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Puré de papas… un lujo en el oriente de Cuba

Se espera que un día comer un puré de papa deje de ser un plato que se reserva para los domingos.

Puré de papas © CiberCuba
Puré de papas Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 5 años

Casi como si fuera el argumento de un capítulo del famoso show humorístico Vivir del Cuento, degustar un plato de puré de papas, en el oriente de Cuba, se ha convertido en un lujo al que pocas familias pueden acceder.

Conocido por todos es que en esta región de Cuba están los salarios más bajos y no se cultiva el preciado tubérculo, pero a diferencia de años atrás, hoy cada día se hace más difícil comer papas, una realidad que lejos de provocar risas motiva serias reflexiones, y hace cuestionarse las desigualdades que existen entre las diferentes provincias de la isla, que muchas veces los medios y dirigentes se empeñan en tapar, y que las deficientes políticas gubernamentales no logran allanar.

Antes las papas las comíamos en la casa, llegaban feas y con peste al mercadito, por la libreta, pero llegaban

“Antes las papas las comíamos en la casa, llegaban feas y con peste al mercadito, por la libreta, pero llegaban. Por la “izquierda” también se conseguían, a peso y hasta dos pesos la libra, eso era hace como 10 años o más, pero en la actualidad ni con dinero las consigues, porque simplemente no hay”, explica Silvia una santiaguera que radica hoy en la provincia de Guantánamo.

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En la actualidad ni con dinero las consigues, porque simplemente no hay

“Los carretilleros, que no tengo ni la más mínima idea de dónde las sacan, las venden en la calle, pero da hasta lástima ver cómo lo hacen, casi peor que si vendieran clandestina la carne de res, con una serie de cuidados como si se jugaran la vida. Esconden entre las plantas de los jardines los sacos con papa, entre otras viandas, o en casa de gente cercana y te mandan a que vayas y compres. Te miran de arriba abajo como evaluándote, como si ser de la seguridad o ser chivatón o policía se identificara por algún rasgo físico o por la ropa, y cuando creen que no están en nada, te dicen 'tengo papa o te preguntan si quieres”, asegura.

Lo cierto es que hoy en las provincias orientales la libra de papa puede llegar a costar 1 CUC y casi como un precio establecido de forma informal, generalmente se vende a 10 CUP.

“Yo tuve la suerte de encontrar alguien que comercializa al turismo y me vende la libra de papa a 12 pesos, unas papas grandes y buenas. Él podía venderlas más caro, pero prefiere encontrar una persona como yo, seria y fija, que compre y no pregunte, y que compre por cantidad. Pero, sobre todo, que no le busque problemas”, explica Meira.

La misma señora añade “antes tenía a un muchacho joven que las traía desde La Habana, según él allá las hay en grandes cantidades, pero la cosa se le ponía mala de vez en cuando pues en los camiones, que es generalmente donde las transportaba, era blanco seguro de la policía. Y eso es criminal, si el gobierno no las trae, tampoco le den tan duro a quien se arriesga, pues él me las ponía en la puerta de la casa. Y de cerca sé que esas papas igual que otros alimentos que se decomisan no van a dar a otro lugar que no sea a los bolsillos de los policías, eso es práctica común. Esos sí deben comer bastante papas todos los años”.

De la tradición culinaria cubana, quienes hoy viven en la isla heredaron sabrosos platos como el puré de papas, la papa con carne o la papa frita, platos que hoy a duras penas se ven en los hogares del oriente de Cuba.

Algunas personas, sin embargo, buscan alternativas, no las mejores ni las deseadas, pero paliativos, al fin y al cabo.

“Es una bendición empatarse con un paquete de papas prefritas que sacan de vez en cuando, a 50 pesos, pero eso es cuando las sacan y logras abrirte paso en la cola. En CUC venden un polvo para hacer puré de papa, pero esta es, como siempre, una opción lejana al bolsillo del cubano. Esas son las tristes opciones que tenemos, ninguna es apetecible, pues ambas tienen un sabor bien raro. Yo a mi hijo pequeño no le doy ni una ni la otra. Mi esposa y yo sí las comemos, pero no me gustan para él pues trato de darle cosas naturales. Él a duras penas conoce lo que es una papa, es triste y es hasta increíble que un niño de tres años no conozca casi lo que es una papa, eso se dice de un niño cubano y casi nadie lo creería”, asegura Jorge.

Es hasta increíble que un niño de tres años no conozca casi lo que es una papa, eso se dice de un niño cubano y casi nadie lo creería

El tema de las papas tiene consecuencias que incluso van más allá del ámbito familiar.

“Es imposible explicarle a un turista por qué el tradicional plato de carne con papas no sale en mi paladar, simplemente no lo entienden, y antes les ofrecía substitutos, pero ya ni lo intento, simplemente lo saco de la carta y listo. Y como guarnición, he optado por recetas más exóticas como el puré de boniato con mantequilla y estragón, y listo”, detalla una dueña de un restaurante privado.

Y mientras el tema de la papa, presente o no en la realidad de quien vive en el oriente de Cuba, es casi el tema de una obra de ficción, lo cierto es que nunca será comprensible cómo años atrás este era un alimento que estaba presente en la canasta básica y en la cotidianidad, y hoy casi se hacen estrategias cual si fuera crimen organizado (pues casi así se les persigue a quien la comercializa y traslada desde el occidente o centro) para que al menos unos pocos logren degustar el sabroso tubérculo.

Casi sin muchas esperanzas, pues con los años no ha mejorado, se espera que un día comer un puré de papa, y en realidad en cualquier forma de presentación o cocción de esa vianda, deje de ser un plato que se reserva para los domingos, pero llegar ahí se ha convertido en una misión imposible y aspirar a eso es casi tan ilusorio como que la carne de res también sea común en la dieta.

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