Tras esperar alrededor de dos horas de la mañana de este viernes en el Parque de La Fraternidad para montarse en un almendrón, Katy regresó a su casa en un ómnibus estatal “que venía hasta el techo de gente”.
La cuentapropista, de 54 años, relata que en los alrededores del Capitolio el ambiente está "súper tenso". “Los taxis están perdidos. Aparecen dos o tres vacíos, le dan vueltas a la manzana y se van, después de negarle el servicio a las decenas de pasajeros que esperan por ellos. Hay policías por todos lados impidiendo que los taxis se parqueen. Lo peor es que cuando llega la tarde, los ómnibus y ruteros también desaparecen".
“A mí me pareció una escena montada, como un circo. Los boteros pasaban como diciendo: ‘Aquí me tienen. Mírenme, pero no me cojan’. Creo que esa fue la mejor manera que hallaron para protestar calladamente. Apenas se ven almendrones en la cuidad y el disgusto de la población aumenta por día”, asegura la arrendataria privada.
Vladimir, hasta hace poco taxista particular, asegura que aunque las autoridades han dicho que hoy existen en La Habana 2.167 licencias canceladas por violar las normas establecidas, eso es mentira. "Hay muchas de esas licencias que los boteros hemos entregado porque no estamos de acuerdo con las imposiciones del Gobierno. Esa es la causa principal de que la población no vea carros en la calle, ni lo haga en buen tiempo".
“No había necesidad de sacarnos del juego. Tenían que haber traído más guaguas desde hace rato y dejarnos a nosotros funcionando como lo hemos hecho toda la vida. No tienen derecho a decidir cuánto ingresamos o no. Debieran dejarnos bajo la ley de oferta y demanda, pero compitiendo en igual de condiciones con los ruteros estatales".
“El Estado no tiene por qué dominar todo el sistema de transporte. No teníamos por qué no coexistir las diferentes formas de gestión sin tantas restricciones. Siempre hubo gente que podía pagar el pasaje en un botero y otra que no”, explica el chofer que entregó hace dos semanas la licencia que lo habilitaba para transportar pasajeros.
Del mismo modo, el botero Roberto, de 39 años, afirma que no cree que el Gobierno vaya a dar su brazo a torcer, pero nosotros tampoco lo haremos. Ya habrá otra manera de buscarnos la vida, sea a costa del carro o no. Siempre habrá quien resuelva dando sus viajecitos directos como taxis libres o dedicándose a viajar al extranjero para buscar mercancía para revender aquí.
“Es una burla que digan que el propósito de las medidas es brindarle un servicio más ordenado y seguro al pueblo, cuando lo que están provocando es una guerra. Que hablen de que quieren que los choferes privados, que nunca dejaremos de ser vistos como un complemento, obtengamos beneficios. ¿Cómo es posible que ganemos algo si no podemos recoger pasajeros en las principales calles de la ciudad?"
“A los dirigentes de este país siempre les ha costado reconocer cuando se equivocan. Por eso creo que las normas se quedarán como están, aunque haya sido un error de ellos el querer borrarnos del mapa. Curiosamente no dejan de llamarle ensayo o experimento a un paquete de regulaciones que se extenderá al resto del país. Sabemos que estos cambios llegaron para quedarse, pero igual nos rebelamos”, dice.
A tenor con las cifras oficiales, en La Habana se mueve diariamente como promedio un 1.400.000 pasajeros, de los cuales un millón es transportado por ómnibus estatales.
Al decir del ingeniero Rafael, “es desesperante la situación del transporte. El ministro ha dicho que hay unos 400 microbuses y 90 ómnibus que se trasladan ya a Cuba para reforzar el transporte en La Habana y que hay 700 moviéndose en este momento en la capital, pero no se notan porque andan muy mal organizados. Lo que hace falta es que dejemos de ver las tristes escenas de personas corriendo detrás de una guagua, o de los empujones para entrar a un carro”.
De acuerdo con uno de los foristas del sitio web Cubadebate, “la población experimenta una fuerte tensión con el transporte. Es evidente que no están a mano todas las condiciones para que esto salga bien y existe cierto empecinamiento en forzar cosas (precios, rutas, uso del auto) y esto puede desencadenar en una crisis mayor que las que ya hemos tenido anteriormente”.
Por otro lado, las autoridades del sector han precisado que se han personado casi 1.800 transportistas a renovar sus permisos: 760 para acogerse a la categoría de alto confort o clásico, 45 a la de taxis en ruta, 988 a la de taxis libres y, aparte, 263 como arrendador de medios de transporte.
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