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"Cada vez es más difícil comprar comida en Cuba"

"En las bodegas cada día la jamonada viene más verde y el picadillo con más agua. No sé cómo un cubano va a llegar a 70 años comiendo así”, se queja una cuentapropista.

Cubanos, a la hora del almuerzo. © CiberCuba.
Cubanos, a la hora del almuerzo. Foto © CiberCuba.

Este artículo es de hace 5 años

Son las diez de la mañana de un día cualquiera en La Habana. Vivian está parada frente a la nevera de una tienda cualquiera. Allí solo hay picadillo de pavo. Es el cuarto lugar al que entra y en todos ha encontrado el mismo producto. Le pesa darse cuenta de que "cada vez es más difícil comprar comida en Cuba".

Según afirma esta arrendataria privada, “incluso teniendo dinero y carro para ir a los centros comerciales más importantes de la capital, como el de 3ra y 70, Galerías de Paseo y Carlos III, uno vive una odisea para abastecerse, especialmente de carne y otras proteínas".

“La situación de los alimentos (si nos referimos a los pocos que llegan a nuestra mesa) es bochornosa, una ofensa, un relajo. Las neveras casi siempre parecen pistas de hielo o guardan productos congelados que tienen mal olor porque se han descongelado varias veces. Pero hay que cogerlos como vengan, aunque estén a días de vencerse. A nadie le importa si no hay comida o si la que hay va a parar a la basura”, explica la cuentapropista.

No obstante, de acuerdo con la enfermera Ileana, “la comida que se vende en CUC, a pesar de tener precios que no se corresponden con el salario de un cubano medio, posee más calidad que la que va a la canasta básica y los mercados estatales. En las bodegas cada día la jamonada viene más verde y el picadillo con más agua".

“¿Por qué se invierte tanto en embutidos, con lo malos que son para la salud? Quien alimente a sus hijos solo con croqueta, picadillo y perro caliente, que es lo que más sacan en las tiendas y casi lo único que uno puede darse el lujo de comprar, lo hará un niño desnutrido. No sé cómo un cubano va a llegar a 70 años comiendo así”, se lamenta la joven.

El Gobierno cubano ha reconocido que en los últimos tiempos ha importado alrededor de 2.500 millones de dólares anuales en alimentos, cuando pudo haber producido al menos la mitad.

Desde la óptica de Pedro José, “en Cuba se produce poca comida, pero una parte importante de la que se produce se descompone antes de llegar a los puntos de venta porque algunos toman decisiones incorrectas. ¿Dónde están los que deben velar por que eso no pase? No resolveremos nada mientras los directivos sean cómplices de la desorganización, la indisciplina y la mediocridad”.

Tal como ha dicho el Ministerio de la Industria Alimentaria, el principal factor que afecta la calidad de los productos cárnicos es la cadena de frío, “que no solo tiene problemas en la red de comercio”. Visto que las inversiones en los sistemas de frío no han llegado a todas las industrias, “el transporte refrigerado sigue siendo una asignatura pendiente en muchas fábricas”.

Arnoldo López plantea en el sitio web Cubadebate: “Llevamos 60 años hablando de lo mismo y solo hablamos de roturas, de falta de financiamiento y de futuro y más futuro. Si el problema no fuera tan serio sería para morirse de la risa”.

Si bien la industria de alimentos de la Isla sigue fuertemente marcada por el deterioro tecnológico y limitados niveles de producción, en palabras del ingeniero Ricardo, de 47 años, “no hacemos nada modernizando la maquinaria si no solucionamos los serios problemas que existen con el suministro de materias primas y el hecho de que hay que producir en el campo, pero nadie quiere trabajar la tierra porque los campesinos no son suficientemente recompensados”.

Datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura aseguran que el sector agropecuario cubano emplea aproximadamente a un millón de trabajadores y genera apenas un 4% del PIB.

A tenor con el taxista Rainer, “no se puede ni hablar del pescado, el camarón o la langosta, que son para la exportación y el turismo. O la carne de res, que solo se resuelve en el mercado negro porque en las tiendas un kilogramo puede costar hasta 16 CUC, y el cerdo, que está también por las nubes. Si no tenemos para alimentar a la población, ¿cómo es que pensamos en exportar?"

“La mayoría de los cubanos no puede comprar carne 'por la izquierda' o ir a un restaurante privado para comérsela. Muchos, por ejemplo, se comen el pescado nada más que hecho croqueta.

Sobre todo los ancianos tienen que vivir de lo que viene a la bodega, que casi siempre son productos malos y que se venden en un estado lamentable”, confiesa.

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