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"Inventores y racionalizadores" cubanos con impresoras 3D ayudan a luchar contra el COVID-19

La prensa oficialista presenta la impresión en 3D como una manera de sustituir importaciones y burlar el embargo.

Ariel Bravo, uno de los llamados 'makers', es informático cuentapropista y trabajador de BioCubaFarma © Cubadebate
Ariel Bravo, uno de los llamados 'makers', es informático cuentapropista y trabajador de BioCubaFarma Foto © Cubadebate

Este artículo es de hace 3 años

Un grupo de lo que antaño se conocía como "inventores y racionalizadores", hoy rebautizados como makers cubanos, se han coordinado via Telegram para confeccionar equipos de protección que utilizan los profesionales de la salud de la isla en plena epidemia del coronavirus.

De la misma manera que ha sucedido en otros lugares del mundo, donde las impresoras 3D han colaborado con los sistemas de salud para la confección de diversos materiales de seguridad y piezas de alto coste, estos inventores cubanos se dedican a elaborar prótesis para niños, válvulas, viseras, y también piezas de repuesto a motos eléctricas y maquinaria industrial.

Un reportaje en la web oficialista Cubadebate informa de que alrededor de 200 miembros en todo el país han dedicado estos meses a confeccionar equipos de protección para médicos y enfermeras en alianza con las instituciones estatales.

Ya en abril, la prensa cubana reportó que un equipo del Centro de Estudio de Fabricación Avanzada y Sostenible (CEFAS), de la Universidad de Matanzas, creó un diseño en 3D para facilitar el ensamblaje de máscaras de protección que fue donado al personal médico que lucha contra el COVID-19 en los hospitales cubanos.

Ahora, un grupo de 30 personas con impresoras 3D se ha coordinado con otros programadores para colaborar con los profesionales de la salud.

Los primeros diseños de las viseras para los doctores fueron hechos por Abel Bajuelos, diseñador y músico, cuentapropista desde hace seis años y contratado por el Centro de Neurociencias de Cuba (CNEURO), que partió de prototipos fácilmente descargables de Internet.

Pero, a diferencia de otros países donde las viseras se hacían de un solo uso, en Cuba estas debían ser resistentes al agua, jabón y soluciones desinfectantes a base de alcohol y cloro.

Según el reportaje, ahora los cubanos las producen en aproximadamente 45 minutos utilizando el PLA, un termoplástico derivado del almidón, relativamente barato y de los más fáciles y rápidos para imprimir, suministrado por la Oficina Nacional de Diseño (ONDI).

El medio oficialista también cuenta que los programadores han recibido retroalimentación de doctores que están trabajando en unidades de cuidados intensivos (UCI) de todo el país y han modificado los diseños para adaptarlos a sus requerimientos. “Los primeros modelos, además de que demoraban horas en producirse, se empañaban. Los doctores nos dijeron que hacía falta ventilación arriba y se le incluyeron los cortes”, cuenta uno de los jóvenes implicados en el proyecto.

Cada vez que había algo que modificar, los makers se comunicaban via Telegram y había diseñadores esperando para solucionar el desafío en cuestión de horas.

Otro de los informáticos involucrados en el proyecto recuerda el encargo de salva-orejas, que terminó haciendo una muchacha cuya impresora era muy pequeña para las viseras, y que luego usó el presidente cubano Miguel Díaz-Canel.

Los jóvenes han trabajado también en el diseño de un arnés para máscaras de ventilación para niños y recién nacidos del pediátrico "Juan Manuel Márquez", en la capital cubana; el diseño de válvulas para respiración asistida en colaboración con Combiomed e hisopos para realizar las pruebas PCR.

Según relata el reportaje, en España varios propietarios de impresoras 3D que elaboraban esas válvulas fueron demandados por la empresa que las suministraba originalmente por no respetar la propiedad intelectual. El medio oficialista usa este ejemplo para defender una supuesta "soberanía tecnológica" y una lucha contra las supuestas limitaciones impuestas por el embargo económico de EE.UU. El gobierno cubano no suele respetar los convenios sobre propiedad intelectual, y la "piratería" es práctica habitual en la isla.

Ahorro en costo de almacenamiento, máquinas que se autorreplican a ellas mismas (las impresoras 3D pueden fabricarse con las mismas impresoras 3D), posibilidad de generar un producto de alto valor en cualquier provincia del país... son algunas de las ventajas del nuevo sistema tecnológico, según Cubadebate.

"Es virtualmente imposible bloquear bits con el uso de VPN y proxys, por lo que podríamos burlar el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos a Cuba", asegura el medio, que invita a "despojarse de la mentalidad importadora y fomentar el papel del prosumidor".

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Ernesto Hernández Busto

Periodista y ensayista cubano. Fundador del sitio Penúltimos Días.


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