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El Mundial que yo veo: España, país con Costa

Los ibéricos no solo necesitaban ganar, sino sacarle buena renta goleadora al juego para pasar a la cabeza de la llave y evitar así un posible choque versus Uruguay en la fase de octavos.

Equipo de fútbol España © Twitter / @fifaworldcup
Equipo de fútbol España Foto © Twitter / @fifaworldcup

Este artículo es de hace 5 años

Cada cual entiende el fútbol –y el Mundial- como le viene en ganas. Es un derecho que nos asiste a todos. Esta columna sintetiza mis impresiones de cada jornada en la fiesta mayor del deporte más hermoso del mundo.

La jornada

Al momento de escribir estas líneas, se supone que yo estuviera (al igual que todo el que vio el primer tiempo del partido España-Irán) dormido.

Pero no. El deber profesional me mantuvo despierto aunque fuera para no ignorar la segunda presentación de uno de los favoritos premundial, esa Roja nuevamente vestida de blanco que cesó a su entrenador 48 horas antes del debut y que esta noche se encontró con la Gran Muralla Iraní.

La de China, que es todo una joya, tiene 8851.8 kilómetros. La de los iraníes, en cambio, está armada por 11 elementos que se paran enfrente de su meta despojados de cualquier interés que no sea impedir el gol contrario. Cinco dianas encajadas en 19 choques oficiales daban fe de la fortaleza defensiva de una escuadra donde todos son Alireza Beiranvand. O sea, porteros.

La racanería del conjunto musulmán, orgullosa y concienzudamente practicada, asfixió a España en los 45 minutos de arrancada. Isco había dejado la chispa (que no la voluntad) en el hotel, y los hombres de Hierro parecían de mera cartulina. No podían, a pesar de que el rival les regalaba la pelota y los espacios... hasta tres cuartos de cancha.

Los ibéricos no solo necesitaban ganar, sino sacarle buena renta goleadora al juego para pasar a la cabeza de la llave y evitar así un posible choque versus Uruguay en la fase de octavos. Y eso no se les dio: triunfaron por la mínima, asustados incluso por un gol iraní que el VAR anularía al poco rato, cuando ya la península vivía en un infarto.

Eso es todo. Al final se escuchó el ¡que viva España!, pero sin el entusiasmo de otras ocasiones.

El gol

Diego Costa peleó como el toro que es y encontró en el azar al aliado merecido.

El equipo

Imposible preferir a ese Irán que solo considera la posibilidad de defenderse.

La individualidad

David Silva, por la perseverancia.

El fiasco

Un equipo que aspire al trofeo no puede exhibir tanta inoperancia frente a un adversario con la guardia baja.

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Artículo de opinión: Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de CiberCuba.

Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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