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El fenómeno de los Facebook Team atrapa a los jóvenes cubanos

El equipo "Increíble", una de las tantas tribus digitales de Santiago de Cuba, también conocidos como Facebook Team o Team de Facebook, que desde la urbe compiten en la más popular de las redes sociales por tener más "Like", "Comentarios" o "Me Encanta".

Muchachos de los Facebook Team en Santiago de Cuba. © Facebook / El Chago - Santiago de Cuba y Älieskitah Rångêrs
Muchachos de los Facebook Team en Santiago de Cuba. Foto © Facebook / El Chago - Santiago de Cuba y Älieskitah Rångêrs

Este artículo es de hace 4 años

Es sábado en la tarde y un grupo de jóvenes se reúne en una de las tantas edificaciones en ruina en la ciudad de Santiago de Cuba. Quien los ve lo único que no imagina, por sus ropas, es que pertenezcan a la vanguardia revolucionaria comunista y que estén en el lugar en un trabajo voluntario. Demasiado glamour delata otras intenciones.

Otro día cualquiera y los mismos jóvenes están en el aula de una escuela. Como una cámara oculta, en esa donde a una persona le gastan una broma sin saber lo que pasa, todos comienzan a despojarse de sus uniformes, se colocan vendas y simulan heridas y golpizas, se maquillan y sacan accesorios. Todo en un escenario de pizarra, pupitres, sillas, mesas, cuadros alegóricos, enseñas nacionales…

Team de Facebook de jóvenes cubanos. Foto: Captura de pantalla de Facebook.

Es el equipo "Increíble", una de las tantas tribus digitales de Santiago de Cuba, también conocidos como Facebook Team o Team de Facebook, que desde la urbe compiten en la más popular de las redes sociales por tener más "Like", "Comentarios" o "Me Encanta".

Reinventan su imagen, buscan escenarios exóticos que a vista de un iPhone luzcan bien, idean fotos grupales con temas que sean virales, y más allá del espacio digital se conforman como una pequeña comunidad, donde comparten en espacios físicos y nacen verdaderas amistades.

Pero todo no es un fenómeno ni tan ingenuo ni tan inocuo, y sí tiene repercusión en sus vidas personales y familiares porque es, entre otras cosas, elitista, reflejo de que existen en la sociedad familias pudientes y otras que no lo son.

Blankitoh Increíble… uno de los chamacos que más «choca» las redes sociales

Elías Liván Catasús Lazcano es un excelente futbolista de Santiago de Cuba, dicen que uno de los mejores en su categoría. Está en la EIDE Capitán Orestes Acosta y cursa el onceno grado. Tiene en Lionel Messi su ídolo, le atrae la tecnología, vestir bien, en fin, es como todos los jóvenes cuando tienen 17 años.

Blankitoh Increíble. Foto: Captura de pantalla de Facebook.

Sin embargo, en Facebook se hace llamar Blankitoh Increíble, es casi un modelo de fotografía y sus imágenes alcanzan fácilmente los 500 «Me Gusta». Es, además, un oponente imbatible cuando se trata de alcanzar «Me Gusta». Él, hasta ahora, ha vencido a cuanto enemigo se ha enfrentado en este espacio digital.

“Mi equipo, el Increíble, tiene unos 30 miembros… tenemos un «boss», un líder que es el que crea el equipo quien va sumando gente que cree adecuada para estar en él, personas que vistan bien, que sean «fashion» y cojan «Like» en las fotos, que sea lindo o linda influye, pero no decide, pero sí que sea popular en Facebook y que se sepan enjaminar con la ropa que tenga, esas cosas sí se tienen en cuenta”, comenta.

Aseguran que tener dinero no es criterio para ser seleccionado o no por uno de estos equipos de Facebook, que más que vestir con ropa de marca o prendas caras, se trata de tener estilo.

Sin embargo, aunque en parte pueda ser cierto, las fiestas se realizan en lugares de moda, que es lo mismo que sitios bien caros y en CUC, y las fotografías suelen ser tomadas con terminales de gama alta, por ejemplo los iPhone, que son los dilectos, y todos con precios bien elevados, además de que las prendas que llevan generalmente se encuentran en el mercado informal y a precios que no acceden todos.

Entonces, tener dinero puede que no sea una condición explícita, pero los jóvenes de procedencia humilde no suelen ser capaces de acceder a estos equipos, ropas ni a estos lugares.

“Panda, Hot Game, Increíbles, Legacy… en Santiago de Cuba hay unos 20 de estos equipos. Suelen tener la misma cantidad de hembras que de varones, hay uno solo de hembras nada más, ninguno es sólo de varones”, asegura y acota “en el Ocio Club de la ciudad hicimos hace unos días una fiesta de Facebook Teams, del equipo de los James, cada equipo llevó algunos de sus miembros, y eso se llenó y quedó gente fuera, así que calcula la cantidad de gente que hay y la cantidad de equipos”.

Team de Facebook en Santiago. Foto: Captura de pantalla de Facebook.

El uso de las reacciones de Facebook (Me Gusta, Me Encanta, Me Asombra, Me Entristece, Me Enoja, Me Divierte), es el mecanismo de votación más usado cuando se realiza una competencia entre miembros de dos o más equipos, o entre los propios «teams». A cada uno le corresponde uno de estos. Se suele acompañar de un mensaje muy claro “No pedir votos”, pues se busca la espontaneidad.

“Los mejores equipos son Los Pandas y Los Increíbles”, asegura Elías teniendo en cuenta los resultados históricos de las competencias y acota que más allá de la competitividad, se crean lazos de amistad en el espacio físico: “nos reunimos a veces para hablar de muchas cosas, cuadramos las sesiones de fotos…”.

La gran mayoría tienen móviles, no todos, pero eso sí, todos de alguna u otra forma todos sí se conectan a internet, es casi una condición explícita para pertenecer a una de estas tribus digitales, fundamentalmente a Facebook y también en menor medida a Instagram. Grupos en Whtasapp y Messanger aseguran la comunicación privada.

El acceso a la red de redes es vital y lo mismo es por datos móviles, wifi o nauta hogar, que en todos los casos con precios bastante prohibitivos es sufragado por padres, amigos, tíos y un largo etc., bastante inalcanzables para muchos del sector trabajador, más para quien es solo estudiante. Entonces, ¿no son elitistas el fenómeno de los Facebook Team?

Una sesión de fotos, un manicomio en una escuela

“La última sesión de fotos del grupo la hicimos en una escuela, pedimos permiso y no hubo problema, no hacíamos nada malo. La idea era representar un manicomio. Nos disfrazamos, nos vestimos… a veces tomamos fotos vestidos de sport, con ropa de salir. Las fotos las sube el que más «Like» coge y etiquetea al resto del equipo”, asegura.

Casas viejas, abandonadas, suelen estar en la lista de las locaciones, también el Hotel Meliá Santiago, tiendas recién hechas en la urbe…, los espacios vinculados a la historia o la cultura no están en la lista de escenarios posibles: “en esas sesiones tomamos fotos con iPhone fundamentalmente, son las fotos que mejor quedan, en nuestro equipo tener un buen móvil no es requisito para estar, pero en otros sí lo es”, asegura.

A veces se visten todos del mismo color, con ropas similares, de moda, usan muchos los accesorios… por chats privados se proponen las próximas locaciones, se gestiona el vestuario, se habla de ideas, se planifican posturas, poses, etc. El tema está en la imagen, en la idea que se quiera dar, pensar en promocionar lugares que aprenden en la escuela, en la clase de historia, es una utopía.

“Primero se toman fotos del grupo, luego cada cual empieza a tomarse las fotos que necesita para su Facebook o Instagram, hay que mantenerse entre los mejores y hay que buscar «Likes»”, asegura.

Detrás de cada foto está la necesidad de complacer una audiencia que pide más. En la lista de solicitudes de amistad Elías tiene más de mil personas esperando su aprobación. Sin embargo, asegura ser bien cuidadoso en eso, en parte porque no todos darán «Like» a sus fotos, “no me han acosado en Facebook ni nada de eso, solo acepto personas que conozco o que tengamos no sé, 200 amigos en común por ejemplo”.

Aunque no conoce de otros de su equipo que sí hayan sido acosado, admite, por ejemplo, que ni borras las solicitudes de amistad ni las niega, prefiere dejarlas así, sin responder, porque sino vuelven a mandarlas. No obstante, muchachos y muchachas jóvenes, con buena apariencia en su totalidad, que buscan de una u otra manera ser admirados en una red social con millones de usuarios, sería ingenuo pensar que no existan casos de hostigamiento.

Casa equipo es un mundo y establecen sus propias reglas. El Increíble, por ejemplo, tiene algunas normas muy sencillas. La primera, me llama la atención pues diría que tiene mucho que ver con la edad y es que los miembros de un mismo "team" no pueden ser novios.

“Porque cuando se peleen entonces van a estar fajados dentro del mismo equipo, y eso tiene que ver con la otra regla, que es llevarnos bien entre nosotros, no faltar a las sesiones de fotos, que se hacen dos o tres veces por mes”, asegura Elías.

¿Qué dicen los padres?

Una de las mayores preocupaciones de un padre es saber qué hacen sus hijos y con quién se reúne. Visto así es bastante «comprensible» que sea una bendición tener un adolescente en uno de estos Facebook Team, pues a ciencia cierta, se puede hasta monitorear en qué andan y quién les acompaña.

Dos padres, que prefieren mantenerse en el anonimato, comentan que lo primero que hicieron fue mandarle solicitud de amistad a su hijo, para ver de cerca su actividad en la red social, desconociendo, por ejemplo, que opciones de privacidad de la propia plataforma podría limitarles el acceso a las publicaciones de este adolescente.

“Tratamos de conversar con él, de estar atentos a lo que hace, ponernos a su nivel y ver, por ejemplo, por qué decidió hacer una publicación, conversamos sobre eso”, aseguran y añaden “no obstante, le explicamos de los peligros de exponer su vida privada de esa manera, que lo que es un juego, por llamarlo de alguna forma, puede derivar en serios problemas el día de mañana, que hay cosas con las que debe tener cuidado, que puede ofender a algunos que con una actividad que podría ser vista como banal, no debería, por ejemplo, no sé digamos tirarse fotos en el cementerio, cosas así. Que piense, es lo que siempre queremos que haga, que piense antes de actuar”.

Otros padres ven el asunto como una cuestión de edad.

“Nuestra hija ya está en la universidad, siempre le dijimos que esto de las fotos era solo mientras durara el pre, pero que en la universidad se puede malinterpretar que esté en esa bobería. Cuando estudié en la universidad, por menos que eso, claro en mi época no había Facebook, pero por menos que eso vi cómo se incineraban a la gente. Que deje eso, que eso tiene su edad”, asegura un padre.

La otra cara del asunto es la desmedida necesidad de mostrar y de lograr «Like» que lleva, por ejemplo, a la erotización de niños y niñas. Es habitual el uso de pequeños y pequeñas, vestidos como adultos en poses que nada tiene que ver con un párvulo de pocos años de edad, por mencionar un caso, dándose besos en la boca.

Los jóvenes y las comunidades virtuales no son para nada una relación ingenua. Desde el uso de Zapya, quien no tiene para pagar por una conectividad, pasando por el que usa ToDus pues sólo puede acceder a la bolsa Nauta, hasta quien sí tiene acceso a Internet, en Cuba la red de redes ha tenido aplicaciones que deberían preocupar a la familia que pasa, en gran medida, por el desconocimiento de los riesgos en las plataformas sociales por décadas de alejamiento a estas.

Los Facebook Team son elitistas porque a ellos sólo acceden quienes pueden, ya sea por suerte genética o por tener el dinero y recursos para ello; no es un fenómeno inocuo pues afecta los consumos de un grupo de personas, los adolescentes, que de por sí en esta época es habitual presumir; y, además, puede ser frustrante pues se presta para el bulling digital, para sentirse excluido, etc.

En Cuba, el fenómeno de los Facebook Team aunque es emergente, está altamente condicionado por los elevados costos en el acceso a internet, la insondable famosa brecha digital, en un ecosistema social, además, bastante inexperto aún en cuestión de redes sociales y sus consecuencias en el mundo físico.

Por último, estas tribus digitales son integradas, quien duda tiene, por jóvenes cuyas familias pueden costear ese pasatiempo que, a fin de cuentas, son unas élites invisibilizadas en la sociedad.

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José Roberto Loo Vázquez

Periodista de graduación, y fotógrafo de pasión, dos historias que se entremezclan y atrevidamente me hacen llamarme fotoreportero. Si sumamos mi amor, por la ciudad de Santiago de Cuba, no es difícil entender mi preferencia: fotoreportero que gusta resaltar su urbe natal, la “tierra caliente”.


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