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Guaidó pide mantener abiertas "todas las opciones" tras un sábado con dos muertos y decenas de heridos

El cada vez más aislado Maduro volvió a rechazar la ayuda y dijo que la iniciativa enmascara un intento de golpe de Estado de la oposición con apoyo de Washington.

Juan Guaidó © Juan Guaidó/ Twitter
Juan Guaidó Foto © Juan Guaidó/ Twitter

Este artículo es de hace 5 años

UREÑA, Venezuela/CÚCUTA, Colombia 23 feb (Reuters) - Al menos dos personas murieron y decenas resultaron heridas el sábado en Venezuela, en medio de intensos choques entre fuerzas de seguridad y manifestantes que presionan por el ingreso de ayuda humanitaria, lo que llevó al líder opositor Juan Guaidó a pedir a la comunidad internacional que mantenga abiertas "todas las opciones".

Guaidó, a quien decenas de países reconocen como presidente interino, busca ingresar insumos desde varias naciones vecinas, como Brasil y Colombia, para atender la profunda crisis económica y escasez que sufre la nación petrolera.

Tras los violentos hechos del sábado, Guaidó dijo en Twitter que planteará a la comunidad internacional de manera formal "que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria", sin dar más detalles.

Molesto por el acopio de ayuda, el presidente Nicolás Maduro rompió totalmente las relaciones diplomáticas con Bogotá, que ya estaban en su menor nivel.

Las dos víctimas fatales fueron reportadas en Santa Elena de Uairén, la localidad venezolana más cercana a la frontera con Brasil, desde donde se esperaba el paso a través de la aduana de dos pequeños camiones cargados con ayuda humanitaria.

Fuertes detonaciones se escucharon por enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes, según testigos. En el hospital de la localidad, una doctora dio un reporte oficial con al menos una decena de heridos y los dos fallecidos.

Al hospital de la población brasileña de Pacaraima, en la frontera con Venezuela, llegaron cuatro heridos de bala, que tras recibir los primeros auxilios fueron llevados a Boa Vista, capital del estado limítrofe de Roraima.

Sin embargo, el portavoz del gobierno del estado brasileño de Roraima, Roberto Amaral, dijo que los militares venezolanos ya no dejaban pasar ambulancias con heridos por la frontera hacia Brasil.

Desafiando la presión de la comunidad internacional para que abandone el poder, el cada vez más aislado Maduro volvió a rechazar la ayuda y dijo que la iniciativa enmascara un intento de golpe de Estado de la oposición con apoyo de Washington.

"Estoy más duro que nunca, más duro que esta madera, duro de pie, gobernando esta patria", dijo Maduro a miles de seguidores en una avenida de Caracas en una marcha convocada "en defensa de la revolución". "Soberano coñazo (puñetazo) le estamos metiendo al golpe, a la intervención gringa", gritó.

Y minutos después, anunció la ruptura de relaciones con Colombia. "He decidido romper todas las relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno fascista de Colombia y todos sus embajadores y cónsules deben salir en 24 horas", disparó.

COLOMBIA DICE QUE LO SUCEDIDO ES UNA BARBARIE

El canciller de Colombia, Carlos Holmes Trujillo, dijo que aunque Bogotá desconoce al gobierno "usurpador" de Maduro, se ordenó el regreso de los funcionarios consulares que permanecen en el país petrolero a la mayor brevedad.

En la ciudad fronteriza colombiana de Cúcuta, Guaidó despidió en la mañana los camiones junto al mandatario de Colombia, Iván Duque, en un centro de acopio donde almacenaron toneladas de suministros enviados por Estados Unidos y otros países.

En un suceso separado, el partido Voluntad Popular, al que pertenece Guaidó, dijo que el diputado Freddy Superlano resultó "víctima de un ataque con burundanga" en Cúcuta y que Carlos Salinas, del mismo partido, "no resistió el ataque y murió por intoxicación".

Mientras los camiones avanzaban, en la cercana ciudad limítrofe venezolana de San Antonio fuerzas de seguridad fieles a Maduro lanzaron gases lacrimógenos y balas de goma a una marcha de diputados y simpatizantes que se dirigían al puente fronterizo Simón Bolívar para recoger la ayuda.

Los manifestantes respondieron lanzando piedras al contingente, mientras del lado colombiano se formó una cadena humana con intención de pasar las cajas con ayuda.

"El mundo pudo ver hoy la barbarie de la dictadura que oprime a Venezuela. El mundo también pudo ver entre ayer y hoy como esa barbarie cobró varios muertos en la frontera entre Venezuela y Brasil" dijo por la noche Duque, al lamentar que se hubieran incinerado camiones con alimentos y medicinas destinadas a salvar vidas.

Dos camiones con ayuda cruzaron la frontera de Brasil hacia Venezuela, dijo el diputado opositor Miguel Pizarro en Caracas. Pero ambos vehículos no habían superado la aduana, según un testigo de Reuters.

Tanto del lado colombiano como el brasileño la situación parecía ser la misma: los camiones están técnicamente en territorio venezolano pero se necesita que los militares levanten obstáculos para que puedan avanzar.

Pizarro también relató que esperaban un barco con ayuda, pero que se encontraba "asediado".

El gobernador de Puerto Rico dijo que le ordenó al barco que transportaba ayuda regresar después de que una nave de la armada venezolana amenazara con abrir fuego. "Es inaceptable e indignante", sostuvo Ricardo Rosselló en Twitter.

DESERCIONES DE EFECTIVOS VENEZOLANOS

En la venezolana Ureña, simpatizantes de la oposición rodearon y desalojaron un bus que transportaba partidarios oficialistas para luego prenderle fuego.

En Ureña dos camiones con ayuda quedaron envueltos en llamas en medio de una violenta refriega entre agentes de seguridad que disparaban gas lacrimógeno y manifestantes encapuchados, algunos lanzando bombas molotov, en uno de los puentes fronterizos.

La diputada opositora Gaby Arellano denunció desde Ureña que el incendio lo provocó la acción policial para frenar el avance de los vehículos que estaban ya sobre el puente binacional.

A un tercer camión se le incendió solo la parte delantera y voluntarios de la oposición lograron rescatar cajas blancas donde iba el material de ayuda, mientras en el asfalto del puente quedaron los restos de los vehículos quemados, así como lentejas chamuscadas, dijo un testigo de Reuters.

Un testigo de Reuters relató que en otro episodio, manifestantes quemaron uniformes militares almacenados en una escuela de la localidad, mientras un grupo de voluntarias, llamadas Damas de Blanco, atendía a heridos de balas de goma en un improvisado puesto dentro de una casa.

Más de un centenar de uniformados venezolanos desertaron el sábado a territorio colombiano en medio de la tensión en la región y reconocieron a Guaidó como presidente, según informó la autoridad migratoria nacional colombiana.

"No le deben lealtad señores de las Fuerzas Armadas a alguien que quema comida enfrente de hambrientos. No le deben ningún tipo de obediencia a quien con sadismo celebra que no entre la ayuda humanitaria a un país que la necesita", dijo Guaidó, quien se proclamó presidente encargado en enero.

El líder, quien aseguró que quienes impidieron la entrada de la asistencia humanitaria son integrantes de grupos armados al servicio de Maduro, anunció que participará el lunes en una reunión del Grupo de Lima en Bogotá, a la que asistirá el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence.

Al ser interrogado sobre cuánto tiempo se quedará en Colombia, Guaidó dijo: "Pronto regreso a Venezuela, hasta el lunes".

Estados Unidos, a través de su secretario de Estado, Mike Pompeo, condenó los ataques de civiles en Venezuela.

El gobierno de Maduro rechaza que exista una crisis humanitaria y califica como un "show barato" el intento opositor de pasar asistencia, pese a que desde 2015 al menos 3,4 millones de personas han salido de Venezuela, según Naciones Unidas.

El Gobierno de Colombia dijo que los camiones con la ayuda humanitaria que no lograron pasar a Venezuela regresaron al centro de acopio donde se descargaron y almacenaron nuevamente los alimentos y las medicinas.

Reporte de Anggy Polanco, Mayela Armas, María Ramírez y Nelson Bocanegra. Reporte adicional de Luis Jaime Acosta en Bogotá y Ricardo Moraes en Pacaraima. Editado por Vivian Sequera, Corina Pons, Fabián Cambero, Javier Leira y Pablo Garibian.

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