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Entrevista a María Eugenia Barrios, la Diva del arte lírico cubano

El próximo 16 de diciembre cumplirá 79 años y este sábado celebra sus 60 años de vida artística con un concierto en La Habana.

María Eugenia Barrios © CiberCuba
María Eugenia Barrios Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 4 años

María Eugenia Barrios, una mujer repleta de juvenil explosividad aunque ya roce las 8 décadas de vida, impresiona con su pequeña estatura, ojos vivaces y cabello totalmente blanco. Capaz de estirarse hasta el suelo, levantar piernas cual gimnasta y... ¡lo mejor! cantar a voz en pecho, a capella, la Salida de la Cecilia, poniendo un sello muy propio al ambiente reguetonero que le rodea en su casa de Centro Habana.

CiberCuba se viste de gala con una soprano que enaltece, no sólo el arte lírico cubano en su mayor acepción sino, la cultura cubana en todas sus manifestaciones.

Barrios, la Diva del género lírico cubano, cumplirá 79 años el próximo 16 de diciembre. Este sábado celebrará sus 60 de vida artística con un concierto en la sala San Felipe Neri, en la Habana Vieja.

“Yo nací artista. Sabes que muchos, sea la modalidad que sea, se fabrican, se moldean, se aprovechan sus cualidades, las que son puestas en función de lo que se quiere conseguir. Yo no. Yo nací artista…¡y lo sigo siendo!”

¿Lo dudan? En ese momento, en la muy acogedora sala de su hogar, la Barrios se levanta y comienza a cantar un aria que me deja atónita.

María Eugenia Barrios / Foto: Cortesía de la entrevistada

Tengo que confesar que, aunque siempre la admiré, me apunté en su lista de fans cuando en la Gala por el aniversario 110 del atletismo cubano, cantó la inmortal “Cecilia Valdés” de Gonzalo Roig, que hizo levantar de sus asientos a un auditorio de campeones olímpicos y mundiales. ¡Arrasó esta mujer agigantada en el escenario con su voz descomunal y su pasión desenfrenada por lo que tanto ama: la música lírica cubana y el deporte!

Maestra, cuénteme de sus inicios, ¿siempre se inclinó hacia la música?

“Yo nací en el Cerro capitalino el mismo día que ese genio de la música universal que es Ludwig van Beethoven, y sin tener antecedentes musicales en la familia.

“Estudié en la escuela de monjas para niñas pobres ´Rosalía Abreu´, dueña de la muy conocida Finca de los Monos y hermana de la fundadora de la ciudad de Santa Clara y luchadora independentista Martha Abreu.

“En aquel entonces era obligatoria la práctica del básquet, el sóftbol, el kikimbol, voly, gimnasia. Yo solía ser la guía de la tabla gimnástica por esta elasticidad que aún me caracteriza y, créeme, era muy feliz. De ahí mi increíble amor por el deporte, sobre todo si los ´míos´ están compitiendo.”

La miro con fija atención. ¿La maestra me estará diciendo esto por mi relación con el deporte o porque realmente es una fiel seguidora del mismo?

“Yo soy una fanática de los deportes, de todos. Y si hablamos de los que en Cuba son o fueron potencias, más: voleibol, atletismo, baloncesto, béisbol, boxeo. Y si nos referimos a las figuras que admiro no hablaríamos de música. Yo amo a Alberto Juantorena, Ana Fidelia Quirot, Mireya Luis, Iván Pedroso, Javier Sotomayor, Dayron Robles, Mijaín López que vá por su cuarto cetro olímpico; ¿qué me dices del saltador Juan Miguel Echevarría que debe ganar la longitud en Tokio 2020 y de la Sombra Julio César la Cruz? Mi ídolo siempre será Teófilo Stevenson; para mí el más grande púgil de este país.”

Es, ciertamente, una fiel seguidora del deporte esta sublime soprano.

“Retomo mi conversación, el problema es que tocamos un tema que me apasiona. Como te dije, no provengo de una familia de artistas, pero sí de una que me permitió ser lo que soy.

“Mi padre, Estelio, un guajiro pinareño muy avanzado para su época, nos inculcaba a mi hermana Esther y a mí, que las mujeres no serían libres si no pensaban, si no usaban su inteligencia.

“Por eso, lo primero que había en mi casa era un plato de comida, porque él decía que sin comer no se podía vivir; y lo segundo, un libro, el alimento del alma. No teníamos prendas y sólo un par de zapatos que por lo general, eran el regalo del cumpleaños.

“Mi padre era la exigencia, la disciplina, el control, la corrección. Mi mamá, Eugenia, también de origen campesino, natural de Güines, compensaba la pareja con su ternura, amor, comprensión; ella me cantaba décimas y a nosotras nos encantaba escucharla”.

Nunca he realizado una entrevista tan graficante como esta; son los momentos en los que extraño una cámara de televisión. María Eugenia vuelve a abandonar su cómodo sillón e improvisa una décima. Sus ojos reflejan el amor conque su madre se la entonaba, sus manos vuelan al compás de la música guajira. Toda ella es verso, poesía, quimera.

“Ay, no avanzamos. ¿Por dónde iba? Ah, sí. Yo actualmente estoy casada con Juan Antonio Santana, y ambos reencarnamos la película ´Los pájaros tirándole a la escopeta´, pues su hijo está casado con una de mis hijas, María Eugenia, la mujer orquesta de la familia: teje, pinta, es artesana y toca todos los instrumentos a pesar de su condición de ama de casa. Jajaja”.

Su otra hija es la excelente actriz Amarilys Núñez.

“Sí, ambas son hijas de un primer matrimonio. Amarilys actualmente está casada con un francés y vive en el extranjero pero ¿sabes? no olvida su pasión: actuar. Claro, está más dedicada a su hogar ahora.

“En total, tengo 3 nietos, de ella es el varón, quien actualmente a sus 21 años estudia en una afamada universidad de Filadelfia. Las niñas, Laura y Claudia, son de María Eugenia; también son muy talentosas. Claudia fue mi pianista acompañante por 15 años y ahora cursa un doctorado en Indiana, Estados Unidos. Laurita es informática y ahora labora en una importante empresa en Montreal, Canadá.”

Maestra, hemos hablado de deportes, de su preciosa y muy culta familia, pero aún nada me ha dicho de cómo le picó el “bichito” de la música culta.

María Eugenia sonríe. “Contra, es verdad. Cuando yo era una niña, éramos pobres, y en mi barrio sólo existía un televisor que se hallaba en la casa de ´Tarzanito´, quien después sería el famoso actor Bernardo Menéndez.

“Los niños de la vecindad nos reuníamos en su casa y, sentados en el piso, nos deleitábamos con aquel invento que apenas daba sus primeros pasos en el planeta: ¡la televisión!, y que en toda su programación contaba con la presencia de cantantes líricos.

“Imagínate tú poder ver y escuchar a Martha Pérez, Gladys Puig, Ana Menéndez, Estelita Santaló, Rosita Fornés, Ana Margarita Martínez Casado, Armando Pico, Ramón Calzadilla en programas conducidos magistralmente por profesionales como Germán Pinelli. Recuerdo ´Jueves de Partagás´, ´Casino de la Alegría´ y otros espacios… ¡ y en todos aparecía el bel canto!.

“Ver aquellas muchachas y caballeros con esos vestidos, prendas, trajes. Escuchar la ´María la O´ del maestro Ernesto Lecuona, la ´Cecilia´…¡Yo salía de allí envuelta en una nube malva!. Y claro con la mente y el corazón puestos en cantar pero…¡no fue nada fácil!.”

¿Por qué? Con ese cañón que usted tiene por garganta con casi 80 años, me imagino en su juventud.

“Por ahí no viene la cosa. Mi papá, ya te conté sus características, afirmaba que para ser cantante había que tener mucho dinero o ser una mujer liviana, frívola. Él no entendía, quería que yo estudiara.

“Es así que al casi graduarme de maestra normalista, a mis 18 años, en 1959, vamos mis amigas y yo a los conocidos ´fosos´ anexos al teatro ´Amadeo Roldán´, donde ensayaba la Banda Nacional de Conciertos, nada menos que a tratar de ver al maestro Gonzalo Roig, su director, con el objetivo de solicitarle la partitura de la Cecilia para cantarla en la fiesta de graduación.

“Trata de imaginarte el rostro de Roig, quien por cierto nos recibió con amabilidad, al ver a un grupo de muchachas vestidas con el uniforme de la Normal y haciéndole tal pedido”.

Realmente no me imagino, parece cosa de locos; bueno, locas en este caso.

“Jajajaja. Así mismo y más cuando aquel genio de nuestra música lírica nos dice: ´y ¿quién la vá a cantar?´

“ Atrevidamente, le dije: ´YO´. Él me ripostó: ´¿usted no sabe que esa obra es muy aguda?´ y de nuevo yo, con el desenfado de la juventud contesté: ´yo la canto como Martha Pérez´.

“Mira, si lo ves. Los espejuelos se le corrieron hasta la mitad del rostro, me miró atónito por lo que él pensó era una total falta de respeto y me espetó: ´¡ ahora mismo me lo vas a demostrar!”

¿Pudo cantar maestra?

“Muchacha, 2 veces comenzó Roig la introducción y yo muda. Él se dá cuenta que había sido duro e insta a mis compañeras a hacerme el corito de Cecilia, y ahí cogí el tono y canté…Sí, canté con toda mi alma, con mi voz que quería abrirse paso en los grandes escenarios, canté como pájaro al que le abren la jaula. Simplemente… ¡canté!

“Los profesores, prestigiosos músicos de la banda, se levantaron eufóricos, sin dejar de aplaudir.”

Y el maestro ¿qué dijo?

“Simple: ´¿Cuándo es tu graduación, mijita?. La banda y yo te vamos a acompañar ese día´… Dime Julita, si ése no fue el mejor de los inicios de esta carrera que ya se extiende por 60 años. Ahí me demostré que yo nací artista, que lucharía contra cualquier obstáculo que me lo tratara de impedir.”

Generalmente detrás de una gran figura hay una gran historia. María Eugenia Barrios no es una excepción.

“Como te conté, mi padre insistía en que yo siguiera estudiando y continué mis estudios superiores en la Facultad de Humanidades de la Universidad de La Habana, en la escuela de Pedagogía, pero el maestro Gonzalo Roig no me abandonó nunca; siempre me acompañaba en cuanto concierto yo hiciera ya fuera en Bejucal, en San Antonio de Río Blanco o en el Parque Central.

“A pesar de que recortaron la carrera por la necesidad que había de profesores, no pude hacer la tesis, pues me casé a los 20 años y tuve a mi primera hija amén de mi amor por el bel canto y no por la pedagogía jajajaja.”

María Eugenia Barrios / Foto: Cortesía de la entrevistada

Anécdotas de esa época ¿cómo es que se convierte en lo que hoy es?, porque hasta ahora no me ha hablado de ninguna escuela de canto.

“Es cierto, y por esa razón el propio Roig y el también distinguido maestro Félix Guerrero me ´luchan´ una beca de canto en Moscú, que al principio no me gustaba tanto como si hubiera sido en Italia o Alemania, pero que a la postre resultó lo mejor que me pudo pasar por el grado de exigencia que tuve que asumir.

“Pero antes de esa beca, enfrenté duros escollos como por ejemplo cuando no fui elegida para la Cecilia en el Festival Universitario pues se inclinaron por la muy joven y talentosa Alina Sánchez, que a su voz añadía su similitud con el personaje.

“Entonces audiciono con el coro de la Ópera Nacional y el jurado, nada menos que integrado por enormes figuras del canto lírico como Armando Pico, Ramón Calzadilla, Fabio Landa, el propio Félix Guerrero, me dijo: ´ usted no forma parte del coro; usted es solista de la Ópera Nacional de Cuba.”

¿Le satisfizo esa decisión del jurado, no?

“Pues sí, era un gran paso. Y a tí que te gustan las anécdotas, te cuento que yo ganaba 125 pesos como cajera de una ferretería donde trabajaba después de dar a luz a mi hija mayor, y me llama la entonces directora de la Ópera, Mary Paz, y me da a escoger en ganar el sueldo de los grandes cantantes o seguir con mis 125.”

Es obvia la respuesta, ¿no?

“Pues no, no tan obvia, pues me afirmó que si yo me equivocaba en algún concierto, sencillamente, me botaba; pero si mantenía los 125, me podía equivocar cuanto quisiera. Y como lo que yo quería era cantar, me quedé con los 125.

“Igual que ahora, tras 60 años exitosos e ininterrumpidos de vida artística, ser profesora titular, profesora consultante, doctora en canto lírico y llevar casi 40 años de docencia en la Universidad de las Artes (ISA), mi sueldo hubo que ´estirarlo´ hasta los mil pesos cubanos.

“Y todavía tengo que agradecer porque no llegaba. ¡Tras tantos años cantando y enseñando!. Ah, y con el aumento me aumentaron 5 alumnos a los 2 que ya tenía. O sea, ahora son 7, muchos para una mujer de mi edad, que además imparto clases individuales. O sea, estoy encima de ellos en todos sus detalles, por separado”.

“Continué con mis 125 pesos por 11 años, interpretando títulos del patrimonio universal del bel canto como ´Madama Butterflay´, ´Tosca´, ´La Traviata´, ´Los Payasos´, ´El Trovador´, ´Il Tabarro´, ´la Medium´, ´el Secreto de Susana´, ´Los Gavilanes´, ´ La Layenda del Beso´, entre otros. ”

Hay cosas que parecen increíbles. Tanta mediocridad que trata de opacar o al menos, molestar al talento. ¿Cuántas veces se repite esto Dios mío, en cualquier esfera, en cualquier tiempo, en cualquier país? María Eugenia, a pesar de no haber estudiado en ninguna escuela de arte, y antes de partir hacia Moscú, sabemos que en el período 1962-1964 recibió clases de un alma preciosa que se llamó Carmelina Santana Reyes.

“Exacta presentación de una MAESTRA en mayúsculas. Carmelina es de esas personas que pasan por tu vida para ser recordada por siempre. El maestro Roig me dijo: ´con nadie que no sea Carmelina recibas clases´… ¡y qué razón tenía!

“ Fue una concertista y cantante exquisita de ópera, quien a pesar de haber sufrido una embolia que le paralizó uno de sus hemisferios, nunca perdió su amor y confianza en Dios, siempre amó y defendió a sus alumnos; aquella mano que le quedaba libre volaba por encima del teclado.

“Ella obligaba a sus estudiantes a leer poesía. Era, además de cultura, un entrenamiento vocal. Con Carmelina ví colmadas mis expectativas: aprendí a vocalizar, respirar, legato, arpegios, cultura general. “

Tras arduos años de estudios con Carmelina Santana, María Eugenia Barrios, dejando parte de su corazón en Cuba, su hija mayor, parte hacia la entonces Unión Soviética.

“Fue en 1966, surcando las aguas del oceáno Atlántico y el Mar Negro, tras 30 días de navegación, que llegamos al puerto de Odesa, en Ucrania, y de ahí, 24 horas en ferrocarril hasta Moscú. Recuerdo compartir esa travesía con Frank Fernández y Oscar Carrera, éste ya fallecido.

“Al llegar a la capital rusa nos fuimos directamente hasta el renombrado Conservatorio Chaikowski, donde estudiamos 6 años, hasta 1972.”

¿Idioma, métodos de enseñanza, experiencias?

“La lengua rusa la aprendí allí, no como el inglés, francés, italiano y alemán que los estudié en Institutos Cubanos. De mis experiencias y métodos de enseñanza, todo está relacionado con la maestra Nina Lbovna Dorleak, esposa del gran Sviatoslav Richter, cuyos nombres están grabados con letras doradas en el Conservatorio Chaikowski. Ella cantó 30 años acompañada por él y sus obras son dignas de los mayores elogios”.

Maestra, la ópera es universal y se canta en varios idiomas, ¿usted en cuántos idiomas canta?

“En ruso, francés, español, alemán, inglés, italiano (la lengua de la música) y hasta en coreano, pues realicé una interpretación completa en Pyongyang, Corea del Norte”.

En el transcurso de su beca en la URSS, usted entró y salió, ¿no? , pues incluso tuvo a su segunda hija en este período.

“ Jajaja. En 1962, como te dije, dí a luz a Marige y en 1968, estando en Moscú, concebí a Amarilys, pues el padre de ambas, Orlando Núñez, era ingeniero principal de la Academia de Ciencias, y estaba en Moscú por esa época. ¡Ya sabes!”

Sonríe pícara, revolotea sus manos, toma un segundo aire y continúa presta a contestar mi extenso cuestionario que, no obstante, no puede abarcar tan larga y exitosa existencia.

“Así regreso con el embarazo adelantado para que Amarilys naciera en Cuba, y con la convicción de permanecer en mi tierra, pero soy invitada a cantar en Sofía, Bulgaria, y necesito completar mis estudios en Moscú. Mi maestra se esmeró en la preparación y colmé las expectativas en el Festival de Jóvenes Cantantes de Ópera en la capital balcánica.

“De nuevo en La Habana interpreté ´La Traviata´ de Verdi y fue tal el éxito que obtuvo la puesta que tuve que regresar a Moscú, aunque la necesidad que mis 2 hijas tenían de mí, me hizo retornar…¡y ya para siempre!”.

Sé que no le gusta hablar de obras favoritas, pero ¿podría hacer una excepción esta vez?

“Me pones en un 3 y 2 pero vamos allá, sólo por complacerte. Tuve la oportunidad de realizar las 3 óperas más hermosas y las más cantadas de Puccini: ´Madama Butterfly´, ´Tosca´ y ´La Boheme´, así como ´La Traviata´ y ´la Leonora de Il Trovatore´ de Verdi, ´La Viuda Alegre´ de Franz Lehar y la ´Cecilia´; pero, ´Madama Butterfly´, ´Tosca´ y ´La traviata´ son mis preferidas. ´Amalia Batista´ de Rodrigo Prats fue otra zarzuela que me aplaudieron mucho. Por eso te digo que las amo a todas”.

Y en el caso de óperas, operetas y zarzuelas, ¿qué género prefiere?

“Las óperas y la canción lírica cubana que es tan bella; gozo muchísimo interpretándolas. “

Se atreve a mencionarme algunos de los mejores cantantes líricos de la historia de la música.

“Primero que todo, el gran Enrico Caruso, Giuseppe D´Stefano , las cubanas Ana Aguado, Chalía Herrera y Zoila Gálvez. Extranjeras: Licha Albanese, Antonietta Stella, María Callas, Victoria de los Ángeles y por supuesto, la monumental Monserrat Cavallé, entre otros tantos que sería imposible enumerar.

“Contemporáneos a mí, Ramón Calzadilla, Gustavo Lázaro, Ana Menéndez, Ana Julia, Martha Pérez y Dora Carrals, todos cubanos.”

Hábleme de su disco, único por cierto, en 60 años de vida artística.

“ Pues sí, uno solo. ´A los 70´ fue grabado en el Gran Teatro de La Habana ´Alicia Alonso´ y en los Estudios de la EGREM de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, por la Casa Discográfica Producciones Colibrí.”

He leído las notas discográficas que al respecto se escribieron por personalidades de la cultura cubana como Eusebio Leal, Digna Guerra, Guido López Gavilán, Frank Fernández, entre otros, y quiero referirme a lo expresado por el Historiador de la Ciudad y el talentoso pianista.

Eusebio Leal: “Sigues siendo la más exquisita perla de nuestra Isla lírica”.

Rufo Caballero: “Excelente cantante, autoridad académica; la Barrios es hoy por hoy una de las figuras más virtuosas, respetadas en la escena musical cubana”.

Digna Guerra: “ Eres una gran artista y éste es un término muy difícil adjudicar… sin dudas eres una de las figuras más sobre salientes del canto en nuestro país y una cátedra viva. Es muy difícil que se repita.”

Miguel Barnet: “Su gran talento quedará como un tatuaje sonoro en la lírica cubana”.

Guido López Gavilán: “Resulta admirable que haya logrado conservar en plenitud estas fabulosas facultades, a lo largo de su extensa y brillante carrera.”

Frank Fernández: “ María Eugenia Barrios posee lo que en muchos países se llama artistismo, que es esa rara facultad de trasmitir los insondables misterios del arte y convierte a estos artistas en los primeros y más queridos de los grandes públicos. Por si fuera poco, se ha convertido en uno de los pedagogos más importantes de nuestra enseñanza artística y, no hablo sólo de cantantes, hablo de los maestros de todas las especialidades. “

Algo que no puedo dejar de mencionar es su perfil como actriz, ya que ha tomado parte en novelas como ´Violetas de Agua´, ´Días de mi Vida´ y ´La Otra Esquina´; policíaco ´Tras la Huella´, y en estos momentos trabaja en 2 novelas actuales, una de Léster Hamlet, donde encarna a una cantante lírica retirada, y otra de Ernesto Fiallo, en la que integra la cátedra del adulto mayor.

“Estamos en proceso de grabación, con jóvenes y talentosos actores y actrices y con uno que siempre he admirado, Bárbaro Marín; esto en la propuesta de Léster.

“En la de Fiallo comparto papeles con artistas consagrados como Rubén Breña, Miriam Socarrás, Nieves Riovalles, Manolín Álvarez, entre otros.”

Maestra, ¿qué es lo más importante que debe de tener en cuenta un cantante lírico que quiera extender su carrera y como en su caso, mantenga su instrumento vital, la garganta, al 100%?

“Lo importante es, como en cualquier ser humano, la salud; no su peso o estatura, mantener su entrenamiento, ser medido en la vida.”

Y de veras que una mira a esta mujer, todo corazón y voz, y palpa su salud, su dinamismo, su entereza de carácter.

“Además sigo, como ya te dije, ofreciendo mi experiencia entre 7 alumnos del ISA que reciben sus clases en mi casa.

“En cuanto a los que ya gradué hace años, casi todos ellos están cantando en el primer mundo: Eglise Gutiérrez, Yetsabel Arias, Homero Pérez, Rosa María Pérez de Alejo y el angolano Emanuel Mendes y muchos más.”

Orgullosa está de ellos y de todo lo hecho en sus largas 6 décadas de vida artística; sin embargo, María Eugenia guarda espinitas dentro de su corazón.

“Pues sí, creo que a los ´viejos´ nos echan a un lado. No me llamaron para ninguna de las múltiples actividades que se hicieron por los 500 años de la ciudad; y por supuesto, no fui invitada a la Gala de Sus Majestades los Reyes de España y quiero, sin menospreciar a nadie, que me digan si mi voz tiene algún problema; incluso, si mi físico no es apto para tales empeños.

“Es que tengo 79 años y ya eso es un impedimento. No tengo nada en contra de los jóvenes; yo soy pedagoga, madre, abuela, los amo, pero ¿por qué desechar lo experimentado si aún tiene calidad?.

“Voy más allá. Después de 45 años ininterrumpidos de canto lírico en el Lorca, allí no queda un solo vestigio, no hay una huella de ese monumental arte ni de aquéllos que tanto se enorgullecieron en defenderlo hasta la década de los 90”.

La Barrios es la única cantante lírica que ostenta el Premio del Gran Teatro de La Habana y ni así aparece una foto de ella o de esos célebres cantantes que conmovieron a miles de espectadores por casi 5 décadas.

Y es que el “García Lorca”, hoy “Alicia Alonso” no es sólo ballet… ¡es mucho más! Y si se rinde, con toda justeza, honor a nuestras grandes bailarinas, ¿por qué no a nuestros cantantes líricos?

“Esto por no mencionar que he sido víctima, en más de una ocasión, de críticas injustas por parte de ´algún periodista´ que me ha calificado como ´la Tosca de la Claque´ y ha tildado mi actuación como ´la intromisión de María Eugenia Barrios´ en la semana de la cultura italiana de hace 9 años”.

¿Y usted no reaccionó?

“Por supuesto, pero lo único que obtuve fue una pequeña disculpa al día siguiente en el periódico Granma, nada que ver con lo expresado por nuestro Apóstol que debe ser un verdadero periodista cuando afirmó que ´la crítica debe ser consejo sano no ira insultativa.”

A veces yo pienso que a la imperfección del ser humano puede achacársele las malas decisiones, pero también segura estoy, ¡todo debe tener un límite! ¿Cómo es posible que con los resultados docentes de esta mujer con sus discípulos premiados en concursos internacionales de gran envergadura, no haya recibido el Premio de la Enseñanza Artística?

¿Cómo es posible que con la vigencia de su privilegiada voz de 60 años ininterrumpidos de ese arte mayor que es el bel canto, no le hayan conferido el Premio Nacional de la Música?

¿Cómo es posible que en el Gran Teatro no haya ni una sola muestra de su presencia y de los gloriosos cantantes que por tantos años la acompañaron? ¡Sin palabras ni respuestas!

María Eugenia, ¿es usted feliz?

“Como mujer y como constructora de una bella familia, soy multimillonaria; pero, respecto a mi profesión para la que nací y a la que he dedicado y dedico toda mi existencia, soy algo pobre.

“Ver a esos seguidores míos diciéndome ´la soprano de los 2 siglos´, el misterio del arte lírico cubano´ me enaltece; sin embargo, no ser reconocida como merezco por las autoridades de la cultura, me duele enormemente”.

¿Cómo quiere ser recordada María Eugenia Barrios?

“Primero, quiero morir cantando en el escenario ante mi público cubano; porque prácticamente moriré sin memoria, sólo un disco, sin fotos, sin videos, sin apenas entrevistas. ¿Quién me va a recordar?”

Su mirada se pierde en lontananza, las manos se posan en su regazo aparentemente tranquilas, su cabeza cual coposa nieve se yergue.

… Y a mí sólo me resta añadir que LA GRAN DIVA DE LA LÍRICA CUBANA sigue aquí, entre nosotros… ¡no pretendamos nunca obviar su luz!.

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Julita Osendi

Graduada de Periodismo en la Universidad de La Habana 1977. Periodista, comentarista deportiva, locutora y realizadora de más de 80 documentales y reportajes especiales. Entre mis coberturas periodísticas más relevantes se hallan 6 Juegos Olímpicos, 6 Campeonatos Mundiales de Atletismo, 3 Clásicos


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