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Cuba un país amortizado

Es el momento de permitir al pueblo de Cuba luchar por su futuro, de que los propios cubanos de dentro o de fuera pueda labrar su porvenir. De luchar por su prosperidad personal pues es la única forma de que exista prosperidad en una sociedad.

CiberCuba © Las ruinas de Cuba
CiberCuba Foto © Las ruinas de Cuba

Este artículo es de hace 5 años

Para los miles de cubanos que nacieron después de 1959 existen decenas de palabras que no significan nada o, quizás, tengan un significado diferente al establecido o reconocido por la inmensa mayoría de los hispanohablantes.

Por ejemplo, para los cubanos la beca es un lugar donde estudiaron lejos de su familia, casi siempre de manera obligatoria, y con trabajos forzados incluidos, cuando realmente una beca es un apoyo fundamentalmente económico, dinero, para cursar estudios.

A esto podemos añadir infinidad de términos fundamentalmente financieros que dejaron de existir en la realidad cubana cuando toda la economía fue absorbida por el estado. En Cuba no tienen sentido términos como hipoteca, interés, sociedad (para un cubano socio no es más que un buen amigo), o amortizar. Una definición de este último término es: obtener un rendimiento o provecho de una cosa igual o superior a la inversión realizada.

Amortizar: Obtener un rendimiento o provecho de una cosa igual o superior a la inversión realizada.

Y es precisamente lo que han hecho con Cuba, la han amortizado, la han explotado, le han sacado beneficio sin invertir casi nada en ella hasta el punto de no quedar ya nada.

Ejemplos hay miles:

Cubana de Aviación fue fundada en 8 de octubre de 1929 y fue pionera en la era de los vuelos comerciales. Fue la primera aerolínea en operar un avión Lockheed L-1049E Super Constellation. En 1959 operaba rutas a los principales aeropuertos del mundo, y era competencia importante a aerolíneas norteamericanas en rutas como Habana-New York. Con la Revolución, Cubana de Aviación pasó de ser una aerolínea puntera a una aerolínea sin aviones, que renta aviones de cuarta categoría a empresas de dudosa reputación como el causante del accidente ocurrido recientemente.

Lo que hicieron con la industria azucarera, la agricultura y ganadería cubana debería ir a libros de textos de economía como ejemplo de todo lo que no se puede hacer. Con el azucar empezaron por la famosa zafra de los 10 millones y terminando con el cierre y demolición de casi todos los centrales.

De un país con autosuficiencia alimentaria, lleno de árboles frutales, una industria ganadera que se vanagloriaba de tener más cabezas de ganado que habitantes en el país, estando solo detrás de Uruguay y Argentina en este índice, hemos pasado a un país que importa casi todos los alimentos que su población consume, los campos están plagados de marabú y la carne de res es solo un añorado recuerdo para la mayoría de los cubanos.

Todo esto lo han logrado con varios institutos de investigación agropecuaria, tres ministerios (MINAZ, MINAG, MINAL) y varias universidades dedicadas en exclusiva a estos temas. ¿Acaso estudian la mejor forma de destruir la agricultura y la ganadería? Si es así sus estudiantes deben haberse graduado con honores y hacen un excelente trabajo en dichos ministerios.

Con la vivienda pasamos de tener un sector de la economía en pleno auge y crecimiento a vivir en ruinas que se derrumban por cualquier inclemencia del tiempo, transitando por ideas cada una más absurdas que la anterior, como las microbrigadas (donde doctores, maestros, ingenieros y artistas tenían que construir sus propias casas), convertir posadas en viviendas, fabricar viviendas de “bajo coste” o, más recientemente, la “novedosa” propuesta de resolver la crisis de la vivienda construyendo casas de tablas de palma.

La realidad es que una pareja de cubanos ni siquiera sueña con vivir solos, vivirán en la casa que comparten con sus padres y abuelos, casa que probablemente tenga casi 100 años de construida y que está en tales condiciones que con el próximo huracán quedará en ruinas. ¿Y pueden sus moradores aspirar a reconstruirla o tienen algún tipo de seguro que les permita adquirir otra vivienda y reiniciar su vida? Claro que no, lo más probable es que les toquen años y décadas de vida en un albergue colectivo.

La salud y la educación, dos sectores “ejemplares” de la Revolución cubana se han derrumbado a los pocos años del fin de las enormes subvenciones de la URSS y el campo socialista que permitían su mantenimiento.

Los hospitales están destruidos, la inversión en infraestructura es inexistente, no pueden ni siquiera reparar un ascensor, comprar nuevas ambulancias o, simplemente, medicinas para surtir las farmacias. Hasta los doctores se han perdido, los han enviado a casi todos al exterior en esa modalidad de esclavitud moderna en que el estado lucra con el trabajo de sus ciudadanos.

Podemos seguir y seguir con la lista de despropósitos que han llevado nuestro país a la ruina. La realidad es que ya no queda nada señores que desgobiernan la isla, todo se acabó, han explotado hasta el límite y más allá lo que recibieron del capitalismo y los soviéticos. A Venezuela la han esquilmado hasta el punto de llevarla a una crisis económica y humanitaria nunca antes conocida en este continente. No creo que queden muchos tontos o “desinteresados “ por ahí dispuestos a tirar su dinero en el pozo sin fondo que es la Cuba de hoy.

Es el momento de permitir al pueblo de Cuba luchar por su futuro, de que los propios cubanos de dentro o de fuera pueda labrar su porvenir. De luchar por su prosperidad personal pues es la única forma de que exista prosperidad en una sociedad.

Cobren impuestos pero quítense del medio. Distribuyan la riqueza recolectada así entre los más desfavorecidos, inviertan ese dinero en un sistema sanitario de verdad, en volver a tener buenas escuelas y profesores, en construir carreteras. Entreguen las tierras a los campesinos y permítanles importar maquinaria, abonos y semillas directamente. Permitan que las personas creen empresas, se asocien, para que ser socios signifique lo que realmente es. Dejen que los cubanos que estamos fuera invirtamos en nuestra patria, que seamos parte de su futuro.

Quizás es pedir demasiado, porque la realidad es que todo esto les da igual, solo quieren seguir con sus privilegios actuales, el futuro no importa. Seguirán ordeñando a los emigrantes que desprecian y a los médicos que mandan al fin del mundo, mientras negocian con capitalistas (siempre que no sean cubanos) para vender el país trocito a trocito. Lo que ocurrirá después les da igual.

De todas formas, el después cada día está más cerca.

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Luis Flores

CEO y cofundador de CiberCuba.com. Cuando tengo tiempo escribo articulos de opinión sobre la realidad cubana vista desde la perspectiva de un emigrante.


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