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Denuncian que el cuerpo del adolescente ahogado en Gibara se descompuso por falta de transporte

A Lucio Enríquez, médico forense cubano que trabaja en el Servicio de Salud de Castilla La Mancha (España), no le sorprende que estas cosas pasen en Cuba: "El trato que se le da a las autopsias allá, sería como si fueran las autopsias de animales aquí".

Familiares y vecinos del adolescente ahogado el viernes en Gibara. © CiberCuba
Familiares y vecinos del adolescente ahogado el viernes en Gibara. Foto © CiberCuba

Este artículo es de hace 3 años

Familiares y amigos de Marlon Rafael Meriño Lizabett, alias Pipito, el adolescente de 16 años que fue hallado ahogado este sábado 12 de agosto en Gibara (Holguín), denuncian que se han quedado sin velorio. El cadáver fue trasladado al cementerio de Mayabe para practicarle la autopsia y cuando lo devolvieron a su pueblo ya estaba en descomposición y tuvieron que enterrarlo directamente.

La familia del fallecido suscribe al 100% el texto compartido en Facebook por Robert Dotres, que recoge una denuncia del "acto criminal perpetrado por los órganos de Instrucción Penal de la provincia de Holguín, al no llegar en el tiempo requerido a la morgue del Hospital Pediátrico, alegando no tener transporte, donde el cuerpo alcanza el estado de putrefacción".

Según explica Dotres, amigo de la familia, el cadáver fue trasladado a la morgue del cementerio de Mayabe, "dejado sobre un zinc, sin agua y bajo las luces del carro de Instrucción. Casi a ciegas lo prepararon y realizaron la supuesta necropsia", escribió en Facebook.

Post de Facebook denunciando que la familia no pudo velar al difunto. Foto: CiberCuba

"Al llegar a su pueblo de origen fue llevado directamente al cementerio y por su estado de descomposición tuvo que ser enterrado inmediatamente. Hechos criminales como estos no deben quedar impunes", añadió.

Esta versión de lo ocurrido fue confirmada a CiberCuba por un familiar directo del fallecido que añadió las circunstancias en las que desapareció su sobrino el viernes 11 de septiembre.

"Se tiró al mar a eso de las 3:00 pm. Los vecinos lo vieron pasar sobre esa hora. A él le gustaba pescar. Intentamos quitárselo (la afición al buceo), pero no pudimos. A eso de las seis o las siete de la tarde nos preocupamos, pero como su papá había venido a buscarlo, creímos que andaba con él. Aproximadamente sobre las diez de la noche llamaron al padre y dijo que no estaba con él. Entonces nos preocupamos y llamamos a la Policía. Los de la Cruz Roja fueron a buscarlo sin condiciones: en un simple bote, donde estaba su hermano con una lámpara. El pueblo, con sus celulares lo buscaba por toda la costa. Volvimos a llamar a la Policía ya que ni un solo policía había ido a nuestra casa a saber del caso. El carpeta que se encontraba de guardia el 11 de septiembre nos colgó el teléfono. No nos dejó ni hablar. Se llama Junior. A la una de la madrugada suspendieron la búsqueda".

"Iban a retomarla a las 6:00 am. Ni un policía se apareció a tomar nota de nada. El carpeta no reportó el caso", lamenta este familiar del fallecido.

El sábado 12 de septiembre, a las ocho de la mañana, unos pescadores vieron un pomo en el mar y se tiraron. A esa hora todavía no habían empezado la búsqueda. "Cuando lo levantaron estaba ahogado y lo sacaron los mismos del barrio porque no había nadie allí. Llegaron después", añade.

Fue entonces cuando le dijeron a la familia que enviarían el cadáver a Holguín para saber de qué había muerto. "Fuimos engañados porque no le hicieron nada", señaló.

En el momento de la publicación de esta información, nadie ha dado explicaciones a la familia por lo ocurrido ni ha asumido responsabilidad alguna. Lo peor, se queja este familiar del fallecido, es que "no es la primera vez que esto pasa en Gibara".

¿Es normal?

Lucio Enríquez Nodarse, médico forense cubano, que actualmente trabaja para el Servicio de Salud de Castilla La Mancha (España), aclara que el proceso de descomposición del cuerpo de una persona que muere ahogada es muy rápido por lo que es imprescindible conservarlo a bajas temperaturas para detenerlo un poco. "Los ahogados tienen más velocidad de descomposición en cuanto salen del agua a la tierra. Influye mucho el tiempo que hayan permanecido en el agua", señala en declaraciones a CiberCuba.

Aunque el doctor Enríquez Nodarse hizo la especialidad en Medicina Legal y Forense en la Universidad Complutense de Madrid (España), la carrera la estudió en Cuba y allí pudo visitar, en varias ocasiones, el Instituto Médico Forense de Boyeros. Por eso no le extraña que en el caso del adolescente de Gibara haya ocurrido lo que narra la familia. "Vi muchas autopsias allí. Aquí en España se hacen en espacios habilitados para eso, en condiciones. Diríamos que el trato que se le da a las autopsias en Cuba sería como si fueran las autopsias de los animales aquí".

A la pregunta de CiberCuba sobre si le parece normal lo que cuenta la familia, el doctor Enríquez Nodarse reacciona rápido: "Claro que no es normal. Pero si a los vivos no se les trata en Cuba de manera normal, qué esperas con los muertos", señala.

En España, insiste, "las autopsias médico-legales son autopsias serias y pertenecen a un proceso judicial, por tanto exigen un trato serio". En Cuba, se practican, muchas veces, en los cementerios de los pueblos, en un local que hay para eso. No sé si hasta allí va un especialista en Medicina Legal y Forense", concluye.

Por su parte, Alfonso Sánchez Hermosilla, forense del Instituto Anatómico de Cartagena (España), escritor y experto en Paleopatología, ha asegurado a CiberCuba que "no es normal que el cuerpo de un ahogado se descomponga tan rápido (como el de este caso de Gibara). Los cadáveres en el agua no se pudren, se saponifican. Es casi una momificación húmeda en vez de seca. La única firme de que todo ocurra tan rápido es que el cadáver esté al sol, pero no en el agua".

"Yo estoy casi seguro de que esto es un error y llevaba más tiempo muerto o alguien está mintiendo. Estoy haciendo autopsias a cadáveres que aparecen flotando en el mar incluso año y medio. De hecho tuve un caso muy mediático que estuvo flotando en el mar dos semanas y se resolvió con la condena de los asesinos. Aquí (en Cartagena) en verano tenemos la misma temperatura del agua que en el Caribe. Eso no parece ser cierto", recalca a este diario.

¿Cómo se trata el cadáver de un ahogado?

Vicente Moreno es propietario de la Funeraria Calderón, en Melilla, una ciudad española ubicada en la costa norte de África. Por su experiencia sabe que los cuerpos de los ahogados se descomponen rápido, pero por norma general, se preparan con mimo para que la familia pueda darles el último adiós.

"El cuerpo lo preparamos con las técnicas de la Policía Sanitaria Mortuoria. Lo primero que hacemos es el proceso de taponado de las cavidades y luego echamos sales alrededor del féretro para que absorban los malos olores. A continuación se introduce el cuerpo en el ataúd y se pone a disposición de la familia, que decide si lo quiere velar o no", señala a CiberCuba.

Ahogamientos en Cuba

Un estudio publicado en la Revista Cubana de Higiene y Epidemiología detectó que entre 1987 y 2002 los ahogamientos y las sumersiones accidentales constituyeron la tercera causa de muerte en Cuba. Asimismo detectó una mayor incidencia en las provincias de Santiago de Cuba, Las Tunas, Holguín y la Isla de la Juventud.

En 2018 (últimos datos disponibles en el Anuario Estadístico de Salud) la tasa de ahogamientos y sumersiones accidentales en Cuba era de 2,2 por cada 100 000 habitantes, muy superior al 1,9 registrado en 2017.

Hace dos años fallecieron por ahogamiento y sumersiones accidentales en Cuba 244 personas (227 hombres y 17 mujeres). La mayoría de las víctimas del sexo masculino estaban en la franja de edad comprendida entre los 40 y los 59 años, mientras que del sexo femenino eran niñas de menos de 10 años.

De los 244 fallecidos, 38 estaban en la franja de edad de 10 a 19 años, en la que se sitúa el adolescente de 16 encontrado ahogado en Gibara, probablemente víctima de un 'blackout' (muerte cerebral repentina provocada por las altas presiones).

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Tania Costa

(La Habana, 1973) vive en España. Ha dirigido el periódico español El Faro de Melilla y FaroTV Melilla. Fue jefa de la edición murciana de 20 minutos y asesora de Comunicación de la Vicepresidencia del Gobierno de Murcia (España)


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