, le cuesta al mes mucho más que «pampers», yogurt y puré. Ella reconoce que la atención médica y hasta el momento muchos de los medicamentos no son costosos. También asegura que de necesitar una atención de salud más especializada o seria, no representaría gran consumo para su bolsillo en materia de eso, de atención y medicamentos.

Pero la realidad, es cotidianidad que al final es la mayor parte, esa sí lacera y fuerte su economía. Y no lo dude, la cifra real es mucho mayor cuando se incluyen las frutas, ropas, productos de higiene, accesorios, juguetes, sábanas, toallas…

El costo real de tener un niño en Cuba es un tema serio, pero muy serio..., y necesita la mirada desde todos los niveles.

“Y pensar que tenía predisposición de tener un embarazo gemelar”, sonríe Yolanda.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.