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Un padre santiaguero invoca la Constitución pues no le querían vender pollo a su hijo de siete años

Luego de la discusión entre los tenderos y el cliente, el conflicto llegó a su fin, cuando las dependientas accedieron a venderle los dos paquetes de muslos de pollo que le correspondían al menor de siete años.

Neveras vacías en Cuba © CiberCuba
Neveras vacías en Cuba Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

Sucedió en Santiago, pero historias similares se repiten en distintos puntos de la geografía nacional: No pocas veces los padres se hacen acompañar de sus hijos en las colas para que los dependientes le vendan más pollo o aceite. La historia llegó de la mano de Sandy E. García Alcolea, quien escribió a la sección "El buzón del pueblo", del periódico provincial Sierra Maestra.

En su misiva, Sandy narra los obstáculos que debió sortear para llevarse a casa unos muslos más de pollo, en días en que el alimento escasea y se ha restringido su venta a solo dos bolsas por persona.

“Pasadas las dos horas y media bajo el sol, un grupo de personas con niños en brazos y yo con el mío de siete años, nos dirigimos a la oficina de la gerente para reclamar por qué de tanta demora para comenzar la venta. Ella se personó en el mostrador e iniciaron la comercialización”, comenzó diciendo el demandante.

Una vez iniciada la venta del producto fue que comenzó la controversia entre García Alcolea y los trabajadores de la referida tienda: “Cuando llegó mi turno, entro con mi hijo y sabiendo que es normado retengo cuatro paquetes de muslos como está establecido y la directiva me dice que son dos paquetes por persona, a lo que le pregunto que, si no había visto al niño, y una de las trabajadoras me dice lo mismo”.

Fue entonces cuando el denunciante comenzó a defender el legítimo derecho de su hijo a ser tenido en cuenta dentro de una cola, donde normalmente los clientes se hacen acompañar de familiares o amigos a fin de llevarse consigo una mayor cantidad del escaso alimento.

“Ya incómodo comienzo a exaltarme porque al parecer jamás se han leído la Ley de Leyes de nuestra República en su ARTÍCULO 42; el que refiere que todas las personas son iguales ante la Ley, reciben la misma protección y trato de las autoridades (…) sin ninguna discriminación por razones de sexo, género, orientación sexual, identidad de género, edad… Y subrayo donde dice edad, porque es inadmisible que pasen por encima de un niño como si no existiera”, argumentó el padre en su misiva a Sierra Maestra.

Luego de la mencionada discusión entre los tenderos y el cliente, el conflicto llegó a su fin, cuando las dependientas accedieron a venderle los dos paquetes de muslos de pollo que le correspondían al menor de siete años.

“Para que no salieran en la factura cuatro paquetes, se pagó de dos en dos, ya que esta no lleva nombres y no constituye una violación a lo que se haya orientado internamente en la tienda”, explicó el remitente de la carta publicada este sábado por el periódico santiaguero.

La escasez de cárnicos y aceite de cocina ha sido una constante durante el primer cuatrimestre de 2019, y las largas colas a las puertas de las tiendas así lo atestiguan. Sin embargo, lo desconcertante esta vez es que los trabajadores de una tienda en Santiago quieran vulnerar los derechos de un pequeño, sin apelar al sentido común. “El personal que da servicio directo a la población debe tener educación, trato amable”, sentenció el padre quien concluyó su carta denunciando otra situación lamentable:

“Fui a pagarle un jugo a mi hijo en el mercado de la misma tienda con una tarjeta magnética y la dependienta me dijo que todos los post de la planta de abajo estaban rotos o que la línea no servía. Inmediatamente, para no perder el turno de la cola fui a sacar dinero en un cajero”.

Por tal causa el cliente perdió el descuento de 5% que suele hacerse en aquellas compras que sean pagadas a través del uso de tarjetas magnéticas. En este caso el demandante sostiene que dejó de ahorrarse 60 centavos de CUC o lo que es los mismo 15 pesos cubanos, una cantidad que, si bien para muchos puede parecer insignificante, ronda los ingresos diarios de no pocos trabajadores en la isla.

“Me hicieron perder los estribos alejándome de la educación ya que creo se le debe comunicar con antelación a los clientes mediante carteles en las vidrieras que no se está brindando ese servicio”, concluyó el remitente.

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