Según informa la agencia Reuters, hace unos días, la Ópera de París comunicaba a través de su cuenta de Twitter que retiraba la invitación al bailarín ruso (nacido en Ucrania) Sergei Polunin a participar en un montaje de El lago de los cisnes.
La causa de la anulación de las actuaciones tiene que ver con que las declaraciones de Polunin, en su cuenta de Instagram, no están de acuerdo con los valores que propugna el Ballet de la Ópera de París, fundada a mediados del siglo XVII con el nombre de Académie Royale de Danse, es decir, que se trata de una de las instituciones más antiguas y prestigiosas del mundo.
Siempre ha existido una cordial relación entre el Ballet de la Ópera de París y los bailarines rusos, desde la época de las exitosas producciones de vanguardia de Sergei Diaghilev, y los contratos cursados a Michel Fokine y Anna Pávlova. Pero la tradicional armonía se ha lastimado con la sanción impuesta a Polunin.
Las declaraciones a las que se refieren los franceses están redactadas en el estilo provocativo y fanático que siempre ha empleado el llamado niño terrible del ballet, quien muchas veces ha pecado de machista, sexista y de actitudes desconsideradas u ofensivas con las mujeres o los homosexuales.
Polunin afirmó en Instagram que “el hombre debe ser un hombre y la mujer debe ser una mujer. (…) Lo mismo sucede fuera del ballet, hombre, ¿qué te pasa? Las hembras ahora intentan asumir el rol de hombre porque no las follas y porque eres una vergüenza. Los hombres son lobos, los hombres son leones, los líderes de la familia que se supone que deben cuidar de todo”.
Más adelante, el intérprete llamado por sus colegas “la bestia elegante” le recomienda, o más bien le ordena a los hombres que dejen de ser débiles, y que se conviertan en guerreros. “Sin respeto por ti, la vida te derribará, te pondrá de rodillas y te lavará. Necesitas una buena bofetada para despertarte”. Tales comentarios parecen increíbles en un país que podía presumir, entre sus grandes conquistas, de haber eliminado la discriminación de la mujer.
Nacido en 1989, Polunin viajó a Londres con su familia para que él pudiera estudiar en la British Royal Ballet School. Allí estuvo desde los 13 años hasta los 19, cuando se convirtió en uno de los bailarines principales más jóvenes en la historia de esa compañía, que abandonó en 2012, abrumado por la disciplina excesiva y la fama. Luego, fue la etapa de la bebida, el consumo de cocaína y los malos hábitos.
El documental Dancer, del cineasta estadounidense Steven Cantor analiza con detalle la trayectoria personal y artística del bailarín ucraniano, desde niño hasta 2015. El documental se basa en las declaraciones en primera persona del protagonista, sus padres, abuelas, amigos y profesores.
Otro de los grandes momentos de su carrera fue su participación en el video musical de David LaChapelle Take me to church, de Hozier, que se hizo viral en 2015, con más de diez millones de visitas en Youtube. A pesar de la homofobia de Polunin, el video proclamaba la búsqueda de libertad, la tolerancia y la paz, aunque la canción sintonizaba con la rebeldía ante los dogmas que caracterizan al famoso bailarín.
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