El 11 de julio se celebra el Día Mundial de la Población. La Organización de Naciones Unidas escogió este día pues para esta fecha pero en el año 1987 se alcanzó el «Día de los cinco mil millones».
La población mundial alcanzó los 7.000 millones en el año 2011, su crecimiento acelerado puede verse fácilmente si comparamos esta cifra con los 2,5 millones de personas registradas en 1950.
De esos 7.000 millones, 1.800 son menores de 30 años, que son los que definen las realidades sociales y económicas, desafían las normas y los valores, y sientan las bases del futuro.
Este año 2018 la celebración se centra en el reconocimiento de la planificación familiar como uno de los derechos humanos más importantes, en ocasión de cumplirse 50 años de la Conferencia Internacional de Derechos Humanos de 1968.
En esa ocasión la planificación familiar fue reconocida mundialmente, por primera vez, como un derecho humano cuando se promulgó que "Los padres tienen el derecho humano básico de determinar libremente el número de sus hijos y los intervalos entre los nacimientos".
Por ello todo individuo tiene derecho a determinar la dirección y el alcance de su futuro. Desde ese momento los hombres y las mujeres tienen el derecho de elegir la frecuencia con la que quieren tener hijos, o incluso renunciar a tenerlos.
Existen nueve premisas para ejercer el derecho humano a la planificación familiar que son:
Sin discriminación: La información y los servicios de planificación familiar no deben restringirse por motivos de raza, sexo, idioma, religión, afiliación política, origen nacional, edad, situación económica, lugar de residencia, discapacidad o estado civil.
Disponibilidad: La información y los métodos anticonceptivos deben estar disponibles en cantidad y variedad suficiente para todos.
Accesibilidad: Los países deben garantizar que los productos y servicios de planificación familiar sean accesibles físicamente y asequibles para todos.
Aceptabilidad: La información y servicios de métodos anticonceptivos deben proporcionarse de manera digna, respetando tanto la ética médica moderna como la cultura de las personas que reciben atención.
Calidad: La información sobre planificación familiar debe comunicarse claramente y ser científicamente precisa.
Toma de decisiones: La asesoría integral en materia de reproducción permite que cada persona tome decisiones con la información necesaria, de forma independiente, sin presiones, coerción o tergiversación y rechaza opciones inapropiadas.
Privacidad y confidencialidad: Todas las personas deben disfrutar del derecho a la privacidad cuando buscan información y servicios de planificación familiar.
Participación: Los países tienen la obligación de garantizar la participación activa e informada de las personas en las decisiones que los afectan, incluidos los problemas de salud.
Responsabilidad: Los sistemas de salud, los sistemas educativos, los líderes y los legisladores son responsables de los esfuerzos para hacer realidad el derecho humano a la planificación familiar.
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